Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Hasta qué punto es importante la libertad del hombre. No olvidemos que la libertad que nos cualifica para amar tiene una cara, digamos, la otra cara de la moneda de la libertad es la responsabilidad. Por eso, nosotros, que Dios nos hizo libres, aquellos que hemos podido ejercer la libertad, Dios algún día nos juzgará. Pero no en el juicio de un juez que está encima de un podio y te mira examinando tus pecados a ver si te encuentra algo malo, no, sino que nos preguntará: ¿Qué has hecho con tu vida? ¿Dónde está el bien que has hecho? ¿Dónde está el mal que has hecho? Y efectivamente, lo que es el misterio del mal que has podido consentir o vivir, Él lo quitará.
Por eso Jesús utiliza esta parábola de que a los buenos se guardan en cestos y los malos los tiran. Es decir, todas las obras buenas que tú has hecho en tu vida por la gracia de Dios y por la gracia de Cristo, Dios las va a guardar, y todas las obras malas de las cuales estés arrepentido, pues evidentemente, Dios las va a eliminar, las echará fuera de ti. Ese es el misterio de la misericordia divina por el cual Dios quiere que eternamente seamos felices y que nuestro corazón quede purificado. Pero también es verdad que en el tiempo ya podemos empezar a hacerlo y podemos decir con sinceridad de corazón: "Señor, cómo siento haber hecho las cosas malas, cómo siento haber hecho daño, las omisiones que no he sabido amar como la gente se merece". Es bonito que tú ya de algún modo vayas viendo lo bueno y lo malo, porque no olvides que Dios te deja elegir. No te deja elegir a lo mejor ni las circunstancias de tu trabajo, ni donde naciste, ni enfermedades, pero sí te deja elegir qué valor dar a las cosas y qué significado darles.
A lo mejor hay personas que, viviendo la misma situación, unos dan gracias a Dios en ese momento y otros, sin embargo, se quejan de Dios. Todo depende de tu libertad y del significado desde la fe que quieras dar a las cosas. Pero ten esa seguridad de que Dios el mal que suceda en ti, si se lo entregas, por supuesto lo va a desintegrar en su misericordia, y todo el bien que reconozcas que ha sucedido porque tú lo has aceptado y querido realizar, que en definitiva es obra de su gracia, también quedará grabado en ti. Ante esto no queda más que decir: Dios mío, gracias. Gracias por la vida, gracias por la libertad, gracias porque he sabido amar, he querido amar. Gracias porque si he hecho algo malo tú inmediatamente lo olvidas y lo desintegras en tu misericordia.
Entonces te das cuenta que nosotros los creyentes, los cristianos, tenemos una imagen de un Dios que nos quiere de verdad, que se implica con nosotros de verdad y que nos quiere purificar para la eternidad. Por eso, piénsalo, que tarde o temprano nos encontraremos con aquel que nos quiere y con aquel que quiere, por un lado, agradecer todas las obras buenas y, por otro lado, desintegrar las malas en su misericordia.
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TIEMPO ORDINARIO
EspiritualEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...