VENDE LO QUE TIENES Y SIGUE A CRISTO INCONDICIONALMENTE

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"Vende lo que tienes y sígueme. Todo el mundo quiere ser amigo de Cristo, todo el mundo quiere llevarse bien con Cristo, pero no todo el mundo quiere pagar el precio de la intimidad con Él. Nos encantaría que Dios fuera el Dios de lo fácil, el Dios del sentimiento, el Dios de pasarlo bien. Sin embargo, Jesús dice: 'Si quieres ser mi discípulo, tienes que ser como yo. ¿Te gustaría ser como yo?' Jesús dice: 'El que quiera ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo y que cargue con su cruz, igual que yo cargué con la cruz del mundo'. A este joven rico, que quería seguir a Jesús, Él le dice: 'Si me quieres seguir de verdad, si quieres ser mi discípulo, vende todo lo que tienes'. Es decir, deja de ser dependiente de las cosas materiales, porque conmigo vas a entrar en una nueva dimensión en la cual lo material ya no es lo más importante. Vender lo que tienes y dárselo a los demás significa poner las cosas que Dios te ha dado a disposición y al servicio de los demás.

Decía San Juan de la Cruz que a muchos les gustaría gozar de la resurrección de Jesús, de la luz de Jesús, de los dones de Jesús, pero no quieren pasar previamente por la espesura de la cruz. Nos gusta un cristianismo 'light', un cristianismo sin sufrimiento, un cristianismo en el que todo es bueno, un cristianismo de diversión y bienestar. Sin embargo, el Señor no nos quiere engañar. 'Si quieres seguirme, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, que tendrás un tesoro en el cielo, y sígueme'. Es decir, pisa por donde yo piso, camina por donde yo camino, vive lo que yo he vivido y acepta lo que yo acepto.

Nosotros no somos imitadores de Cristo como una fotocopia de otra hoja, pero que es diferente del original. Nosotros nos identificamos con Cristo, nos configuramos con Cristo, nos llenamos de Cristo y dejamos que sea Cristo quien viva dentro de nosotros. San Pablo decía muy bonito: 'Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí'. Por tanto, para que Cristo pueda vivir en mí, necesito vaciarme de todo lo que hay en mi corazón que sea un estorbo. Necesito dejarle espacio a Él para que sea el gran protagonista de mi vida.

Por eso, piensa: ¿Qué cosas hay dentro de ti, de cada uno de nosotros, que tal vez estorben la presencia de Cristo? ¿Qué cargas llevamos que impiden que Él reine en nosotros? Si, Señor, ¿cómo te voy a seguir si estoy más pendiente de cuatro tonterías que de Ti? Si estoy más pendiente de mi honra que de la tuya, si estoy más pendiente de mi bienestar que del tuyo. Y por eso, ¿cuántas cosas tendremos que vender? ¿Cuántas cosas tendremos que apartar para dejar que Cristo suceda en nosotros? La presencia de Cristo es mucho mejor que cualquier bien material. Decía San Juan de la Cruz que un solo acto de amor tiene mucho más valor que cualquier bien material precioso en el mundo.

Así estamos llamados, por supuesto que sí, a dejar que Cristo suceda en nosotros. Y para eso, debemos vender lo que tenemos y seguir a Cristo incondicionalmente, seguir a Cristo hasta el final."

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