71; Timcanpy.

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Pronto la histeria se volvió su amiga.

Kanda no entendía cómo las cosas había acabado de tan peculiar manera, en un momento estaba pensando en cosas al azar, cosas relacionadas a Allen y otros temas de relevancia como su próxima caída; y al siguiente momento Tim aplastaba a un ciudadano, sumiendo en caos todo lo que los rodeaba cuando este atacó.

Saliendo intacto de debajo del gollem, dañándolo y respondiendo con agilidad los ataques de mugen.

Pronto se vio acorralado, golpeado contra el suelo y con su propio gollem (aquel que mantenía apagado y oculto para que la Orden no diera con él) alejado de su cuerpo. Una mano tomó su cabello, tirando de él mientras era arrastrado en dirección a un vacío callejón.

—Déjame a Allen y regresa a la Orden.

Los desconocidos no tenían derecho a ordenarle nada, sin importar cuán derrotado pudiera estar, la idea de hacer caso al pedido sin sentido de ese ser no era ni mínimamente algo que pudiera considerar. ¿Déjarle a Allen? ¡¡¿Déjarle a Allen y a saber qué le haría?!!

No.

La negativa pronto se vio desplazada, un intenso dolor recorrió su cabeza y sus ojos se vieron cegados, afectados por plumas blancas y brillantes que cubrieron sus pupilas imposibilitando su capacidad visual.

La sensación era asquerosa, los recuerdos acudieron a él en avalancha, como si fueran llamados por el extraño, como si registrase lo que su cerebro guardaba para documentar algo o informarse sobre un tema.

Y lo supo.

—Allen es un buen chico, ya veo... Así que no dijo nada sobre mí —Moyashi ocultaba más cosas de las que debería, Apócrifos miró a Tim con desprecio—. ¿Cómo fue la reunión con el maestro luego de treinta y cinco años, marioneta? Durante estos tres meses has sido una espina en mi costado, Allen ya ha comenzado a resurgir... Tu existencia podría apoyar a Allen durante su aislamiento, pero me preguntó si debería destruirte.

La máquina creada por un ser como aquel que lo construyó. Aquel que dio planos a Cross Marian para hacer una réplica exacta.

Nea...

Un Noé más asqueroso y peligroso que cualquier otro.

El destructor de tiempo.

Tim aleteó, elevándose unos centímetros una vez recuperó su tamaño original, tan pequeño y rápido que incluso un ser como aquel tendría problemas con atraparlo...

Apócrifos sonrió.

—Oh, entonces puedes volar... ¿Quieres ir hacia Allen? ¿Sería eso inteligente? —sonrió— Allen es una persona amable, si te vas con él entonces no tendré más remedio que tomar al propietario de mugen como rehén, entonces él tendrá que venir a mí para un intercambio. Me pregunto qué harás, marioneta... Si te quedas tranquilo, entonces no atacaré a Allen hoy.

Pero mañana las cosas eran diferentes.

Tim lo sabía.

Confiar en él era como hacer un pacto con un demonio, sin embargo eran sus acciones contra las de alguien superior. Descendió, ubicándose junto al gollem de Kanda y cediendo al capricho de aquel ser malvado.

Lo vio sonreír.

—Buen chico —sus halagos resultaban de todo, menos agradables, le vio sacar la lengua, de entre la deformación que cubrió el órgano extrajó un objeto y el gollem se estremeció—, por cierto, Cross te ha creado de una manera que te puedas regenerar tú mismo incluso si te has roto en pedazos. Sin embargo, tienes una debilidad, ¿no?

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora