72; Espeluznante.

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Silencio absoluto.

La oscuridad lo envolvió, sus ojos permanecieron cerrados y dejó que el ojo demoníaco liderara su búsqueda. Su cuerpo se relajó, sus manos se posaron en sus rodillas y soltó el aire con lentitud, sintiendo como las tensiones desaparecían, como sus preocupaciones se iban y dejaban en su sistema la absoluta concentración.

—Road... Somos hermanos —adoptivos y gracias a las memorias—. ¿Aún no sanan las heridas de tu pelea con Apo? Road...

Sonrió.

Una luz.

Una pequeña luz se presentó entre toda la negrura, formada por tres pequeñas esferas de energía, Wisely extendió su mano, recibiendo a la pequeña.

—Así que esto es lo mejor que puedes hacer... —suspiró, atento a la carita sonriente de la luz— Finalmente te encontré con mi ojo demoníaco. Allen Walker, a quien protegiste, está en peligro ahora.

"Nea", aquel improcedente decimocuarto, nacido en la familia de trece miembros que cruzaron el gran diluvio de Noé. El "Nea" que el Conde mismo se encargó de enterrar hace más de treinta años, finalmente había hecho su movimiento.

Plantando una semilla de caos en la memoria del exorcista, con los planes de nacer de él, apoderarse del cuerpo del tesoro de Tyki y hacerlo suyo.

"Nea"...

—A quien persigue ahora es, por supuesto, al Conde del Milenio —suspiró abriendo ligeramente los ojos—. Y eso es imperdonable...

Su rostro se tensó y la molestia lo golpeó.

La "sabia" memoria de Noé se ennegrecía en odio, un profundo resentimiento y furia por la traición de Nea. Sentimientos tan fuertes que lo hacían retorcerse, lo hacían sufrir por el dolor que la memoria suponía y se estaba mareando.

Wisely se llevó una mano al rostro, furioso por la memoria y consternado por sus propios sentimientos.

No debía dejarse llevar.

Si se dejaba consumir por el resentimiento lo perdería todo, su voluntad moriría con él y se convertiría en una sucia marioneta de odio. Una marioneta que podría darse la mano con Apócrifos ya que ambos serían los mismo.

La pequeña luz lo observó, la mano que la sostenía temblaba y el joven parecía sufrir.

Entendía eso.

La sabiduría, la voluntad, el sueño y la destrucción eran las memorias más pesadas...

La ira los lastimaba, los cegaba y los dañaba.

Pero ellos enloquecían de manera silenciosa, conectados a todos aquellos pensamientos directos de Noé. De Adam...

Dejó de sonreír.

—Nea es... Diferente de nosotros, por eso es... Tenebroso —murmuró atrayendo la mirada del chico, conociendo su batalla interna—. Si el Conde del Milenio llega a desaparecer, nosotros seremos destruidos por "el corazón".

—Road... ¿Está intentando conseguir algo? Dímelo —pidió ligeramente más calmado, sin acabar del todo su batalla—. Incluso mi ojo demoníaco no puede ver tan claramente... No estoy seguro si puedo "ver" apropiadamente, porque todo está conectado a ese laberinto negro de "Mana".

Podía verlos.

Allen Walker, el Conde del Milenio...

Estaba interesado de manera personal y por preocupaciones dirigidas a sus memorias resentidas. El chico, el anfitrión de Nea le resultaba conocido, causaba en él una nostalgia que no entendía y su mente era como un laberinto.

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora