LA DUREZA DEL CORAZÓN Y LA PERMANENCIA DEL AMOR CRISTIANO

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Por la dureza de vuestro corazón, Moisés permitió repudiar a la mujer, pero al principio no fue así. Fijaos que la Iglesia, siempre siendo fiel a las palabras de Cristo, recuerda que el proyecto matrimonial no es un proyecto para, de algún modo, satisfacer mis necesidades, ni para estar a gusto en la vida o tener compañía. Es un proyecto para reproducir los rasgos del amor de Dios en el corazón del hombre.

Hoy vivimos en una sociedad que se dice líquida, en la que lo eterno, lo permanente y lo irreversible no nos gusta porque nos da miedo. La Iglesia Católica sigue proponiendo la familia cristiana como una unidad estable, que nace del amor esponsal, abierto a la vida y con un afán de perdurar para siempre. Por eso, es la dureza del corazón la que rompe las familias; es la dureza del corazón la que hace que, efectivamente, también en tiempos de Moisés se cristalizara el fenómeno del divorcio, pero por permisión de un horror terrible.

Vivimos en una sociedad en la que, en estos momentos, mucha gente se ríe de los que se casan. "¿Cómo te vas a casar para siempre? ¡Qué tontería! Es inútil o imposible". No obstante, yo creo que si vivo mi familia desde la dimensión sobrenatural, si la vivo desde la fe, apoyándome en la gracia y queriendo que el amor de Dios suceda en mí, ese amor no va a terminar nunca. Evidentemente, el amor hay que cultivarlo, hay que luchar por él, hay que sufrirlo. Y, efectivamente, un matrimonio es cosa de tres: Dios, el hombre y la mujer. Cuando uno de los dos se niega a la gracia y no quiere ese proyecto, el otro queda desconcertado. Pero siempre es un horror, cualquier fractura familiar es un horror. Aunque, efectivamente, Dios sigue dando la gracia a los que quedan en la familia para salir adelante.

Nosotros seguimos creyendo que es posible el amor de Dios en la tierra. De hecho, la Iglesia enseña que el Sacramento del Matrimonio es un signo del amor de Cristo por su Iglesia. Es una señal que nos muestra que es posible un amor irreversible, un amor gratuito, un amor que perdona, un amor que respeta, un amor que comprende, un amor que sufre. Todas estas son cualidades del amor cristiano que es posible vivir en la tierra. Por eso, nunca renunciaremos a hacer esta propuesta, por más que digan que hay otros modelos alternativos. Serán modelos alternativos, pero no son modelos cristianos; no es el plan de Cristo.

Hoy, le pedimos al Señor por todas nuestras familias, especialmente por aquellas que están atravesando dificultades, por aquellos que tienen miedo a perseverar, que tienen miedo a equivocarse, para que miren a Cristo crucificado y resucitado, y encuentren en Él la dirección para tomar la decisión de ser fuertes y no cansarse en el amor.

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