Capitulo 17

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Después del desayuno, Yara y Ona volvieron a su habitación para prepararse para el entrenamiento matutino. El ambiente estaba tranquilo, pero Yara no podía dejar de pensar en lo que había pasado la noche anterior y esa misma mañana. Sabía que Ona era alguien de confianza, pero aún así sentía la necesidad de asegurarse de que todo estaba bien entre ellas.

Mientras Ona estaba buscando su uniforme en el armario, Yara se acercó con una expresión un poco nerviosa.

—Ona, ¿podemos hablar un momento? —le dijo, sentándose en el borde de la cama.

Ona se giró, sorprendida por el tono de Yara, pero asintió con una sonrisa tranquila.

—Claro, ¿qué pasa? —respondió, sentándose a su lado.

Yara jugueteó con sus manos, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—Sobre lo que te conté anoche… —empezó, alzando la vista para mirar a Ona—. Y también lo que viste esta mañana… yo… quería saber cómo te lo tomaste. Sé que fue un poco repentino, y no quiero que pienses mal de nada.

Ona soltó una pequeña risa y le dio un suave golpe en el hombro a Yara.

—Primero que nada, no pienso mal de nada, Yara. —dijo, mirándola con comprensión—. Admito que cuando te vi salir de la habitación de Alexia, no pude evitar imaginarme lo que estaba pasando. Pero, ¿sabes qué? Me alegra por ti. Y por ella también.

Yara soltó un suspiro de alivio y sonrió.

—¿En serio? Me estaba preocupando un poco que… bueno, que pensases que es algo raro o que fuimos muy rápido.

Ona negó con la cabeza.

—No, para nada. Se nota que hay algo especial entre vosotras. Lo que pasó anoche, lo que vi esta mañana… todo eso me dice que hay algo real. —Ona hizo una pausa, midiendo sus palabras—. Y cuando salisteis juntas, y vi cómo Alexia te tenía cogida por la cintura, fue como… como si finalmente entendiera lo que estaba pasando. Todo tiene sentido ahora.

Yara se sonrojó al recordar cómo Alexia la había abrazado esa mañana, y la forma en que Ona las había visto.

—Es que… no me lo esperaba. —admitió Yara, riendo nerviosamente—. Ya sabes cómo es ella, tan apasionada.

Ona se echó a reír.

—¡Vaya que sí! —dijo, riéndose más—. La próxima vez, por lo menos asegúrate de que no dejas pistas visibles, ¿eh?

Yara asintió, ruborizándose aún más.

—Lo intentaré —dijo en tono de broma, sabiendo que Alexia probablemente no facilitaría esa tarea.

Después de un breve silencio, Ona cambió a un tono más serio.

—Yara, en serio, me alegra que me lo hayas contado. Estoy aquí para ti, para las dos, si lo necesitáis. Y lo que vi esta mañana… no te preocupes. Lo único que pienso es que os merecéis ser felices, y si es juntas, mejor. Pero… me queda una duda. —Ona la miró con curiosidad—. ¿Cómo crees que lo van a tomar las demás? Sabes cómo son cuando se enteran de algo así…

Yara se quedó pensativa por un momento. Sabía que tarde o temprano tendrían que enfrentar las preguntas y las miradas del equipo.

—No lo sé —admitió—. Pero Alexia dijo que no quiere esconder lo que sentimos, aunque sí que prefiere mantenerlo privado, por ahora. Creo que vamos a tomarlo con calma y ver cómo va.

Ona asintió.

—Es una buena idea. Estoy segura de que, cuando lo decidáis, las demás lo entenderán. Y si no, aquí estaré yo para recordaros que lo importante es que las dos estéis bien.

Yara sonrió, sintiéndose mucho más tranquila después de esa conversación. Ona realmente era una buena amiga, y saber que la apoyaba la hacía sentir más segura respecto a todo lo que estaba viviendo con Alexia.

—Gracias, Ona. No sé qué haría sin ti. —dijo Yara, abrazándola con fuerza.

Ona le devolvió el abrazo con una sonrisa.

—No tienes que agradecer nada. Ahora, ¡vamos a entrenar antes de que nos echen de menos! —exclamó, levantándose de la cama y buscando sus playeros.

Yara se levantó también, sintiendo que una carga se había aligerado en su pecho. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, sabiendo que tenía a Ona de su lado, y a Alexia esperándola en el campo.

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Espero que os vaya gustando y que le deis mucho apoyo si podéis 🤗

𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓...🥀🐬- 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒊𝒂 𝑷𝒖𝒕𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora