Mientras Yara dormía en los brazos de Alexia, la película continuaba en la televisión, pero Alexia apenas le prestaba atención. Sus pensamientos estaban enfocados en la sensación de tener a Yara a su lado nuevamente, un alivio que no había sentido en días. Sabía que todavía quedaban cosas por resolver, pero en ese momento, el simple hecho de estar juntas era suficiente.
Horas después, Yara se despertó lentamente, sintiendo la calidez del cuerpo de Alexia junto al suyo. Se estiró un poco y levantó la cabeza, encontrando a Alexia mirándola con una sonrisa tierna.
—¿Qué hora es? —preguntó Yara, todavía un poco adormilada.
—Cerca de la medianoche —respondió Alexia, acariciándole el cabello suavemente—. Te quedaste dormida hace un buen rato.
Yara sonrió y se acurrucó de nuevo, disfrutando de ese pequeño momento de paz. Sin embargo, la tranquilidad del momento fue interrumpida por el sonido de un mensaje en el móvil de Alexia. Ambas se miraron con curiosidad, y Alexia extendió la mano para coger su móvil, que estaba en la mesa de al lado.
Al desbloquearlo, vio un mensaje de una persona inesperada: Raúl, un antiguo amigo de la universidad. Alexia frunció el ceño, preguntándose por qué Raúl la contactaría a estas horas. Sin embargo, decidió no abrir el mensaje en ese momento y dejó el móvil de vuelta en la mesa.
—¿Todo bien? —preguntó Yara, notando la expresión de Alexia.
—Sí, solo un mensaje de alguien que no esperaba. Nada importante —respondió Alexia con una sonrisa tranquilizadora.
Yara asintió, pero no pudo evitar notar la sombra de preocupación en los ojos de Alexia. Decidió no preguntar más por el momento, pero la curiosidad seguía latente.
—Oye, Alexia, estuve pensando… —comenzó Yara, cambiando de tema mientras se incorporaba un poco para mirarla—. Creo que deberíamos tomarnos un tiempo para nosotras, lejos de todo. Como una especie de viaje para reconectarnos y alejarnos del estrés.
Alexia pareció considerar la idea, sus ojos brillando con interés.
—Eso suena… increíble, en realidad. Un lugar donde podamos estar solas, sin distracciones, solo nosotras dos.
—Exactamente —asintió Yara, emocionándose con la idea—. ¿Qué te parece un pequeño viaje a la montaña? Podemos alquilar una cabaña y pasar unos días desconectadas, rodeadas de naturaleza.
—Me parece perfecto. No puedo pensar en nada mejor que estar contigo en un lugar así —dijo Alexia, sonriendo con calidez—. Además, siempre he querido ver las estrellas desde la montaña. Podría ser nuestra oportunidad.
Yara sonrió, sintiendo cómo la emoción comenzaba a crecer dentro de ella. La idea de un viaje juntas no solo les daría la oportunidad de reconectar, sino también de crear nuevos recuerdos, alejadas de cualquier cosa que pudiera interferir en su relación.
—Perfecto entonces—concluyó Yara, cogiendo la mano de Alexia y apretándola con cariño—. Mañana mismo empezamos a planearlo.
Alexia asintió, contenta con la idea. Pero mientras Yara se recostaba nuevamente en su pecho, su mente volvió al mensaje de Raúl. ¿Por qué habría decidido contactarla después de tanto tiempo? ¿Era una simple casualidad o había algo más detrás?
Decidió que no iba a permitir que ese mensaje arruinara el momento. Guardaría sus preocupaciones para más tarde. Ahora, lo más importante era disfrutar de la compañía de Yara y planear el viaje que ambas tanto necesitaban.

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𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔
RandomYara, una jugadora de fútbol poco conocida, se une a la selección española, deseando conocer a sus mayores inspiraciones, pero encuentra a Alexia Putellas muy distante con ella. A medida que Yara busca su lugar en el equipo, descubre que la frialda...