EL VERDADERO SIGNIFICADO DE BUSCAR A JESÚS

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Les mandó que no lo descubrieran. En el evangelio que escuchamos hoy en la misa, Jesús hace muchas curaciones, muchas, pero curiosamente dice: "No lo contéis". Jesús no quiere pasar a la historia como un taumaturgo, en el sentido de un señor que es un curandero y que hace unas curaciones extraordinarias: los ciegos ven, los leprosos recuperan la carne sana, los que no pueden andar caminan. Esa curación que provocaba Jesús en la dimensión biológica o corporal era un reflejo de otra curación que se tenía que producir en la dimensión espiritual.

¿De qué te sirve tener un cuerpo perfectamente sano si luego tu espíritu está muerto y no tiene vida? Hoy en día, que hay tanto culto a la belleza corporal, lo veíamos hace unos días, los gimnasios están llenos de personas; la gente, a las 7 de la mañana, la ves paseando por todas las avenidas para tener la tripa bien o lo que sea. Sí, está muy bien que tengan el cuerpo sano. Pero, ¿y la mente? ¿Y el alma? Lo que somos por dentro, lo que no se ve. Por tanto, Jesús quiere actuar en lo escondido. Jesús no quiere hacer cosas tan visibles, tan claras y tan evidentes que al final la gente lo busque solo por los intereses físicos o de bienestar. Jesús quiere que lo busquemos por amor, y eso sí, como él nos quiere, quiere nuestro bien integral.

Tal vez hoy nos podríamos preguntar: ¿Hasta qué punto mi encuentro con Cristo, mi relación con Cristo, es por mi interés personal o es porque realmente tengo una relación con él de cariño? ¿Es una persona esencial en mi vida? ¿Cuento con él para todo? Sin él, mi vida no tendría la dimensión que tiene ahora, ni sería lo mismo, porque es una parte importantísima, por no decir la más importante de mi vida. Por tanto, no busques a Jesús porque te conviene, no busques a Jesús solamente porque te va a llevar al cielo, o porque te resuelve los problemas, o porque te puedes apoyar siempre en él. Todo eso está muy bien y es verdad: lo resuelve, está siempre contigo, te va a dar la vida eterna.

Pero Jesús, en un momento concreto, cuando multiplicó los panes, preguntó a la gente: "¿Por qué me buscáis? Porque os ha dado de comer". Buscad el alimento que no perece, y habló de la eucaristía como ese alimento que nutre para la vida eterna, porque en el fondo, Jesús nos ha creado para la eternidad, no solo para estos años que estamos aquí en la tierra, que son bonitos y difíciles. Sino que espera que recordemos siempre que lo que importa es la eternidad, lo que importa es lo que vamos a ser para siempre, que lo estamos decidiendo ahora. Esto, o lo tomamos muy en serio, o al final nuestra religión será una religión de un Dios al que le pido cuatro cosas que, a veces sí, a veces no me da, las concede. Pero en definitiva, una relación muy interesada para obtener de aquel que llamo mi amigo todos los favores que me hacen falta. Pero bueno, yo creo que ahí no tenemos que servirnos de Dios. Nos sirve, pero más que nada tenemos que desear servirle a él y a sus planes.

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