Todo el que pide, recibe. En octubre, siempre en torno al día 5, la Iglesia, desde antiguo, celebraba lo que se llamaban "las rogativas": días de dar gracias, de pedir perdón y de aplicar ayuda. Por eso, antiguamente se realizaban en tres días distintos. Hoy, la Iglesia nos invita a vivirlo en una única celebración, porque es el modo en que la fe interpreta el paso del tiempo.
Cuando miramos hacia atrás, hacemos fundamentalmente tres cosas. La primera es pedir perdón: "Señor, te pido perdón. A lo largo de mi vida, a lo largo de este curso, ¿cuántas cosas habré hecho mal? Muchas. Pero tú eres el Dios de la Misericordia, el Dios del perdón, y por tanto, confiadamente, me pongo en tus manos."
Lo primero que hacemos, efectivamente, es arrepentirnos de lo que, consciente y voluntariamente, no hemos hecho bien.
En segundo lugar, agradecer: "Señor, a pesar de que soy tan débil, han pasado cosas tan buenas, tan bonitas, tan importantes, incluso las dolorosas, las difíciles, las que me han roto, incluso las desgracias. Señor, desde la fe hago lo que dice el prefacio de la misa: 'En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar'."
Pedir perdón, agradecer, y en tercer lugar, suplicar: "Señor, porque yo no puedo decirte lo que tiene que pasar en el futuro. Te digo lo que me gustaría, pero no sé qué será, si será una cosa u otra. Solo tengo una seguridad: que pase lo que pase, tú vas a estar conmigo."
Cuando pedimos a Dios, por eso Jesús dice "Pedid y se os dará", en el fondo lo que estamos pidiendo es: "Dios mío, que tú estés, que me acompañes, que me sostengas, que me ilumines y me ayudes, porque si no, efectivamente, ¡qué difícil es vivir así!"
Qué difícil es vivir sin saber qué quiere Dios o qué será, pero tengo la certeza de que, pase lo que pase, Dios estará conmigo.
Así vemos cómo pasa el tiempo, pasan los años, pasa la vida. Y nos damos cuenta de que no todo ha sido perfecto, que no todo ha salido bien, pero que todo ha sido bueno cuando se ha vivido en la gracia de Dios. Decía San Pablo: "Para los que aman a Dios, todo es para bien" (omnia in bonum).
Por eso pedimos perdón, agradecemos y suplicamos.
El tiempo pasa y se acerca la eternidad. Esto es muy importante. No vamos a estar aquí siempre. A veces se nos olvida. Hay gente que vive como si todo tuviera que pasar aquí. No, no. El tiempo tiene su sentido. El tiempo es el momento de elegir, de tomar decisiones, de ser nosotros mismos, pero desde la fe. Porque si no vivimos desde la fe, los acontecimientos nos pueden llevar a la desesperación, a la desolación, y a decir: "¡Qué vida tan inútil, tan amarga, me ha tocado vivir!"
Ante esto, decimos: "Perdón, Señor. Gracias, Señor. Ayúdame, Señor."
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TIEMPO ORDINARIO
SpiritualEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...