Capitulo X

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Si ella era un pequeño huracán en su momento, Simón Alvarez era la más grande catástrofe natural que azoto su vida.  Llego al departamento a toda velocidad, se dirigió al estudio y cerro la puerta con tanta fuerza que el estruendo se sintió en todo el lugar. Su corazón latía a mil por hora, después de tantos años la sensación de estar anestesiada iba desapareciendo poco a poco, se sentía abrumada, le costaba respirar, todo se estaba saliendo de control en cuestión de horas era una situación inverosímil.  Lo único que se le ocurrió hacer para tratar de olvidar todo ese día fue sentarse a seguir estudiando. 

Mientras tanto en la cocina Mateo estaba haciendo la cena, había escuchado el bullicio que causo la llegada de Ámbar y sabia que lo que significaba, que no quería que la interrumpan. Él siempre había respetado los momentos en que ella necesitara espacio, pero estos meses eran diferentes, ella apenas probaba bocado, se la pasaba estudiando o en el consultorio y los desvelos aumentaron considerablemente, no había poder humano que convensa a la testaruda muchacha a tomar las pastillas para dormir. Si bien ella estaba en contra de la medicación, Mateo creía que lo mejor era que aunque sea una vez por semana ella reconsidere su decisión, la falta de sueño la estaba afectando, lo podía disimular con maquillaje y algunos trucos femeninos que una siempre tiene bajo la manga, aunque a él no podía ocultarle nada. El italiano no conocía la raíz del problema, que era lo que desencadeno esa seria de comportamientos compulsivos, es verdad que Ámbar ya lo traía consigo,  pero era vez estaba rebasando todo limite. 

La preocupación era más fuerte que el sentimiento de traición hacia su amiga, tomo una de las pastillas y como en las películas de crímenes la disolvió en un vaso de jugo y sin pensarlo toco la puerta del estudio sabiendo que la bestia podía soltar un gruñido que haría temblar a cualquier mortal. 

- No tengo hambre.

Fue la única respuesta que obtuvo del otro lado. 

- Ambar ya se que no puedo hacer que comas, pero al menos tomate un vaso de jugo de naranja. Por favor estoy preocupado por ti.

- Me vas a dejar en paz?

- Absolutamente (respondió el italiano victorioso).

Se acerco a ella y le dio el vaso de jugo, lo tomo de un solo sorbo y siguió estudiando. Al cabo de unos quince minutos aproximadamente cada palabra que leía era un esfuerzo absoluto, le costaba retenerlas y no lograba concentrarse en la lectura, sus ojos le pesaban, apenas podía mantenerlos abiertos, se recostó un momento en la mesa quedando profundamente dormida. 

- Lo siento reina. 

Se limito a decirle mientras la alzaba para llevarla a su cuarto, la recostó en la cama con cuidado y se acostó a su lado por un momento, tomo un libro de la mesa de luz y comenzó a leerlo mientras vigilaba que su amiga descanse.  Pasado un rato percibió que Ámbar respiraba agitada y daba movimientos bruscos aun dormía balbuceaba: "no te vallas".  Mateo la abrazo fuerte.

- Tranquila estoy acá con vos reina. 

- Simon. (prosiguió diciendo dormida).

Al escuchar ese nombre todo había cobrado sentido. 

- Como trastorno tu día ese tal señor Alvarez reina, se que te trajo el pasado devuelta y aunque no te lo mencione a mi también me afecto un poco.  Perdóname, nosotros no tenemos secretos, pero como te voy a decir que todavía pienso en Luna, cuando vos estés lista para decirme que es lo que esta sucediendo en tu mundo, te prometo que te contare todos mis pensamientos. 

Seguro estarán pensando que en este presente tan inundado de tecnologia, donde las distancias se acercan y poder buscar algo de información es tan sencillo como un clik, porque los reyes de la pista no buscaron a los mexicanos en las redes sociales, la verdad es que se sintieron tentados mas de una vez, pero sabían que era un camino sin retorno y para poder avanzar debían enterrar el pasado bien profundo por este motivo ninguno de los dos habia tocado el tema, hasta bueno, la noche anterior. 

Mateo era un joven con un futuro prometedor, tenia a su amiga a su lado, su carrera, una personalidad despampanante, inteligencia envidiable y los medios para lograr todo lo que se proponga. Desde afuera las personas opinaban que ambos no podían estar en mejor, tampoco entendían como teniendo a esa chica tan única, con una belleza indiscutible no estaban juntos. La verdad es que el italiano no negaba ninguna de estas afirmaciones, pero su relación con Ámbar se había vuelto tan fraternal que la atracción que un día sintieron se desvaneció completamente, sin embargo atesoro cada momento de su noviazgo como un bello recuerdo, pero su mente y su corazón tenia nombre: Luna Valente, pese a que a Mateo Balsano no le faltaban pretendientes, ninguna había logrado llenar ese vació que dejo la pequeña mexicana. 


Construyendo otro final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora