46; Sospechoso.

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La tranquilidad nunca fue buen un buen presagio cuando de su vida se trataba... Es decir, sí, de vez en cuando no caía mal un descanso en el torbellino de aventuras sin final que le rodeaba, sin embargo le asustaba de cierta forma retorcida lo de caos que vendría una vez acabadas sus pequeñas vacaciones.

Era la calma antes de la tormenta, justo como pasaba para los exorcistas en lo que refería al Conde del Milenio.

Al menos se encargaría de gozar de la paz por un momento, eso lo había decidido mientras la Jefa de Enfermeras le arrastraba junto a Kanda (a quien había atrapado por culpa de cierto ciego) en dirección a la enfermería, llévaba ya dos horas de hacer justo eso.

Suspiró.

Dedos fríos rozaron su mejilla con ternura y sus ojos se encontraron con los de Lenalee Julieta, sonrió.

—No debes preocuparte —riñó con suavidad—. Todo está bien, Allen.

—Lo sé —aseguró convencido y miró hacia Loto en la cama junto a ellos—. ¿Cómo se sienten, chicas? Realmente no había preguntado y me siento un poco avergonzado. ¡Ustedes siempre se preocupan por mí y yo jamás...!

La alemana rió por lo bajo, los dedos de la china envolvieron aquella pálida mejilla masculina y tiró de ella.

—Allen, eres un caso, en serio —se burló Lotto—. ¡Llevas tirado en la cama de Lena alrededor de media hora!

Se encogió de hombros e hizo una pose dramática.

—La amo tanto que no puedo pensar claramente a su lado —fingió sollozos mientras se cubría el rostro—. ¡Pero ella se niega a aceptar todo el amor que tengo para darle, sólo...! ¡¡Sólo quiero aprovechar los pocos momentos en que me deja abrazagggg...!!

La sonrojada muchacha suspiró cuando se aseguró de callar al albino, la almohada sobre aquel maldecido rostro le proporcionó unos segundos de paz y calma.

A veces entendía a Kanda, otras veces... Otras veces también.

La puerta se abrió de golpe, provocando un desagradable crujido al romper algún cuadro detrás de la misma (mamá enfermera iba a matar a bebé Bookman), Lavi ingresó a la habitación con una sonrisa radiante y los brazos en jarra sobre sus caderas.

Apuntó a la china y al chico que intentaba matar con mucho esmero.

—¡Basta de intimidades, ustedes dos! —exigió sin borrar su sonrisa— La cena está servida... ¡¡A comer!!

Lena arqueó una ceja, aparentemente desconcertada por la palabrería rara del pelirrojo, Miranda volvió a reír y Walker logró escapar de su asesina cuando las palabras mágicas fueron dichas.

Se colgó del Jr.

—¡Lavi, mi...!

Negó.

—Lo siento, Allenbu —tomó sus hombros y lo alejó—. He querido decirte esto, lo he pensado mucho y yo... Creo que deberíamos terminar esto ahora... Simplemente no funciona, no me amas lo suficiente y... Y merezco algo mejor.

El británico se llevó una mano al pecho, su rostro se tiñó de dolor y Lavi bajó la mirada.

El silencio inundó la habitación, todos en un mutuo acuerdo para dejarles hacer su drama porque así eran ellos y así serían para siempre. No había caso, se habían resignado a tenerlos como su entretenimiento innecesario personal.

Allen jamás lo diría, a menos que su vida dependiera de eso o dejar de comer por una semana, pero consideraba a Lavi como el más cercano de sus amigos.

Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora