Capitulo 42

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Yara y Alexia se dirigieron hacia el coche después de la visita al médico y el entrenamiento. Mientras Alexia conducía, el suave ruido del motor y el sol de la tarde creaban una atmósfera tranquila. Yara, aún sintiendo el alivio de la visita al médico, miraba por la ventana con una sonrisa en el rostro.

Alexia, manteniendo su atención en la carretera, rompió el silencio con una pregunta casual:

—Entonces, ¿cómo fue la visita con el médico? ¿Todo bien?

Yara giró hacia Alexia con una expresión relajada.

—Sí, todo bien. El médico dijo que el moratón es bastante grande, pero no hay nada grave. Solo necesito unos días de reposo para reducir la inflamación.

Alexia frunció el ceño con preocupación, pero su voz era tranquilizadora.

—¿Y cuánto tiempo te va a llevar recuperarte completamente?

—Unos días, creo —dijo Yara—. Me recomendó evitar cualquier tipo de contacto físico en los primeros días cuando vuelva a entrenar. Así que, por ahora, me toca descansar y dejar que el cuerpo haga su trabajo.

Alexia asintió, aunque su mirada reflejaba un leve rastro de preocupación.

—Me alegra que no sea nada serio. Aunque, la idea de no poder entrenar te debe estar matando.

Yara se rió y se estiró en el asiento del coche.

—Un poco, sí. Pero la verdad es que también estoy disfrutando del descanso forzado. No puedo negar que una parte de mí está un poco aliviada de no tener que preocuparme por los entrenamientos durante unos días.

—Bueno, eso es un alivio. A veces, un descanso no viene mal para recuperar energías —dijo Alexia—. Además, así podemos pasar más tiempo juntas, lo cual no es tan malo.

Yara le sonrió con cariño y estiró la mano para tomar la de Alexia.

—Eso me gusta. Y, por cierto, gracias por estar a mi lado durante todo esto. Significa mucho para mí.

Alexia apretó la mano de Yara con una sonrisa cálida.

—Siempre estaré aquí para ti, en los buenos y malos momentos. Eso es lo que hacemos, ¿no?

—Exactamente —dijo Yara, dándole un guiño—. Y ahora, vamos a disfrutar de la cena con las chicas.

Cuando llegaron al garaje de su casa, Alexia aparcó el coche y ambas salieron. En el camino hacia la entrada, las risas comenzaron a brotar, y el ambiente se llenó de una alegre anticipación para la cena.

Una vez en casa, se pusieron manos a la obra para prepararse para la noche.

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Ambas estaban en plena fase de preparación para la cena especial. En la habitación, Alexia estaba probándose un vestido azul marino, mientras se aplicaba un maquillaje sencillo pero sofisticado. El vestido resaltaba sus curvas de manera elegante, y Alexia tenía un aire de confianza mientras se miraba en el espejo.

En el baño, Yara se estaba preparando con esmero. Se puso un mono negro que le ajustaba perfectamente y, después de hacer unas trenzas en su cabello para mantener los mechones rebeldes a raya, se aplicó un maquillaje ligero que hacía que sus ojos brillaran sutilmente. Cuando terminó, se miró en el espejo, satisfecha con el resultado, y salió del baño con una mezcla de emoción y nerviosismo.

Al abrir la puerta del baño, Yara se encontró con Alexia, que estaba justo frente al espejo, organizando sus accesorios. Cuando Alexia levantó la vista y vio a Yara, su expresión cambió de sorpresa a admiración pura. Se quedó mirándola embobada, sin poder ocultar el asombro en sus ojos.

—¡Wow! —exclamó Alexia, sonriendo ampliamente—. Estás increíble.

Yara, un poco sonrojada por la atención, se acercó a Alexia, buscando su opinión sincera.

—¿En serio? No sé, me siento un poco… insegura. ¿Cómo me ves?

Alexia se acercó a ella con una expresión cálida y amorosa. Le tomó el rostro con sus manos, mirándola a los ojos con ternura.

—Eres perfecta —dijo Alexia—. Estás radiante. El mono negro te queda a la perfección y el maquillaje resalta el color de tus ojos. No podría dejar de mirarte.

Yara sonrió, sintiéndose más segura con las palabras de Alexia. Luego, su mirada se detuvo en el vestido azul marino que Alexia llevaba, un vestido que le quedaba impecablemente bien.

—¿Y tú qué? Estás deslumbrante —dijo Yara—. Ese vestido te queda perfecto.

Alexia sonrió, claramente complacida con el cumplido. Se dio una vuelta lentamente para que Yara pudiera apreciar cada detalle del vestido.

—Gracias. Estaba esperando a ver qué te parecía. Me alegra que te guste. Aunque, si te soy sincera, me siento un poco nerviosa por lo que la gente pueda decir.

Yara se acercó a Alexia y le tomó la mano, dándole un suave beso en la mejilla.

—No tienes que preocuparte por eso. Nos vemos fantásticas y eso es lo que importa. Ahora vamos a disfrutar de la noche.

Con las últimas palabras de Yara, ambas se prepararon para salir. Alexia se dirigió al coche, y Yara la siguió, sintiendo una mezcla de emoción y anticipación.

Durante el trayecto hacia el restaurante, Alexia conducía con una sonrisa en los labios, mirando de vez en cuando a Yara con una mirada llena de cariño.

—Sabes, —dijo Alexia en tono juguetón—, hoy mucha gente va a estar mirándote por lo guapa que estás. Voy a tener que competir para ser la que más te mire, porque la gente seguramente no podrá apartar la mirada de ti.

Yara rió ante la broma, disfrutando de la ligera competencia que proponía Alexia.

—A ti si que te van a mirar y, si es una competencia, me estoy preparando para ser la ganadora. Aunque, para ser honesta, me parece que tu mirada es la que realmente quiero ganar.

Alexia le echó una mirada de sorpresa, y su sonrisa se amplió.

—¿De verdad? ¿Y cómo piensas lograr eso?

—Solo teniendo en cuenta que de todas las miradas que pueda recibir esta noche, la tuya siempre será mi favorita —respondió Yara, sonriendo con ternura.

Alexia se sonrojó un poco, pero no pudo evitar sonreír aún más al escuchar las palabras de Yara.

—Esa es una gran estrategia —dijo Alexia—. Creo que tienes una ventaja en esta competencia.

Justo cuando terminaron de hablar, llegaron al restaurante. Alexia estacionó el coche frente a la entrada, y antes de que se bajaran, Yara se inclinó hacia Alexia y le dio un corto pero dulce beso.

Se bajaron del coche, y Alexia no pudo dejar de sonreír ante las palabras de Yara. Al entrar al restaurante, encontraron que eran de las primeras en llegar, lo que les permitió relajarse y disfrutar de un momento tranquilo antes de que llegaran el resto de las compañeras. La noche prometía ser especial, llena de risas, cariño y celebración.

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¿Que si he gritado cuando Yara dijo que la mirada de alexia era su favorita? Obvio que sí.
Os aviso que durante este siguiente mes no creo que esté muy activa por los exámenes y demás, pero intentaré tener un poco de tiempo para escribir algo🙂🔫

𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora