No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre. A veces uno cree que para hacer apostolado, para hablar de Dios, para evangelizar, hace falta saber mucha teología y tener muchas horas de oración a las espaldas. Bueno, realmente hacer apostolado y evangelizar es simplemente transmitir algo que sucede dentro de ti, transmitirlo desde la más absoluta sencillez, sin querer dar lecciones de moralidad a nadie y sabiendo que, en el fondo, quien va a tocar el corazón de la otra persona cuando tú le hablas es el Espíritu Santo, y no eres tú.
Permitidme que me autocite. Muchos días lees esta reflexión de vida y piensas que lo haces fenomenal. No, estoy convencido de que el Espíritu Santo puede ungir cada palabra que salga de mis labios, y es el Espíritu el que puede mover a alguien a decir: "Oye, pues esto me hace falta a mí, esto lo necesito, es verdad, tengo que perseverar, puedo perdonar". Es el Espíritu Santo quien mueve los corazones.
Por eso Jesús dice a sus discípulos: "No os preocupéis por lo que vais a decir, no hace falta que os preparéis cosas muy rebuscadas o muy alambicadas. Contad lo que vivís, contad lo que pensáis desde mí, transmitid lo que hay en vuestro corazón, porque ese es el mejor apostolado: el corazón que habla al corazón. El apostolado del que le importan los demás y, porque le importan, comparte lo más valioso, lo más bonito y lo que cree que les va a hacer más bien".
A veces, los sacerdotes no es que sean mejores o peores predicadores, sino que se nota cuando un sacerdote tiene ilusión y el Espíritu Santo unge esas palabras. Recuerdo hace años un sacerdote en la parroquia que, al principio, recién ordenado, no tenía ninguna facilidad para hablar, pero ponía tanto cariño que con dos cosas que decía la gente se le conmovía el corazón. Era el Espíritu Santo.
Por tanto, deja que el Espíritu Santo sea el que realmente utilice tus palabras. Nunca, cuando vayas a hablar de Dios, lo hagas desde ti. Incluso en un momento, sentado con los amigos tomando algo, con tus vecinas, con lo que sea, invoca en un instante por dentro al Espíritu Santo: "Espíritu Santo, pon en mis labios lo que tú quieras que yo diga, lo que les sirva, y sobre todo, toca el corazón de ellos".
La conversión no es por persuasión, la conversión no es por convicción, la persuasión no es por admiración. La conversión es un movimiento del Espíritu Santo que Dios da a aquellos que tienen un corazón sincero y que dejan actuar al Espíritu Santo en sus corazones. Por eso, no hace falta que te prepares grandes discursos. Es bueno que tengas formación, claro que es bueno que conozcas el evangelio y el catecismo, es muy bueno y muy necesario. Pero a la hora de hablar de tú a tú con alguien de Dios, no recurras a todo eso, recurre a lo que tú vives, a lo que tú crees, a lo que tú sabes que te ha salvado, y ese será el mejor discurso que hará en ti el Espíritu Santo.
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TIEMPO ORDINARIO
SpiritualEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...