27; Dios es cruel.

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Cuando cumplió doce, Tyki le regaló un botón.

En un principio le costó entender el significado del regalo, cuando recordó a Eaze (quien era mucho más pequeño que él) también lo hizo con los botones.

Había matado un exorcista.

—No lo quiero.

—No es lo que crees —rodó los ojos—. Mira el lugar donde debería estar el nombre.

Lo hizo.

Allen Mikk-Bell.

—¿Ty...?

—Sé que no quisiste que te diéramos nuestros apellidos de manera formal —le vio desviar la mirada con un leve sonrojo—. Sin embargo, Lulu y yo hemos estado hablando y...

—Pero... ¿Están seguros de esto? —volvió a mirar aquel botón con su nombre, también se sonrojó— Es decir, ella te odia, ¿no?

—Allen, a veces, cuando dos personas juran odiarse no es eso lo que realmente sienten —un rastro de tristeza cruzó su rostro—. Eres demasiado joven para entenderlo ahora y, honestamente, quisiera que no lo hicieras jamás, pero...

—¿Amas a Lulu?

No respondió, Mikk bajó la mirada durante unos segundos, procesando el razonamiento del menor y finalmente negó.

—No como en los libros que Road te hace leer —en realidad era Sheryl, pero...— Lo que sentimos ella y yo es... Es similar a lo que sientes tú por mí.

—¿Irritación?

—Comodidad —corrigió hastiado—. A pesar de que la sangre no nos une, es nuestro deseo lo que lo hace. Servir al Conde del milenio es más que un trabajo, somos... Una verdadera familia, Allen.

—¿Por qué me dices esto, Tyki?

—Porque tú eres...

Y no acabó.

Jasdevi había hecho aparición destrozando su puerta, ambos traían consigo un sinnúmero de maquillaje y esa fue la primera vez que Walker se disfrazó.

Después de eso, Mikk dejó de lado la conversación y lo que aprendió de él fueron puras cosas que le hubiera gustado jamás poner en práctica.

Y ahora, estando en aquel oscurecido mundo, observando una luna brillante parado sobre algún pasaje extraño, Allen lo recordaba.

¿Qué era él? ¿Para qué había nacido? Los sentimientos que le rodearon siempre fueron de desprecio hasta que Road y Tyki aparecieron en su vida, conocerlos le trajo penurias, brazos rotos y amputados, asfixia y montañas de tarea; aún así él...

Bajó la mirada, creyendo que si se centraba en el agua sus penas se irían con su suave andar.

Una luna negra, la destrucción de algún lugar, Lenalee Lee y el deseo de hacer que ella dejara de llorar.

—Julieta...

Llevó su mano al agua, en un intento por sacarla de aquella miseria que el inframundo al que Tyki le había enviado les daba, sin embargo...

—No puedes... —un tétrico rostro llegó a sus ojos, tembló cuando el miedo le invadió— No puedes ir con ella.

—¿Qué...?

—Los exorcistas son...

Abrió los ojos.

Un sentimiento extraño se instaló en su pecho y recordó todo lo sucedido al verse completamente vendado, se sintió raro.

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora