Capitulo 41

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Después de un tranquilo desayuno y una charla ligera, Yara y Alexia se dirigieron al club para que Yara pudiera ver al médico. El ambiente en la clínica deportiva era relajado, y el doctor la recibió con una sonrisa comprensiva.

—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó el médico mientras examinaba el moratón de Yara con cuidado.

—Mejor que ayer —respondió Yara—. El hielo ayudó mucho, pero aún tengo algunas molestias.

El médico asintió, tomando notas en su tableta.

—El moretón es bastante grande, pero no parece haber daño severo. Sin embargo, te recomendaría unos días de reposo para asegurarnos de que la inflamación baje adecuadamente. Cuando te sientas lista para volver a entrenar, empieza despacio y evita cualquier tipo de contacto físico en los primeros días.

—Entendido —dijo Yara—. ¿Algo más que deba tener en cuenta?

—Solo que si el dolor aumenta o si notas algún síntoma nuevo, ven a verme de inmediato. Por lo demás, dale tiempo a tu cuerpo para recuperarse completamente.

Yara agradeció al médico y salió de la consulta, sintiéndose aliviada al saber que la recuperación iba por buen camino. Se dirigió al campo, donde sus compañeras estaban en pleno entrenamiento.

Cuando Yara llegó al campo, se dirigió al banquillo y se sentó, observando a sus compañeras entrenar. El aire fresco y el sonido de los balones golpeando el suelo le dieron una sensación de normalidad, aunque ella sabía que aún necesitaba tiempo para recuperarse. Alexia, que estaba en la orilla del campo, entrenando con el resto del equipo, tenía una expresión seria en su rostro. Pero cuando sus ojos se encontraron con los de Yara, su cara se iluminó con una sonrisa radiante. La preocupación de los días anteriores parecía desvanecerse en ese momento.

Tras unos minutos, Ona se acercó al banquillo y se sentó junto a Yara, notando su presencia con una sonrisa amigable.

—¿Cómo va todo? —preguntó Ona.

Yara la miró y, con una sonrisa traviesa, le dijo:

—¿Te sientes superior por poder parar cuando quieras?

—¡En realidad, tengo permiso del entrenador para hacerlo! Tengo unas molestias en el isquio, así que no puedo forzarme demasiado. Pero no me quejo de poder tomar un descanso cuando quiero.

Ona rió y sacó la lengua en broma.

Yara se rió con Ona, apreciando el toque de humor en medio de su recuperación.

—Te envidio un poco —dijo Yara—. Aunque imagino que lo prefieres a estar corriendo como loca por el campo y con molestias

Ona asintió, su expresión se volvió más seria, pero su tono seguía siendo ligero.

—Definitivamente. Pero bueno, estar aquí contigo me viene bien para desconectar un poco del entreno.

—Gracias por hacerme compañía —dijo Yara—. A veces, solo mirar el entrenamiento te hace echar de menos el campo más de lo que esperas.

Siguieron hablando mientras observaban a las demás entrenar. La conversación pronto giró hacia la vida personal, y Ona le preguntó a Yara:

—Entonces, ¿cómo va todo con Alexia? ¿Está cuidándote bien?

Yara sonrió con ternura al recordar el cuidado constante de Alexia.

—Muy bien, la verdad. Desde el golpe, no se ha separado de mí ni un segundo. Está como en modo guardia para asegurarse de que no me pase nada más.

Ona le dio una palmadita en la espalda.

—Qué bonito. Me alegra escuchar eso. Es genial tener a alguien así a tu lado.

Poco después, el entrenamiento terminó, y las compañeras se acercaron a Yara para saludarla y preguntarle cómo estaba.

—¡Yara! —dijo Mapi, acercándose con una sonrisa—. ¿Cómo te sientes hoy? Alexia nos ha contado sobre el moratón.

—Mucho mejor, gracias —respondió Yara—. El médico me ha recomendado reposo, así que eso haré. El hielo y el descanso están funcionando.

Mapi miró a las demás y luego a Yara.

—En honor a tus goles y para animarte después del golpe, estábamos pensando en hacer algo especial esta noche. ¿Qué te parece una cena con todas?

Yara se sorprendió gratamente por la propuesta.

—¡Eso suena maravilloso! Me encantaría.

—Perfecto —dijo Mapi—. Entonces, quedamos a las 8 en el restaurante que te gusta.

—Genial —respondió Yara—. Gracias por pensar en esto.

Las compañeras se despidieron, y Yara se cambió en el vestuario, sintiéndose agradecida por el apoyo que había recibido de todos. Alexia estaba esperando afuera para irse juntas a casa a prepararse.

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Que monas las compis que hacen una cena por ella.
¿Qué cosas puede traer está cena?🤔🤔
Si no actualizo muy a menudo lo siento, es que tengo mucho que estudiar y no me da la vida jeje.
Se aceptan consejos para superar decepciones académicas🙂🔫

𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora