«No recordaba cuándo sucedió, suponía que se debía más al tiempo transcurrido desde entonces que a cualquier otra cosa, sin embargo sabía (porque había algo dentro de él que se lo decía) que gran parte de su infancia estuvo entre ellos.
Los fenómenos de circo.
Cosimo se unió cuando tenía seis años, para entonces los demás miembros de la carpa ya abusaban verbal, física y emocionalmente de él.
No les hacía caso, era una pérdida de tiempo.
Red sabía que era un fenómeno, sin embargo no era uno lo suficientemente interesante para ser parte del show. Es por ello que era más un ayudante que miembro de ese selecto grupo de gente.
Siempre estuvo apartado.
Y Cosimo se aprovechó de eso, le tomó bajo su protección y se volvió su esclavo exclusivo.
No le molestó.
¿Cuál era el valor de la vida? ¿Qué era aquello que le hacía tan especial y al mismo tiempo tan común? Red no era nada.
Ni siquiera tenía un nombre, era llamado de aquel modo para evitar que los espectadores escucharan insultos. Todo por el color de su brazo izquierdo.
Rojo.
Siempre odiaría ese maldito color, siempre.
Su infancia no fue buena, pero no se quejaba. Le daba lo mismo, no había nada que pudiera hacer para luchar contra ese destino tan cruel.
Sus padres le abandonaron, la gente del circo no le aceptaba más que como sirviente, sus probabilidades de conseguir amigos o alguien que le quisiera eran bajas.
No le importaba, daba lo mismo.
Era cosa del azar, capricho del destino y no había nada que pudiera hacer.
O eso pensó hasta aquel día.
Habían pasado dos años desde la llegada de Cosimo al circo, a su vida, y como era usual este le ordenó ir a hacer un encargo.
Aparentemente se acercaba la llegada de un nuevo payaso, Red sabía lo envidioso que era aquel que ya conocía y no se extrañaba por el pedido de veneno para ratas.
Que hilarante.
Para ese momento se encontraba regresando después de haber comprado los “pequeños caramelos” (los payasos son muy sádicos, no le sorprendería que diera de esos al público también), fue entonces que se detuvo un momento.
En una esquina lejana a él había una tienda de juguetes, si bien el dinero no le pertenecía...
Compró una baraja de cartas, fue para lo único que le alcanzaron las monedas que quedaron. Aquello era irónico a más no poder, con un brazo inmóvil se supone que debería aprender a jugar con esas cosas... Menuda mierda.
Poco tiempo después, ya lejano a la ciudad y próximo a llegar a la carpa en donde tendría que ir a cuidar a los animales... Y a los osos también, Red se detuvo.
Miró su mano izquierda con desprecio y sacó la baraja de cartas de su bolsillo derecho con una mueca, intentó revolverlas por lo menos.
Sabía que debería tirarlas ahora o morir a manos de los golpes que Cosimo le daría por usar su dinero para algo que no le había mandado, la vida era taaaaaaan...
—¡Te digo que es por aquí!
—¡Pues yo te digo que la que abre las puertas soy yo! ¡¿Qué demonios te pasa, Tyki?!
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Noah.
Fanfiction¿Qué hubiera sucedido si, en vez de Mana, Allen hubiese sido adoptado por alguien más? ¿Qué sería de él y quién lo hubiera hecho? ¿Qué habría pasado si ese sujeto en cuestión fuera un aliado del conde? ¿Un Noah? ¿Allen seguiría siendo el mismo o est...