Se puso de pie, increpó al viento y al mar, y vino una gran calma. Qué bonito es saber que Jesucristo no solo actúa en una dimensión espiritual. Mucha gente piensa que el cristianismo es pura espiritualidad y que lo bueno es la espiritualidad, mientras que lo material no es tan importante. No es así. Tan importante es lo corporal como lo espiritual. Dios nos hizo del barro de la tierra y sopló un aliento de vida.
Es importante saber que al Señor también le importa lo material, y creer que interviene en lo material. No solo interviene en mi corazón para que me convierta, intente ser mejor persona y vea con más claridad el significado de las cosas, sino que también interviene en la dimensión más física. Hoy, en esta escena de la tormenta en el mar de Galilea, cuando Jesús increpa al mar y al viento diciendo "Silencio, enmudece", y le obedecen, es porque el cosmos lo ha hecho Dios.
Las cosas creadas, el mar, cada gota de agua, cada brizna de una planta, cada golpe de viento, todo existe porque Él quiere que exista, Él lo ha hecho así. Y como es el autor y propietario, puede intervenir en cualquier momento y de la manera que Él quiera. Esto es maravilloso. Desde el principio de la historia, las personas sabían que existía un Dios porque toda la belleza de la naturaleza no podía ser obra de otro que de Él. De hecho, la iglesia sigue enseñando que, desde las cosas creadas, nos encontramos con el Creador.
El camino más sencillo para saber que hay un Dios que nos quiere y que nos ama es contemplar el cielo, el sol, las estrellas, los océanos, las barreras de coral, los montes, los arroyos. Toda la naturaleza es un cántico a la belleza de Dios, igual que un cuadro de Velázquez, Rubens o Goya hace referencia a su autor e incluso a su estado de ánimo. La creación hace referencia al orden y a la armonía que Dios quiere. Toda esa belleza que Dios puso en la creación material es la misma belleza que ha puesto también al crearte a ti, en tu dimensión material y en tu dimensión espiritual.
Los cánones actuales de belleza son, efectivamente, pesar no sé cuánto, medir no sé cuánto, pero los cánones de belleza de Dios no son los cánones de belleza de los hombres. Para Dios, la hermosura no está ni en la cara ni en el estilo del cuerpo. Dios no es pura matemática ni puras medidas concretas. La belleza que mira Dios es, por supuesto, la belleza del corazón, la belleza de un cuerpo que sirve para entregarse, para alabarle, para servir a los demás, para transmitir la verdad, para acariciar, para besar, para hacer el bien. Y la belleza de un alma, por supuesto, también acoge el amor de Dios, lo regala y lo transmite.
Por eso, le vamos a pedir a Jesús: Señor, sé tú también el dueño de toda mi dimensión corporal y de mi dimensión espiritual, que todo mi ser sea para el bien, que todo mi ser sea para los demás, que toda mi dimensión material y espiritual sea un cántico de alabanza a tu belleza. Porque del mismo modo que encuentro belleza en la creación, puedo encontrarla también en mí.
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TIEMPO ORDINARIO
SpiritualeEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...