8; Futuro sufrimiento.

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A veces, Allen consideraba que Dios era cruel.

Desde los ocho años de edad, siendo a duras penas un pequeño gamberro de cabello castaño, siempre se le indujo en un mundo sucio y lleno de injusticias, donde una pequeña deformidad en su brazo podía ocasionar grandes cosas.

Grandes abandonos y grandes mierdas.

Vivir entre entes como los Noah no ayudaba precisamente a salvarle del tremendo ateísmo al que había caído, sin embargo había días como esos.

Sólo ocurría en determinado periodo del mes, entre el veinte y el treinta, rondado los números pares y por la mitad de ese pequeño ciclo. Era en esos días que, sin ánimos de nada más, Walker deseaba de todo corazón el creer en algo, que alguien le salvaría y todo estaría bien.

A veces rezaba a un Dios que no conocía, justo como le enseñaban en sus visitas a los Kamelot, pidiendo por una oportunidad y un motivo. Sentía que lo que hacían quizá no estaba del todo bien, sin embargo se resentia consigo mismo por su actuar poco después y todo volvía a la normalidad, pero aún era muy pronto para cantar victoria a esas alturas del mes.

Red, como seguía llamándose a sí mismo porque ser Allen es más pesado de lo que muchos imaginan, seguía afectado por los sucesos ocurridos cerca de una semana atrás en la iglesia maldita de vete tú a saber dónde demonios estaba.

¿Qué es lo justo y lo injusto en un mundo tan sucio donde ese Dios al que acababa de rezar había matado a una bonita monja enamorada frente a los ojos de su marido, el padre Mark?

Pobre hombre, había llegado al mundo nada más a sufrir...

Suspiró y nada más hacerlo sintió algo apoyarse en su espalda, miró de reojo a Jasdero sintiéndose exasperado.

—¿No tienes nada mejor que hacer?

—Devit se fue a buscar tu dinero —negó con la cabeza y suspiró aburrido—. Es algo que puede hacer solo y no me necesita, ¿tú qué tal, mi pequeño y lindo Redibubu?

—No me trates como un idiota —rodó los ojos maldiciendo que apenas fueras juev... Espera—. ¡¿Que quién está buscando mi qué?!

—Devit, de Jasdevi —le miró raro—. Ya sabes, ¡Deeeeeviiiiiiit! Y tu dinero, tenemos un fuerte enemigo esta vez y...

—¡¿Qué papel juegan mis ahorros en eso?! —Allen se levantó de su asiento generando la caída del rubio— ¡Me tomó UNA PUTA VIDA conseguir que Tyki me pagase! ¡No pueden sólo...!

—¡Jasdero, nos vamos!

—¡Satanás, no!

Devit miró confundido la exasperación (¿o era desesperación? No lo recordaba) con la que Walker observaba de él, a su gemelo –que de gemelo el nombre– y finalmente a los ahorros entre sus manos.

Una idea llegó a su mente y dedicó una mirada de reproche al tonto de Jasdero, el rubio sonreía completamente animado, importándole poco que Allen Walker estaba por matarlos por segunda vez en la semana.

—¡Te dije que no le dijeras a este satánico! —se quejó señalando al albino— ¡Es un gamberro...! No, no, ya no. Es... Allen es... Hmm... ¿Hmmm? ¡Es Allen!

El menor de los gemelos estalló en risas sólo porque Devit perdía total sentido a sus ojos, si bien el hijo adoptivo de Tyki se debatía entre ofenderse o usar su mejor arma (aquella que mataba akumas cuando nadie le veía, aparentemente) contra sus primos los locos.

Extendió su mano hacia el mayor.

—Satánico o no, quiero mi dinero de regreso, gracias —farfulló irritado—. Jamás he accedido a prestarlo en primer lugar y, aunque lo hubieran pedido amablemente, no se los daría. A saber qué guarrada están comprando ahora.

Jasdevi ignoró completamente la insinuación del consumo de sustancias psicotrópicas, no porque no supieran lo que era, sino porque estaban limpios desde el mes pasado y de todos modos esas cosas poco efecto les hacía.

Estaban locos de nacimiento.

Devit negó mirándole como si fuera idiota y tomó la muñeca de su hermano, Allen empezaba a impacientarse.

—Necesitamos este dinero, luego Skinn te lo pagará —hizo una pausa y sonrió con malicia—. O podrías decirle a esa bonita policía que te lo recompense por salvarla.

Como que ya el dinero no lucía tan... Dinerístico, ¿no?

El albino bajó la mano lentamente y forzó una sonrisa educada en su rostro, se cruzó de brazos y apoyó la cadera en la mesa del comedor (donde había estado haciendo los deberes de religión antes de la interrupción de Jasdero).

—No sé de qué hablas.

—¡Oh, claro que lo sabes, pillín! —Devit no dudó en acercarse a él y picarle las costillas con más fuerza de la necesaria— La cosa real es, ¿el Conde, nuestro amado papá Conde, lo sabe? ¿O Tyki? ¿Lulu, quizá?

Se tensó.

Maldita, maldita sea la vida y Road. ¡Jooooodeeeeeeeeeeer!

Esa mocosa les dijo, tuvo que haberlo hecho, si no fue ella... ¿Quién más? Lero había salido con el Conde para cuando regresó, Sheryl le riñó muchísimo y no le creía capaz de decirle a nadie siendo que había ocultado el asunto de Tyki y también estaba que...

Oh... Puto.

—Nop, no tengo idea de lo que hablas —se miró las uñas completamente desinteresado— y aunque lo supiera lo negaría, a todo esto. ¿Para qué necesitan mi dinero, chicos?

Quemaría todas las mariposas del maldito paranoico de Tyki cuando volviera a verle ese sábado por la noche, estaba seguro de que ese hombre aun no lo sabía, pero era cosa de tiempo y tiempo era todo lo que tendría al exponer al mundo su maldita piromania.

Devit dejó de sonreír y le miró aburrido, sin embargo le dio su espacio de regreso y se cruzó de brazos, Jasdero jugaba en alguna esquina de la habitación con... Con algo que ellos ignoraban porque estaban discutiendo asuntos de adultos.

A veces Allen envidiaba su inocencia (no la que tenía en el brazo, esa era suya y no podía autoenvidiarse porque eso... ¿Eso siquiera es posible? La cosa es que envidiaba la ingenuidad de Jasdero), aunque era sólo a veces. Otras ocasiones se preguntaba si era idiota o se hacía, ¡como Tyki y Sheryl!

Ellos eran idiotas.

—Encontramos un fuerte adversario y tenemos... Cosas que pagar por él —Devit pareció temblar de cólera— y si le dices de eso a Tyki o Road, Redibubu, cariño, conocerás porqué somos llamados el terror de América.

El albino parpadeó confuso y miró de un gemelo a otro, luego proceso lo que acababan de decirle, la amenaza y miró el dinero.

Sonrió.

—¿Están pagando las cuentas de un exorcista?

Oh, la que se armó cuando Road ingresó al comedor seguida del Conde justo en ese momento.

Sí, Allen conocería el dolor en sus carnes blandas...

SE ACERCA EL FUCKING CROSS, WES XD La verdad estoy por escribir el cap 17, debo decirles que todos son unos cabrones, alv :v

Mi Allen es el cabrón principal, pero el pinchi Kanda y el pinchi Cross no se quedan atrás, yo sí les doy con la chancla, la verdad xd ya quiero que lo lean :'v y me digan qué tal :'v

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora