51; Cristal.

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La presencia de Cross Marian fue como un interruptor que dio paso a la esperanza.

Era así de jodidamente genial.

Komui se sumió en el más profundo estado de alivio cuando la voz de Reever se hizo oír en su transmisor, todos estaban a salvo dentro de la habilidad de Miranda y lo único que había por hacer ahora era detener el incendio.

Incluso la evacuación había terminado.

—¡Lavi, Kanda!—llamó recordando que aun faltaba saber de ese par— ¡¿Chicos, están bien?!

—¡Define bien!—se quejó el pelirrojo— ¡No me puedo mover, por amor a...!

—Lamento haberlos hecho pelear sin sus armas...

—Como si yo necesitase que te disculparas —bufó Yu—. Mi trabajo es combatir akumas.

—Ay, Yu, eres tan masculino...

—Y tú tan quejica.

Sí, bueno... Estaban bien.

El supervisor sonrió levemente y se giró nuevamente hacia Cross.

—General, si dejo a Lena y Allen a su cuidado... —dudó— ¿Podría...?

—Por supuesto —sonrió—. Trabajo es trabajo.

Sí.

Por eso se preocupaba, el general menos confiable de la Orden estaba allí... En fin.

Dedicó una sonrisa hacia el lugar donde su hermana se encontraba conversando amenamente con el británico albino y sólo pudo negar, ni siquiera había necesidad de decirles que los chicos estaban bien. Komui sabía que Allen era bueno atando cabos, quizá la paz estaba por llegar pronto y finalmente podría sentarse con el chico para tratar los asuntos que tenían pendientes.

Leverrier aun era un problema, pero siempre existía una manera de evadirlo.

Con eso en mente se dirigió a la salida, tenía personas que socorrer todavía y no debía perder mucho tiempo o sino Reever iba a gritarle...

Aunque honestamente, le aliviaba más la idea de que el hombre lo hiciera. No podría jamás imaginar lo vacía que sería su vida sin la presencia de aquel hombre gritón...

Walker suspiró mientras se cruzaba de brazos, Julieta sonreía de manera amigable frente a él y el alivio se sentía alrededor de ellos.

—Al final...—inició ella con diversión— Pudiste protegerlos.

—No, ellos mismos lo han hecho—bufó—. No puedo creer que mi compañera en la inutilidad se volviera tan importante.

—¿Estás celoso?

El chico sonrió.

—No, en realidad es reconfortante—confesó con una sonrisa pequeña—. Me hace feliz que ya no esté tan deprimida, ha encontrado en lo que es buena y...

—Miranda lo encontró gracias a ti, Allen—colocó su mano sobre su hombro—. Todo es gracias a ti... El que Miranda esté aquí, que Krory lo esté... No importa cómo lo mires, si no fuera por ti es difícil saber qué sería de la Orden... ¡Incluso yo estaría muerta!

El británico torció el gesto, no estaba de acuerdo con aquel argumento y estuvo por llevarle la contraria a sabiendas de que Lena odiaba que lo hiciera... Sin embargo, sus planes se vieron interrumpidos por los gruñidos y balbuceos del akuma.

La sorpresa los golpeó en ese momento. Justo cuando el ojo izquierdo del albino reaccionó y notó que el arma del conde se tomaba la cabeza en un gesto desesperado de dolor.

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora