57; Miedo.

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De cada diez veces que las cosas salen mal, Allen era el culpable de, por lo menos, nueve de ellas.

La última podía ser cosa de Lavi o de la rama científica de la Orden. Aquello era algo que Walker aprendió en su primera semana en la organización y Link tardó en ser consciente de este hecho alrededor de una hora, ese fue el tiempo en que tardó Kanda en cruzarse en el camino del chico ese día.

Y luego de esa pequeña explosión de destrucción, le siguieron alrededor de veinte más.

Sin embargo, aquella situación y la que vivían en ese momento no guardaban relación en lo absoluto. Esto debido a que el desastre era culpa de agentes externos, agentes de nombre Conde Milenario.

Y un poco de Timothy también.

Link parecía empezar a ceder ante el constante ataque del akuma nivel tres, Allen no se lo pensó demasiado cuando se halló a sí mismo siendo interceptado por su propio enemigo y el grito del nivel cuatro evitó que sus intentos por ayudar sirvieran de algo.

Su cuerpo retrocedió, regresando a su posición junto a Kanda y sus tímpanos sufrieron durante unos segundos.

—Maldita sea, en serio odio a estos tipos.

—Bueno, no pareces agradarles demasiado, así que...

—¿Intentas ser gracioso, Bakanda?

—No, ¿para qué demonios lo haría?

Bah.

Amargados de lado...

Allen se apresuró en recuperarse, si bien le gustaba bastante aquello de hacer el tonto (más incluso cuando Yu se encontraba de tan maravilloso humor), tenía clasísimo que aquel no era el momento indicado para ser imbécil.

El grito del akuma le había afectado lo suficiente como para ralentizar su capacidad de proceso de información, si eso le pasaba a él no quería ni imaginar lo que sucedería en esos momentos con Howard.

Cuando pudo levantarse no se sorprendió de lo que sus ojos vieron, Link había comenzado a ceder ante el ataque del enemigo y el niño a quien intentaba proteger había acabado por desmayarse... Aquel era un cuadro completo de desastre.

Muy bien, ¿y ahora...?

Nada acudió a su mente.

Nada de nada.

Ni una sola idea.

El único día en que quería ser creativo y salvarle la vida a un niño molesto, así como a su guardia personal, su imaginación había decidido irse de vacaciones.

Y los sellos se rompieron.

Sin ideas de qué hacer y guiado solo por su deseo de ser un héroe, Allen se preparó par acudir a la ayuda, sin embargo no dio ni dos pasos cuando un sujeto extraño se unió a todo aquel barullo escandaloso.

Fue cuestión de segundos para que todo el problema se resolviera de manera poco convencional (como todo en su vida), si tuviera que explicarle  a Lenalee lo sucedido, seguramente dejaría fuera su desconcierto por la extraña habilidad de aquel hombre.

En su lugar, sólo dejaría que ella supiera lo frustrado y molesto que se sentía.

Nuevamente, el alma de un akuma había perdido la oportunidad de redimirse...

Escuchó a Kanda moverse y lo miró de reojo, la atención del chico estaba en aquel enemigo que osaba ignorarlos en ese momento.

—Con lo bien que iba el día...

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora