Capitulo 19

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Unas horas más tarde

Yara había estado durmiendo profundamente toda la tarde, agotada después de días intensos de entrenamientos y emociones. Para asegurarse de descansar bien, había apagado su móvil, lo que la desconectó completamente del mundo exterior. Cuando finalmente se despertó, notó que solo quedaba poco más de una hora para la cena.

Al encender su móvil, vio varias llamadas perdidas y mensajes de Alexia. La preocupación de Alexia era evidente en cada palabra, preguntándole si estaba bien y por qué no había contestado. Incluso había propuesto dar un paseo esa tarde, pero al no recibir respuesta, la inquietud de Alexia fue aumentando. Yara suspiró, sintiendo una mezcla de culpa y preocupación. No había querido preocupar a Alexia, pero claramente lo había hecho.

Salió rápidamente de su habitación, todavía despeinada y con los efectos del sueño aún visibles en su cara. En el pasillo se encontró con Jenni y Mariona, que estaban hablando animadamente.

—¡Mira quién ha decidido unirse a nosotras! —bromeó Jenni al verla, sonriendo ampliamente—. ¿Buena siesta?

—Se te nota la cara de haberte despertado hace cinco minutos —añadió Mariona entre risas.

Yara esbozó una sonrisa adormilada y se rascó la cabeza.

—Sí, me quedé completamente dormida. —Luego, su tono se volvió más serio—. ¿Habéis visto a Alexia? No he podido contestar sus mensajes y me preocupa que se haya molestado.

Jenni y Mariona intercambiaron una mirada rápida antes de que Mariona respondiera:

—La vimos hace un rato en el gimnasio. Probablemente siga allí. Deberías ir a buscarla.

Yara asintió, agradecida por la información, y se dirigió rápidamente hacia el gimnasio. Cuando llegó, vio a Alexia desde fuera, completamente concentrada en su ejercicio. Yara sonrió al verla, pero cuando entró, la expresión de Alexia no reflejaba el mismo entusiasmo.

Yara se acercó sigilosamente y la abrazó por detrás, esperando que eso aliviara la preocupación de Alexia. Sin embargo, Alexia se sobresaltó, sorprendida por la repentina aparición de Yara. Cuando se dio la vuelta, Yara pudo notar que algo no estaba bien.

—Lo siento —comenzó Yara, tratando de sonar alegre—. Me quedé dormida y apagué el móvil para descansar. No quise preocuparte.

Pero en lugar de la reacción cálida que esperaba, Alexia respondió con frialdad.

—Entiendo. Deberías haberme avisado antes —dijo, sin sonreír, y volvió a su rutina de ejercicios.

Yara sintió un nudo formarse en su estómago. No entendía por qué Alexia estaba tan distante. Trató de hablarle de nuevo, de explicarle mejor, pero cada respuesta que recibía era breve y carente de la calidez habitual.

Después de unos minutos incómodos, Alexia decidió que era hora de irse. Cogió su toalla y se dirigió a la salida sin esperar a Yara. La abrupta actitud dejó a Yara congelada en su lugar, perpleja por el cambio repentino en la conducta de Alexia. Tardó unos minutos en recomponerse y salir del gimnasio.

Mientras tanto, las demás jugadoras ya estaban sentadas en el comedor, listas para cenar. Mapi, Ona, Jenni y Mariona estaban hablando cuando Alexia entró, sola y con una expresión más seria de lo habitual.

—¿Dónde está Yara? —preguntó Ona, notando la ausencia de su amiga.

—Vendrá enseguida —respondió Alexia, sin cambiar su tono ni expresión, y se dirigió a su asiento sin más.

Las cuatro intercambiaron miradas, sorprendidas por la frialdad en la voz de Alexia. Estaban acostumbradas a verlas entrar juntas, hablando y riendo, pero esta vez algo parecía estar mal. La tensión en el aire era palpable.

Unos minutos más tarde, Yara entró al comedor. Había recuperado un poco la compostura, pero aún se notaba la preocupación en su rostro. Se sentó en su lugar habitual, junto a Ona y Mapi, pero en lugar de las sonrisas y la charla habitual, un silencio incómodo se instaló en la mesa.

Jenni, Mariona, Mapi y Ona observaban discretamente cómo Alexia no dirigía ni una mirada a Yara durante toda la cena. Tampoco participó en las conversaciones, manteniéndose callada y concentrada en su comida. La diferencia en la dinámica era innegable, y todas se preguntaban qué había pasado entre ellas.

Cuando la cena terminó, Alexia fue la primera en levantarse. Sin decir una palabra, ni esperar a nadie, salió del comedor y se dirigió a su habitación. Yara la siguió con la mirada, sintiendo un vacío en el estómago. No entendía qué había pasado para que Alexia la tratara así. Aunque no sabía si era el mejor momento, algo en su interior le decía que tendría que averiguarlo pronto.

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¿Por qué Alexia está actuando así?
¿Qué ha pasado realmente?
¿Solucionarán su problema o se diatanciarán?
Las respuestas estarán cerca.

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𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora