Capitulo 59

212 22 0
                                    

Durante el entrenamiento, el ambiente en el gimnasio estaba lleno de energía y concentración. El equipo se estaba preparando para el próximo partido, y el esfuerzo se notaba en cada movimiento. Yara y Alexia, después de un entrenamiento intenso, estaban estirándose y tratando de relajar sus músculos.

Mapi, que estaba en el gimnasio para unirse a la sesión de entrenamiento, se acercó a ellas cuando notó que estaban especialmente unidas y sonrientes, como si el peso de los días difíciles se hubiera desvanecido.

—¡Hola, chicas! —saludó Mapi mientras se acercaba—. He notado que estáis muy bien hoy, se os ve más relajadas y sonrientes. ¿Cómo va todo?

Yara y Alexia se miraron y sonrieron al ver a Mapi.

—¡Hola, Mapi! —respondió Yara—. Sí, estamos mucho mejor. La situación en la empresa ya se resolvió y estamos disfrutando de un poco de normalidad.

Mapi asintió con comprensión.

—Me alegra escuchar eso. Parecéis mucho más relajadas y felices. Aunque, entre nosotras, ya me imaginaba que estabais bien cuando vi cómo os mirabais la una a la otra —dijo con una sonrisa—. ¿Tienen algún plan para después del entrenamiento?

Alexia, aún estirando, se volvió hacia Mapi.

—Pensábamos en hacer una cena tranquila. Después de un día tan agotador, una noche relajada suena perfecta.

Mapi sonrió, satisfecha de ver a sus amigas en un buen lugar.

—¡Eso suena genial! Aprovechar para relajarse y disfrutar de la compañía.

Con la conversación animada y la energía positiva en el aire, el entrenamiento continuó. Yara y Alexia se sintieron aún más motivadas por el apoyo y el interés de Mapi. La sesión fue intensa, pero el ambiente amigable y el apoyo de sus compañeras hicieron que fuera más llevadera.

Al final del entrenamiento, después de una ducha rápida y de haber cambiado de ropa, Yara y Alexia se dirigieron a su casa, listas para descansar un poco. La atmósfera en casa era acogedora y relajante, y estaban ansiosas por disfrutar de una velada tranquila.

Mientras preparaban una cena rápida, Alexia le sugirió a Yara:

—Después de todo el esfuerzo de hoy, ¿qué te parece si vemos una película para desconectar un poco?

Yara, que estaba terminando de preparar los bocadillos, asintió con entusiasmo.

—Perfecto. ¿Tienes algo en mente?

Alexia pensó un momento.

—Podríamos ver una romántica, para variar un poco.

Yara hizo una mueca de broma.

—¿Romántica? Esas son muy ñoñas. ¿Qué te parece mejor una de miedo?

Alexia se sintió un poco nerviosa al escuchar esto, pero decidió que podía enfrentarlo con Yara a su lado.

—Está bien, lo que tú digas. Aunque no soy fan de las películas de terror, creo que contigo a mi lado podré soportarlo.

Finalmente, decidieron ver “La Monja”. La película comenzó, y Alexia se abrazó a Yara cada vez que aparecía una escena aterradora. Yara estaba atenta y la abrazaba con ternura, tratando de hacerla sentir segura.

Cuando la película terminó, Alexia estaba visiblemente tensa y le costó relajarse.

Yara, viéndola tan estresada, la abrazó con más fuerza y le dio un beso en la cabeza.

—Tranquila. Ya pasó. Estoy aquí contigo.

El gesto de Yara ayudó a Alexia a relajarse poco a poco. Después de un rato, se sintió lo suficientemente tranquila como para levantarse. Ambas se dirigieron a la cama, y en la tranquilidad de la habitación, Yara notó que Alexia todavía estaba algo tensa.

—¿Cómo te sientes ahora? —preguntó Yara suavemente mientras se acomodaban en la cama.

Alexia, aliviada por el abrazo y la cercanía, respondió.

—La película me dejó un poco impactada. Estoy mejor, pero todavía me siento algo tensa.

Yara sonrió con complicidad y, mientras acariciaba a Alexia, le dijo:

—Sé cómo quitarte esa tensión. Déjame ayudarte con eso.

𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora