Capitulo 51

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Al día siguiente, Yara y Alexia se despertaron juntas, sintiéndose renovadas y emocionadas por la idea del viaje a la montaña. Después de un desayuno relajado y una charla animada sobre cómo sería la escapada, ambas se pusieron a planear. Investigaron opciones para alquilar una cabaña, prepararon listas de lo que necesitarían llevar y hablaron sobre las actividades que querían hacer: senderismo, observación de estrellas y simplemente disfrutar del tiempo juntas.

El proceso de planificación se llevó a cabo con risas y entusiasmo, y las preocupaciones de Alexia sobre el mensaje de Raúl parecieron desvanecerse por un momento. Sin embargo, mientras estaban en medio de la planificación, Alexia no pudo evitar pensar en el mensaje que había recibido la noche anterior. Decidió que era el momento adecuado para resolverlo y ver de qué se trataba.

—Voy a revisar ese mensaje —dijo Alexia, cogiendo su móvil y viendo a Yara con una expresión que intentó mantener neutral—. Un momento.

Yara asintió, comprendiendo la necesidad de Alexia de aclarar sus pensamientos. Mientras Alexia leía el mensaje, Yara aprovechó el momento para preparar un poco de café para las dos.

El mensaje de Raúl decía:

“Hola Alexia, sé que esto puede parecer sorprendente, pero he estado pensando mucho en nuestro último encuentro y en lo que pasó. Necesito hablar contigo sobre algo importante que he descubierto. ¿Podemos vernos? No te preocupes, solo quiero aclarar las cosas. Por favor, contéstame.”

Alexia frunció el ceño al leer el mensaje. El tono era serio, y el hecho de que Raúl quisiera hablar con ella la inquietaba. Sabía que Raúl había sido un buen amigo en la universidad, pero también sabía que su relación había terminado de manera abrupta. Preguntarse si había algo más detrás de este mensaje la perturbaba.

Decidió responder:

“Hola Raúl, entiendo que quieras hablar. Estoy ocupada en este momento con algunos planes, pero estaré libre el fin de semana. ¿Podemos vernos entonces? Hablamos.”

Con el mensaje enviado, Alexia dejó su teléfono a un lado y se dirigió a donde Yara estaba preparando el café. La expresión en su rostro revelaba una mezcla de preocupación y alivio.

—Ya está —dijo Alexia—. Le dije que podríamos vernos el fin de semana. Ahora, volvamos a nuestro plan para la montaña. ¿Qué más deberíamos considerar?

Yara notó la incomodidad en el rostro de Alexia y la miró con preocupación, pero decidió no insistir más por el momento. En cambio, se centró en mantener la conversación ligera y animada mientras discutían sobre los detalles del viaje.

Las siguientes horas pasaron en un agradable ajetreo de preparativos. Hicieron una lista de provisiones, decidieron qué ropa llevar y empezaron a preparar algunas cosas que ya tenían en casa. La emoción por la escapada crecía, y Yara se sentía contenta de ver a Alexia más animada.

El día antes del viaje, Alexia se encontró con Raúl en un café tranquilo en el centro de la ciudad. Sabía que no podía evitar el encuentro, pero trató de mantener la mente abierta. Raúl llegó puntualmente y se sentó frente a ella, mostrando una expresión seria pero no hostil.

—Gracias por encontrarte conmigo —comenzó Raúl—. No sabía cómo decir esto, pero he estado pensando en la última vez que hablamos, y he descubierto algo que creo que es importante saber para ti.

Alexia lo miró con atención.

—¿Qué es tan importante? —preguntó, manteniendo la calma.

Raúl respiró hondo antes de hablar.

—Recibí una información reciente que podría afectarte a ti y a tus proyectos. Me enteré de algo que involucra a alguien que ha estado intentando manipular la información que tú manejas en tu empresa. No sé todos los detalles, pero es una situación seria.

Alexia se quedó en silencio, asimilando la información. Sabía que Raúl no era de hacer este tipo de cosas sin razón, y el hecho de que lo estuviera haciendo ahora indicaba que había algo relevante detrás de todo esto.

—Gracias por decírmelo —dijo Alexia finalmente—. ¿Tienes más detalles o solo esto?

Raúl sacó un pequeño sobre de su bolso y lo puso sobre la mesa.

—Esto es todo lo que tengo por ahora, pero creo que deberías investigar más a fondo. Puede que necesites ayuda profesional para resolverlo. No quiero que eso te cause problemas.

Alexia tomó el sobre y asintió, agradecida.

—Lo haré. Gracias por tu sinceridad, Raúl. Te llamaré si necesito más información.

Después de una conversación breve, Raúl se despidió y Alexia volvió a casa con una mente agitada. Sabía que el viaje a la montaña era una oportunidad para desconectar, pero también comprendía que ahora tenía una responsabilidad adicional: investigar la información que Raúl le había proporcionado.

Al llegar a casa, encontró a Yara esperando con entusiasmo para empezar el viaje al día siguiente. Alexia intentó ocultar su preocupación, pero Yara notó que algo no estaba del todo bien.

—¿Todo bien con Raúl? —preguntó Yara, con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Sí, solo tenía algunas cosas que hablar —respondió Alexia, tratando de sonar tranquila—. No te preocupes, es algo que puedo manejar.

Yara asintió, confiando en la respuesta de Alexia y dejando que el ambiente alegre del próximo viaje ocupara su mente. Las dos se prepararon para irse a la cama temprano, emocionadas por la mañana siguiente.

El viaje a la montaña prometía ser un tiempo de renovación y conexión, pero el asunto con Raúl lo hacía claro: había desafíos que enfrentar aún. Sin embargo, Alexia y Yara estaban decididas a aprovechar al máximo su tiempo juntas, mientras enfrentaban lo que el futuro les deparaba.

𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora