ILUMINANDO EL MUNDO: NUESTRA MISIÓN COMO DISCÍPULOS DE CRISTO

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Vosotros sois la luz del mundo. Qué importante es la luz. Qué importante es no vivir en tinieblas, en sombras, en esas medias claridades que nos pueden hacer tropezar. Y, claro, cuando el Señor se refiere a sus discípulos y dice "vosotros sois la luz del mundo", nos está diciendo claramente que, a pesar de nuestras debilidades y torpezas, somos un punto de referencia en lo ético, en la dimensión trascendente para los demás.

No son muchas las personas que se declaran creyentes; son muchas menos las que se declaran practicantes. Pero aquellos que, por la misericordia de Dios, se nos ha concedido el don de creer y el don de vivir los sacramentos, intentando hacer vida la fe, la gente nos mira con lupa. Sí, y eso es bueno y malo. Primero, ven nuestras debilidades y que somos maniáticos, que tenemos los pecados de casi todo el mundo. Pero es bueno porque ellos también se dan cuenta de que tenemos una confianza, que tenemos una esperanza, que tenemos un vínculo con lo trascendente que cambia completamente el significado de la vida.

De hecho, ¿cuántas veces nos pasa que alguien nos dice "tú que rezas, por favor, reza por mí"? O nos hablan de la abuela que es tan piadosa o el abuelo que rezaba tanto. Bueno, pues en el fondo nos da envidia y nos gustaría un poco ser como ellos. Claro, porque la gente quiere, en el fondo, tener esas seguridades de la eternidad, quiere vivir la experiencia de una comunión con Dios. Y en ese sentido, sí podemos ser una referencia para los demás, no porque seamos muy buenos, no porque no tengamos defectos, que los tenemos, repito, igual que todo el mundo, sino porque dentro de nosotros comienza la eternidad. Hay un principio eterno, una confianza en la vida eterna, una confianza en la oración y, sobre todo, porque tenemos la gracia de los sacramentos. Podemos confesarnos, podemos recibir la Eucaristía, la santa unción, y eso te reconforta y te llena. El don que te dan los sacramentos no existe nada en la tierra que te lo pueda dar. Y por eso, sí, somos la luz del mundo y estamos llamados a que la gente se replantee su vida y sus relaciones con Dios cuando nos vea.

Decían que el cristianismo no se expandió por convicción, sino que se expandió por atracción. Porque los primeros paganos, cuando veían a los cristianos, decían "cómo se quieren", y les parecía un modo de vida atractivo, un modo de vida bonito, un modo de vida envidiable en el buen sentido de la palabra. Ojalá que todos tuviéramos esa fuerza que tuvieron los primeros cristianos en medio de una sociedad pagana, una sociedad cruel, una sociedad con clases y esclavos. Apareció el cristianismo y dio una nueva visión del significado de la vida.

También nosotros ahora tenemos que dar esa visión, defendiendo a los no nacidos, defendiendo a los ancianos, defendiendo a los migrantes, defendiendo a tanta gente que está sufriendo. Viviendo lo que vivieron los primeros cristianos, ese amor de Dios en la debilidad, a los débiles, que somos nosotros los primeros. Por tanto, sí, somos la luz del mundo.

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