2; Maldición.

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La primera vez que miró al Conde del Milenio, se había acojonado bastante. Aunque jamás lo admitiría.

Red odiaba los payasos con su alma, ¿la razón? Malas experiencias en el circo. Quizás era por ellos que no se llevaba bien con la mayoría de los humanos.

Cualquiera puede ponerse un disfraz de payaso y atormentar a un pobre niño, después de todo los seres humanos estaban así de podridos.

Es por ello que aquella apariencia gordinflona y extravagante del Conde le irritaba, era una parodia total a todo lo que odiaba y eso sin dudas le carcomía en algún aspecto.

Tuvieron que pasar dos días hasta que por fin Road y Tyki le convencieron de que aquello no era un circo excéntrico, y el Conde tuvo que acceder a lucir una forma más humana por el bien de la cordura del menor de todos ellos.

Por el bien de Red, el Conde del Milenio dejó entrever su forma humana por primera vez frente a todos los Noah en una reunión oficial. O por lo menos, frente a todos los que estaban entre ellos, siendo que aún faltaban algunos por despertar.

Pasado un mes desde aquel inoportuno y desafortunado encuentro, el infante se reprochaba a sí mismo la familiaridad que sentía ahora por el hombre robusto de pie frente a él.

El Conde del milenio le miraba con una fraternal sonrisa, Road les había dejado a solas mientras le insistía a Tyki de esperar fuera de la habitación del conde ya que tratarían asuntos privados.

Que mal rollo que le daba.

—¿Qué quieres? —espetó con desdén—. Estaba haciendo cosas importantes, ¿sabes? No todos tenemos tiempo libre.

Para tener ocho años era bastante arisco y grosero, el Conde estaba indeciso entre reeducar al crío o dejarle estar. Jasdevi se llevaba bien con él y a Road no le importaba pasar el rato cuando su padre adoptivo no miraba.

Sí, lo dejaría ser.

—Chico~, tenemos que conseguirte un nombre —declaró con una sonrisa, Red torció el gesto con molestia—, pero ese no es el motivo por el que te llamé.

—Más te vale, empezaba a pensar que esto era una perdida.

Tomó aire.

Estaba más que habituado a las singularidades de los demás Noah, sin embargo Red le alteraba de alguna manera. Quería agradarle.

—La verdadera razón por la que estás aquí, he escuchado que Tyki saldrá nuevamente —el castaño pareció nuevamente molesto—. Y estuve pensando que te sentirías solo ya que sólo Road se quedará aquí con nosotros, por eso...

—Espera, espera —frunció el ceño—. ¿Cómo que la única? ¿Y los demás? ¿Jasdevi tiene algo que hacer?

—Tienen... Asuntos que atender por ahora —desvió la mirada por un segundo—, pero no viene al caso. Como estaba diciendo, teniendo en cuenta eso estuve pensando en habituarte a lo que hacemos... A lo que hago.

—¿Eres payaso?

—No.

—Pues vale, con tal de salir podría acompañarte al fin del mundo.

Y él no lo sabía, pero sus palabras tuvieron más peso de lo imaginado. Tyki y Road tuvieron un mal presentimiento desde el otro lado de la puerta.

Sin embargo, Red ignoraba todo eso y no planeaba darle importancia ni ahora ni nunca.

Después de aquel pequeño intercambio y una corta discusión sobre el cómo y el cuándo, el pequeño castaño salió satisfecho y Tyki discutió la decisión del conde antes de irse.

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora