Capítulo VIII

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Levanto la mirada y no podía creer a quien tenía ante sus ojos, fue una sensación difícil de explicar, pero se asemejaba a un baldaso de agua helada callendo encima de su cabeza. Las palabras no salían de su boca, tartamudo un poco hace que pudo por fin emitir una palabra "Simón" ese nombre que tanto le gustaba pronunciar y que dejaba en su boca un sabor dulce cuando era una adolescente.

- Hola Ambar (dijo él mientras recaba su nuca).

Sin dudas había cambiado bastante, pero ese tic se había mantenido, sabía que estaba igual de nervioso y abrumado que ella ante la situación.

- cuando volviste? (Pregunto aún con dificultad).
- volvimos hace un año y tu?
(Ella noto que hablo en plural lo que significaba que su prima tambien estaba en buenos aires).
- volví hace un mes más o menos. Pero como diste conmigo?
- Cuando fui a la clínica a ver mi muñeca que estaba lesionada, vi tu tarjeta en la cartelera y la tome.

Ella se quedó más impactada que antes al escuchar esto último, Simón la había buscado, pero... ¿que pretendía con eso?
Ni siquier sabia como sentirse, si feliz o enojada, sólo tenía certeza que todo era confuso y de sentía débil.

- toma asiento. (El se sentó frente al gran escritorio que ponía una distancia considerable entre los dos) dime una cosa, cuando llamaste pidiendo ayuda era cierto o era sólo una excusa para...(pensó un segundo lo que iba a decir), no se que intenciones tenías con visitar mi consultorio, es decir no hay muchas personas con mi nombre.
- (Él sonrió de lado y levanto levantó una ceja, sin dudas Ambar no había perdido su gran intuición) la verdad es que quiero cerrar algunas cosas de mi pasado.
- (Ambar levanto levantó una ceja) ¿y pensaste que yo podía ayudarte?
- recuerdo haberte dicho que serias una gran Psicologa.
- (ella sonrió discretamente) mirá Simón, me siento halaga de que me allá buscado para ayudarte, pero no será posible (El la miró desconcertado) lo que pasa es que no puedo tratarte porque soy...conozco parte de tu pasado. (Se limito a decir incomodamente), no sería objetiva, puedo recomendarte a alguien si quieres.
- esta bien rubia.
Ambar le escribió en un papel un nombre.
- toma, espero que te sirva.

Simón se sentía decepcionado, toda la situación había sido un fiasco y ya no encontraba la forma de poder rescatar algo para poder alargar su tiempo con ella.

- bueno... fue un gusto volver a verte Ambar. Me alegra que allas cumplido tu sueño. (Le regaló una sonrisa, ese hermoso gesto que le encantaba).

- Gracias Simón, me alegro también de volver a verte, te acompaño a la puerta.

Cuando ella se levantó de su silla de mareo, lo que provocó que casi pierda el equilibrio, Simón corrió y la sostuvo antes de que se cayera al suelo. Por primera vez después de tanto tiempo sus pieles se volvieron a encontrar, Ambar se estremeció al sentir la mano de Simón en su hombro, una sensación que no volvió a sentir jamás. Ella tomo asiento nuevamente.
- Gracias Simón.
- que te ha pasado?
- creo que me bajo un poco la presión, hoy casi no he comido (dijo avergonzada).
- Ambar (Pronunció Simón con Toño de reproche), yo puedo solucionar eso, déjame invitarte a almorzar.

Construyendo otro final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora