El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Cuando el anciano Simeón le dijo a María y a José que ese niño iba a ser una bandera discutida, un signo de contradicción para que se vieran claras las actitudes de los corazones, quería decir precisamente que ante Cristo no cabe la indiferencia.
Por muchos "No, a mí me da igual, yo prescindo de Cristo", vamos a ver: o eres favorable, aunque no le sigas y te parezca bien todo lo que dice, o eres enemigo y atacas a Cristo y todo lo que Él defiende. Es decir, la defensa de los más pobres, vivir en la verdad, vivir en la justicia, una dimensión trascendental de la vida. En este sentido, no cabe la indiferencia.
Te voy a poner un ejemplo muy sencillo: si tú me ves por la calle un día y te digo que hay un perro rabioso suelto, no sigas caminando en esa dirección porque te lo vas a encontrar. Podrás hacerme caso y marcharte bien, o puedes decir "No, esto no es verdad" y seguir adelante, pero lo que no puedes hacer es quedarte parado sin hacer nada. Esa sería la postura más absurda.
Ante Jesucristo hay que posicionarse: Señor, yo creo en ti y, porque creo en ti, creo que eres el Hijo de Dios, te sigo, te escucho, intento obedecerte, recibo los sacramentos. Claro, también puede decir alguien: "Mira, Señor, evidentemente a lo mejor no hago todas esas cosas, pero sé que en ti hay algo divino y algo trascendente". Cuánta gente buena tenemos en casa, en la familia, que sabemos que es creyente incluso aunque no lo diga, que tiene los valores cristianos.
Jesús dice: "El que no está en contra nuestra es que está a favor". Tampoco vamos a pedirle a todos la perfección. Cómo me gustaría que mi hijo fuera todos los días a misa y que mi nuera también. Bueno, me gustaría, pero mira, mientras tengan la sintonía del amor en su corazón, mientras tengan la sintonía del servicio, mientras de algún modo sean sensibles a las inspiraciones que hace el Espíritu Santo, pues ahí está Dios, ahí está el Señor.
Decía San Juan años después de escribir su evangelio: "Todo el que ama ha nacido de Dios porque Dios es amor". Todo el que ama ha nacido de Dios. Y esto no es una excusa para no ir a los sacramentos, para no ir a misa. Claro que tenemos que ir, porque es allí donde cargamos las pilas, donde nos llenamos y comprendemos de dónde procede todo el bien. Pero, por lo menos, Dios es tan misericordioso que deja esa puerta abierta a los que no se atreven a seguirle de un modo completo.
En definitiva, en lo que a nosotros corresponde, es posicionarnos respecto a Jesucristo y decir: "Señor, yo no puedo ser indiferente a ti. Yo no puedo decir: 'Hoy no me apetece, hoy no rezo; hoy sí me apetece, hoy sí rezo', dependiendo de mis estados de ánimo o de las ganas que tenga". No, si Jesús es el Hijo de Dios, posiciónate estés bien o mal, tengas desgracias o alegrías, siempre cerca de Él y siguiéndole. Pero lo que no puedes hacer, por supuesto, es ponerte en contra.
Cuánta gente que se enfurece, que ataca, que es hiriente contra nosotros. Pues bueno, estamos a favor de Jesús y lo defenderemos, aunque a veces quedemos mal, aunque públicamente nos puedan decir algo. Ser coherentes, posicionarnos ante Jesús y hacer valer su presencia en la tierra.

ESTÁS LEYENDO
TIEMPO ORDINARIO
SpiritualeEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...