Capitulo 40

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Después de intercambiar esas palabras juguetonas en la cocina, Yara se acercó y se sentó junto a Alexia en la mesa. Justo al sentarse, sin darse cuenta, hizo una mueca de dolor que no pasó desapercibida para Alexia. Inmediatamente, la preocupación regresó a su rostro.

—¿Te duele mucho? —preguntó Alexia con suavidad, dejando de lado cualquier broma y enfocándose en la incomodidad de Yara.

Yara suspiró, intentando minimizarlo, pero sabiendo que Alexia no se dejaría engañar fácilmente.

—Doler, duele un poco, sí… pero he preferido no mirarlo. Ya sabes, por si acaso —admitió Yara con una sonrisa torcida.

Alexia, con una expresión de preocupación que Yara conocía bien, se levantó de su silla y se colocó a su lado.

—Déjame verlo, por favor —dijo Alexia, su tono firme pero lleno de cuidado.

Yara asintió, sabiendo que no iba a poder convencer a Alexia de lo contrario. Con delicadeza, Alexia levantó la camiseta de Yara hasta las costillas, y lo que vio la dejó sin palabras. Un gran moratón se extendía por su costado, oscureciéndose en el centro donde el codo del oponente había impactado.

Alexia se quedó en silencio, mirando la marca con la boca ligeramente abierta, sin saber qué decir de inmediato. Yara, al notar la reacción de Alexia, sintió un pequeño nudo en el estómago.

—¿Es tan grave? —preguntó Yara, su voz reflejando una mezcla de preocupación y curiosidad.

Alexia, al escucharla, salió de su trance y rápidamente fue a buscar un poco de hielo en la nevera. Sabía que la inflamación debía reducirse lo antes posible.

—No te preocupes, cariño —dijo Alexia mientras envolvía el hielo en un paño y se lo entregaba a Yara—. Sólo necesitamos bajar la hinchazón. No tiene buena pinta ahora, pero se verá mejor después de un rato con el hielo.

Yara se quedó mirando a Alexia con una expresión de sorpresa, y luego se soltó una risa ligera. La reacción de Yara no pasó desapercibida para Alexia, que la miró con curiosidad.

—¿Qué pasa? —preguntó Alexia, un poco desconcertada.

Yara, aún riendo, miró a Alexia con una mezcla de diversión e incredulidad.

—¿Qué acabas de decir? —preguntó, sin poder contener la sonrisa.

Alexia frunció el ceño, tratando de recordar si había dicho algo inusual.

—Que no te preocupes —repitió Alexia, tratando de entender a qué se refería Yara.

Pero Yara no estaba interesada en la repetición, sino en la primera palabra que había captado su atención. Con una sonrisa aún más amplia, le preguntó:

—No, ¿qué fue lo otro que dijiste?

Alexia se dio cuenta de dónde iba Yara y su rostro se iluminó con una sonrisa, entendiendo el motivo de la risa de Yara. Sin perder tiempo, se inclinó hacia ella y, con delicadeza, cogió su cara entre sus manos.

—Cariño —dijo Alexia con suavidad, repitiendo la palabra con énfasis mientras miraba a Yara a los ojos—. Eso es lo que dije.

Luego, sin dejar de mirarla, Alexia la besó con ternura. El beso fue suave y lleno de cariño, reflejando la calidez que sentía por Yara en ese momento.

Yara, al sentir el beso, se dejó llevar por la emoción y el afecto, abrazando a Alexia con más fuerza mientras el beso se prolongaba. Cuando finalmente se separaron, Yara sonreía ampliamente, sabiendo que había logrado una mezcla perfecta de humor y ternura con su broma.

Cogió el hielo y lo presionó suavemente contra su costado, sintiendo el alivio inmediato del frío contra el dolor. Alexia se sentó a su lado, observándola con atención para asegurarse de que no se moviera demasiado.

Estuvieron así unos 15 minutos más, en silencio, con Alexia asegurándose de que Yara se sintiera lo más cómoda posible. Finalmente, Yara retiró el hielo y lo dejó en la mesa, soltando un suspiro de alivio.

—Será mejor que vayamos a la cama —sugirió Yara, con un tono suave.

Alexia asintió y la ayudó a levantarse con cuidado. Esta vez, Yara se apoyó en Alexia mientras caminaban hacia el dormitorio, sabiendo que   estaba preocupada por si le hacía más daño si se apoyaba demasiado en ella.

—No creo que pueda recompensarte esta noche por los goles —dijo Alexia en tono de broma, recordando el momento que habían compartido antes del partido, aunque su voz también estaba teñida de un toque de verdadero reproche.

Yara la miró con una sonrisa suave, comprendiendo la mezcla de preocupación y diversión en las palabras de Alexia.

—No te preocupes —respondió Yara con un guiño—. Cuando me recupere del golpe, tendrás todo el tiempo del mundo para recompensarme, siempre y cuando no lo hagas justo cuando tengamos que irnos.

Alexia sonrió ante la respuesta de Yara, sintiéndose un poco más tranquila al ver que su humor y su espíritu no se habían afectado demasiado por el golpe. Al llegar a la cama, Yara se acomodó lentamente, con Alexia a su lado, y pronto ambas se acurrucaron juntas, dejando que la tranquilidad de la noche las envolviera.

Con la mano de Alexia acariciando suavemente su espalda, Yara cerró los ojos, sabiendo que, a pesar del dolor y el susto, estarían bien. Y con Alexia a su lado, todo siempre parecía un poco más fácil de manejar.

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Yo creo que me está doliendo hasta a mí 😬😬
pero Yara es una chica fuerte y a ver si realmente no es nada y solo queda en un golpe feillo que nos podemos llevar cualquiera...🤕

𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora