Capitulo 31

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Después del abrazo, Yara comenzó a explorar la pequeña sala, su mirada detenida en los libros que Alexia había dispuesto en la estantería. Sus dedos rozaron los lomos de sus favoritos: algunas obras de Carlos Ruiz Zafón, la saga de Boulevard, Crepúsculo… Cada uno de esos títulos le traía recuerdos, y el hecho de que Alexia los hubiera elegido para ella la llenaba de una cálida emoción.

Mientras Yara revisaba los libros, Alexia la observaba en silencio, con una sonrisa suave en los labios. Ver a Yara disfrutar de la sorpresa que había preparado era, para ella, el mejor regalo.

—No puedo creer que hayas encontrado todos estos —dijo Yara, girándose hacia Alexia con una expresión de asombro—. Estos libros son tan especiales para mí… ¿Cómo lo supiste?

—Digamos que puse atención cada vez que me hablabas de ellos —respondió Alexia, encogiéndose de hombros con una sonrisa traviesa—. Además, quería que te sintieras como en casa.

Yara se sentó en uno de los sillones cómodos, y Alexia la acompañó, sentándose a su lado. Yara cogió uno de los libros, acariciando la portada con nostalgia.

—Este fue uno de los primeros que leí de Zafón —dijo, comenzando a hablar con entusiasmo—. Me encanta cómo describe Barcelona, y su forma de crear esos mundos oscuros y llenos de misterio. Siempre he sentido una conexión especial con sus historias.

Alexia la escuchaba atentamente, fascinada no solo por las palabras de Yara, sino por la pasión con la que hablaba. Había echado tanto de menos escuchar su voz en persona, ver sus ojos brillar cuando hablaba de algo que le gustaba. Este momento, tan sencillo y a la vez tan significativo, era lo que había extrañado durante todo ese tiempo separadas.

—Y este… —continuó Yara, mostrando otro libro—. Este lo leí cuando era adolescente, Boulevard. Me hizo pensar en tantas cosas sobre el amor, las relaciones y la vida. Era… no sé, sentí que hablaba directamente a esa versión más joven de mí.

Después de un rato, Yara se detuvo y miró a Alexia con una mezcla de culpa y timidez.

—Perdona por hablarte tanto de estos libros… A veces me emociono demasiado y no sé cuándo parar.

Alexia sonrió, con un brillo en los ojos, y se levantó del sillón. Se inclinó hacia Yara, cogiendo suavemente su rostro entre las manos.

—No te disculpes —dijo en voz baja, acercándose para darle un beso suave en los labios—. Me encanta verte así, hablando de lo que te apasiona. Ver a la chica de la que estoy enamorada disfrutar de sus cosas favoritas… es lo que más me gusta.

Las palabras de Alexia hicieron que el corazón de Yara se acelerara. Antes de que pudiera responder, Alexia se levantó, tomando su mano con suavidad y ayudándola a ponerse de pie.

—Ahora es mi turno de sorprenderte una vez más —dijo Alexia, guiándola fuera de la pequeña sala.

—¿Otra sorpresa? —preguntó Yara, mientras Alexia le tapaba los ojos con una mano.

—Sí, pero tendrás que confiar en mí.

Yara dejó que Alexia la guiara por el pasillo con los ojos tapados. Se sentía emocionada y llena de curiosidad. Finalmente, se detuvieron frente a una puerta, y antes de destaparle los ojos, Alexia se inclinó para darle un beso rápido en la mejilla.

—¿Lista? —preguntó Alexia en voz baja.

—Lista —respondió Yara, sonriendo a pesar de no poder ver nada.

Cuando Alexia retiró su mano, Yara abrió los ojos lentamente y se encontró frente a una habitación decorada de una manera que la dejó sin palabras. Había globos en forma de corazón flotando en el aire, cada uno con un hilo que sostenía fotos de ellas dos, capturando momentos felices y memorias compartidas. En la cama, un gran corazón hecho de pétalos de rosa parecía latir con cada mirada.

Yara se quedó sin aliento, la emoción acumulada en su pecho finalmente explotó en forma de lágrimas. Sin decir una palabra, se giró y abrazó a Alexia con todas sus fuerzas, aferrándose a ella como si temiera que este momento pudiera desvanecerse.

—Eres… eres increíble —susurró Yara, con la voz temblorosa—. No sé cómo… No sé cómo agradecerte todo esto. Me has hecho sentir tan especial, tan amada…

Alexia la abrazó con fuerza, sintiendo que ella también estaba al borde de las lágrimas, pero de pura felicidad.

—Te quiero tanto —continuó Yara, aún abrazada a Alexia—. No sé cómo tuve tanta suerte de encontrarte.

—No tienes que agradecerme nada —susurró Alexia, acariciando su espalda—. Hacerte feliz es lo único que quiero, y saber que lo he conseguido… eso es todo lo que necesito.

Se quedaron así, en medio de la habitación, rodeadas por la suave luz de la noche y el cálido ambiente que Alexia había creado. No hacía falta nada más: estaban juntas, y ese era el mejor comienzo de todos.

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Que monas que son, me encantan😍🤩
¿Qué os está pareciendo?
Ahora voy a seguir los objetivos al 100% porque como tampoco tengo mucho tiempo para escribir ahora, hasta que no se cumplan todos no podré subir el siguiente capítulo, así gano unos días de ventaja para poder escribir.

OBJETIVOS
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𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora