AYUNAR POR AMOR: EL CAMINO HACIA LA LIBERTAD INTERIOR Y LA PUREZA DEL CORAZÓN

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"Les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán." Fijaos que el ayuno siempre ha sido una práctica común en todas las culturas y civilizaciones. Pero mientras que en algunas, por ejemplo en la nuestra, la gente ayuna para tener un buen físico, para tener una buena salud, y evita comer comida procesada o alimentos con mucho colesterol, lo cual está bien para el bienestar material, los cristianos ayunamos por amor. Por eso, cuando Jesús habla del ayuno, siempre lo vincula al esposo. ¿En qué sentido ayunamos por amor? El ayuno es renunciar no solamente a la comida; también es renunciar a ciertas comodidades, a querer siempre salirnos con la nuestra. Ayunamos de críticas, ayunamos de juicios. ¿Por qué? Porque queremos amar con un corazón limpio.

Sabemos que el corazón que está lleno, como lo veíamos ayer, de cosas superfluas, de cosas incluso negativas, oscuras o malas, se va endureciendo y estropeando. Queremos tener un corazón libre, un corazón limpio, para saber amar a Dios y a los demás como ellos necesitan ser amados. Entonces, efectivamente ayunamos. Y no solo lo hacemos los viernes de Cuaresma o en Adviento, que también son días penitenciales en los que se nos invita a hacer un poco más de ayuno, sino que ayunamos en la medida de lo posible, siempre. Ayunamos de todo aquello que pueda apartarnos de Dios, que pueda apartarnos de los demás, o que nos haga daño.

No me refiero solamente a las cosas objetivamente malas. ¿Cuánta gente no sabe ayunar del móvil y, al final, tiene unas dependencias y adicciones a ese aparatito que son increíbles? ¿Cuánta gente es incapaz de ayunar de su serie preferida y, pase lo que pase, tiene que verla a como dé lugar? ¿Cuánta gente es incapaz de ayunar de ciertas cosas que, aunque tienen su razón de ser, nos pueden convertir en verdaderos esclavos?

Por eso, sí, cuando ayunamos por amor, Dios nos da la gracia para hacer un ayuno del corazón, un ayuno profundo, en el que efectivamente conseguimos la verdadera libertad: la libertad para ser nosotros mismos, la libertad para no tener que hacer lo que nos digan que hagamos, para no ser esclavos de las modas, para no ser esclavos de un espíritu mundano que nos empuja a hacer cosas que, al final, son un poco absurdas cuando ya perdemos el control sobre ellas.

Hoy en día, en este sentido, somos personas esclavas de las necesidades innecesarias. Hemos convertido en necesarias cosas que realmente no lo son, y a veces creemos que no podemos vivir sin esto o aquello. Atención, que hay que distinguir entre lo importante, lo necesario, lo superfluo y lo inútil.

Entonces, efectivamente, cuando ayunamos por amor, el Señor nos dará su gracia, transformará nuestro corazón, y seremos libres para amar de verdad.

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