Noah.

24; Misterio.

Y ahí estaba él, Allen se cuestionó, mientras le miraba mecerse y sollozar como una nena, si aquel hombre en serio era tan mayor como su apariencia lo dictaba.

No veía correcto el preguntar.

Hacía sólo unas horas que su viaje había empezado nuevamente, luego de su accidentado encuentro con los habitantes del pueblo, quienes no les creyeron nada de lo que dijeron y acabaron por sacarlos casi a la fuerza del lugar, y desde entonces Krory el vampiro exorcista seguía allí.

Hecho un ovillo mientras sollozaba, la cosa era... ¿Seguía con lo de Eliade o era por el rechazo de la gente?

Definitivamente, Walker no acababa por entender del todo el cómo se sentían los demás humanos. Quizá seguía odiándolos un poco también, tantos años entre el resentimiento de los Noah no fueron en vano...

—No deberías deprimirte tanto —escuchó decir a Lavi—. Kuro-chan, un hombre es un hombre mientras siga respirando.

—¿Era necesario decir eso?

Arystar parecía más afectado, el pelirrojo se encogió de hombros.

—Había que decirle algo y tú seguías mirándole como si su llanto te confundiese —ante ese hecho innegable, el albino rodó los ojos—. ¿Por qué no das un paseo por el tren, Kuro-chan? Es tu primera vez en uno, ¿no? ¡Ve a explorar!

—¿Pu... Puedo?

—¡Sí y de paso podrías ir a ver qué hay en el buffet!

—¡Allen!

—¿Qué?

—Oh, chico, tú en serio...

—Est... Está bien...

Los exorcistas le miraron levantarse y, con paso dudoso y algo tembloroso, Arystar se alejó de ellos en dirección a otro vagón.

Allen dio por muerta la discusión que Lavi había intentado iniciar, después de todo su tema central había acabado por irse, por lo que en su lugar se giró hacia la ventana y contempló en silencio el paisaje, deseaba tanto un dango o un pudín en ese momento.

Estaba tan hambriento y estresado que fácilmente le daría un mordisco a Timcanpy si este no se mantuviera mordiéndole, ese gollem caníbal parecía haber evolucionado también.

Sintió una fuerte mirada sobre él, no tan penetrante como la de Kanda Yuu o Lenalee Julieta Lee, miró al aprendiz de bookman de reojo.

—¿Sucede algo?

—Sólo me pregunto cuánto te durará el teatro.

—Bueno, he actuado desde la niñez —se encogió de hombros con desgano y volvió la vista a la ventana—. Puede que dure un instante o toda una vida, pero esto es parte de ser humanos, ¿no?

—El fingir no...

—Sí, lo es. Eso especialmente es muy de humanos, Lavi, tú mejor que nadie deberías entenderlo —sonrió desganado—. Un bookman es un hombre dado al conocimiento, usualmente se mezclan en el campo de batalla, entre los guerreros, en busca de información, cosas que documentar. No hay necesidad de sentimientos o lazos, sin embargo actúan amistosamente con ambos bandos... Eso es algo muy humano.

—Pero el motivo es diferente, lo que hacemos es trabajo.

—Yo también estoy trabajando.

—¿Para quién? —Allen abrió la boca para responder— Has dicho que Road Kamelot y tú tienen una conexión, ¿trabajas para el Conde?

La cerró.

Walker permaneció en silencio las siguientes dos horas y se dedicó meramente a mirar los paisajes que dejaban atrás, el pelirrojo consideró que quizá se había sobrepasado un poco, sin embargo eso era necesario.