El primer entrenamiento fue intenso. Yara se esforzó al máximo para impresionar, sabiendo que esta era su oportunidad de demostrar que pertenecía a ese nivel. Durante los ejercicios, Mapi y Ona se mantuvieron cerca, dándole indicaciones y animándola cada vez que hacía algo bien.
Sin embargo, lo que más ocupaba la mente de Yara era la actitud distante de Alexia. A pesar de ser la capitana, apenas le dirigía la palabra. Yara notó cómo Alexia daba instrucciones a otras jugadoras, les ofrecía consejos y se aseguraba de que todas estuvieran integradas. Pero cuando se trataba de ella, las interacciones eran mínimas y formales.
Durante los ejercicios, Yara intentaba concentrarse en su rendimiento, pero no podía evitar que su atención se desviara hacia Alexia. La capitana siempre estaba ahí, observando, guiando a las demás con una presencia que irradiaba confianza. Sin embargo, cada vez que Yara esperaba recibir un consejo, un comentario, algo, Alexia se limitaba a lo mínimo.
Era como si la capitana estuviera marcando una distancia deliberada, y eso comenzaba a afectar la confianza de Yara. Se preguntaba si había hecho algo mal, si no estaba a la altura, o si simplemente no quería saber nada de ella.
Al terminar el entrenamiento, mientras se dirigían al vestuario, Yara trató de sacarse esos pensamientos de la cabeza. “Tal vez solo necesita tiempo”, pensó, intentando convencerse. Pero la duda seguía ahí, persistente.
Alexia
Desde el otro lado del campo, Alexia no perdía de vista a Yara. Observaba cada uno de sus movimientos, notando la precisión y la fuerza con la que se desenvolvía en los ejercicios. No había duda de que Yara era una jugadora excepcional. Pero en lugar de admirarla abiertamente como hacía con las demás, se encontraba luchando contra una sensación de… ¿celos? No, no era eso. Era algo más complejo, algo que la hacía sentir vulnerable.
“Es solo porque es nueva”, se decía una y otra vez, tratando de racionalizar su comportamiento. Sin embargo, sabía que no era cierto. Había algo en Yara que la descolocaba, algo que la hacía sentir expuesta. Y cuanto más intentaba ignorarlo, más presente se volvía.
Cuando terminó el entrenamiento, se dirigió al vestuario con las demás, intentando sacudirse esa sensación incómoda. Pero mientras Yara se acercaba a su taquilla, justo al lado de la suya, sintió un nudo en el estómago. No podía evitarlo; cada vez que estaba cerca de ella, su control habitual se tambaleaba.
—Buen trabajo hoy —dijo Alexia finalmente, rompiendo el silencio.
No era mucho, pero era lo máximo que podía ofrecer sin sentirse demasiado expuesta. Yara la miró, sorprendida, y le devolvió una sonrisa tímida.
—Gracias. Estoy intentando dar lo mejor de mí —respondió Yara.
Alexia asintió, aunque en su interior, la confusión continuaba creciendo.

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𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔
عشوائيYara, una jugadora de fútbol poco conocida, se une a la selección española, deseando conocer a sus mayores inspiraciones, pero encuentra a Alexia Putellas muy distante con ella. A medida que Yara busca su lugar en el equipo, descubre que la frialda...