48; Nuevo nivel.

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Los días eran divertidos...

Es decir, en un momento estás siendo motivado por BaKanda y al siguiente te prohiben ver (y por ende asesinar) al general que llevas más de tres meses buscando. En un momento eres un Noah tranquilo que se escapa de vez en cuando y al siguiente te enfrentas a la Orden, te acusan de hereje y mil cosas más.

En fin, es ta~n divertida.

Tanto que Allen sólo se dedicaba a mirar en silencio cómo todo se caía a pedazos a su alrededor, bueno... Eso le hubiera gustado, aunque debía admitir que es divertido observar de reojo al rarito aquel que hace tanto escándalo. En realidad se dedicó puramente a salvar al bueno de Bookman.

Porque no nos gusta deber favores.

Un suspiro casi deprimido escapó de los labios del albino una vez salvados Reever y los demás, el sonido del caos se esparció como pólvora por todo el lugar y se dedicó a observar con atención cómo los generales parecian resolver todo el problema.

—Las cosas de este modo... —murmuró para sí mismo mientras ayudaba a los científicos a deshacer el efecto del akuma sobre Bookman— Son aburridas.

Estaba nuevamente pensando en la depresión post-inutilidad. La vida era una montaña rusa y su estado anímico se mantenía bajo. Aquello era culpa de Lulu.

Como sea, debía admitir que sus pensamientos se volvieron un poco incoherentes en algún punto (quizás entre ver al mono de una de los generales convertirse en... ¡En una maldita bestia súper cool! Ah, y también estaba Cross lo que aumentaba su depresión ya que recordaba que no podría matarlo en una temporada). Antes de siquiera de darse cuenta todo se sumió en el silencio...

Bueno, tan silencioso como puede ser una vez acabada una microguerra.

Allen sonrió levemente mientras escuchaba el informe de Marie, dedicándose puramente a su servicio comunitario autoimpuesto. Sin embargo, había un pequeño problema.

Aún sentía la presencia de los akuma, incluso aunque fuera débil...

Se encontraba contrariado, sacudió ligeramente la cabeza y decidió centrarse.

¡Maldición, Walker!

—Jefe Reever —llamó atrayendo la atención del mismo—, deberíamos retirarnos hacia el piso de arriba, lejos del gas venenoso.

Porque si no lo hacían se iban a morir, ¿no? Era una sugerencia más racional de lo que se esperaría del lindo Redibobo.

El australiano se encontraba sumido en una pequeña ataque de tos, la preocupación se disparó en los científicos cercanos a él y el propio exorcista. Sin embargo, el jefe de sección negó con templeza y sonrió levemente mientras dirigía su mirada de ellos hacia la neblina formada por el gas.

—Estoy bien —respondió a sabiendas de la preocupación colectiva—. Será mejor que ustedes se vayan.

—Jefe...

—Algunos de mis chicos han sido afectados y se los están llevando por aquella puerta —recordó con amargura—. Puede que aún estén allí, debo detenerlos.

Las protestas no tardaron en llegar, como es obvio, la decisión estaba tomada ya y no había réplica que le hiciera cambiar de opinión. Wenhamm estaba más que decidido, sus subordinados había llegado a importar para él lo mismo que significaban para Lena.

Después de todo, la Orden Oscura era un lugar bastante solitario. Llegaba un punto en que se formaba una gran familia gracias a esto e incluso Yu Kanda lo entendía, incluso cuando lo negaba innumerables veces.

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora