19; ¡Bienvenido!

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Tantas cosas pueden pasar en tres días... Tantas cosas que Allen vivió en una sola noche y que aprendió en sólo horas.

Hundió la cabeza entre sus rodillas y las abrazó, Tim se posó sobre su cabellera y se preguntó, mientras escuchaba la melodiosa voz de Lala, ¿cuánto tiempo le quedaría para encontrar la solución a su mayor problema?

Regresar al arca sería... ¿Siquiera era eso posible? Lo dudaba, ¿le importaba? No tanto, Road definitivamente le iba a matar.

Suspiró abriendo los ojos y mirando un punto perdido en la oscuridad en la que se había sumergido, pensó en Kanda y sus palabras.

«¡¿Acaso no tienes algo que te importe?!» Era algo de ese estilo, ¿no?

Sonrió ligeramente preocupado y alzó la cabeza para mirar el horizonte, ¿tenía algo importante? Road y los Noah eran su familia, definitivamente amaba a Lulu aún siendo ella la madre más ausente que existía, lo mismo con Tyki e incluso con el tío Skinn, sin embargo...

Apoyó su cabeza en el barandal junto a él y miró el claro cielo, se le notaba tan infinito y sin preocupaciones, nada como él.

Nuevamente pensó en su compañero exorcista y se preguntó si estaría bien, hacia dos días, cuando despertaron del desmayo tras la derrota del akuma, Toma había insistido en llevarles a un hospital, sin embargo se negó y Kanda acabó siendo arrastrado sin pestañear siquiera.

Sonrió ligeramente, quizás en serio el cara de niña no era tan malo como pudo haber pensado en un principio.

Los sucesos de los últimos días, las personas que acababa de conocer y a quienes había llegado a apreciar de algún modo en tan corto tiempo llegaron a su mente.

Julieta, Komui, Kanda y el maldito de Cross... Quizá la Orden era un buen sitio para él a fin de cuentas, los Noah querían destruir al mundo tras acabar con todos los rastros de inocencia que existían y él, por desgracia, tenía de eso en uno de sus brazos.

Siendo uno de ellos o no, Allen no podía imaginar una vida sin su brazo izquierdo.

—Esto es molesto —suspiró cansado volviendo a hundir su cabeza entre sus rodillas—. Muy, muy molesto.

Más pensamientos se aglomeraron en su mente, ignoraba cuánto tiempo permaneció en esa posición, pero en algún punto se desconectó de sus preocupaciones y se centró meramente en apreciar la voz de Lala.

Finalmente y después de lo que parecieron sólo minutos, pero que a juzgar por lo oscurecido del cielo fueron horas, Allen escuchó pasos ligeros acercarse a él y decidió ignorarlo creyendo que eran imaginaciones suyas.

—¿Estás durmiendo, Moyashi vago? —abrió los ojos, pero no se movió— Mantente alerta.

—¿No deberías estar en coma? —bufó hastiado y recordando sus pensamientos anteriores sobre ese sujeto— Toma me dijo que estarías de reposo por cinco meses, ¿qué haces aquí?

—Estoy curado.

—Ni de chiste.

—¡Cállate!

—Tan delicado como siempre.

Ninguno de los dos dijo nada, la voz de Lala creaba una extraña atmósfera de intimidad entre ellos y Walker no pudo evitar sentirse... Extraño.

Estar con Kanda, a solas más específicamente, después de todo lo que vivieron era... Era peculiar, el británico no estaba acostumbrado a pasar tanto tiempo con una persona de su misma raza (léase como humano) y el otro simplemente parecía odiarlos a todos por igual.

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora