Capítulo 102

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Max

Después de esa espectacular cena y una buena charla sobre nuestras vidas pasadas, quise que darle algo a cambio por la maravillosa cita.

-Pequeña, hay algo más que quiero hacer en nuestra cita.

-Dime qué tienes en mente.

-Que nos transformemos y vallamos a pasear. Tienes un regalo en uno de los árboles cercanos, tendrás que buscarlo.

-Me gusta tu idea de cita, quisiera hacerlo más veces.

-Tendremos tiempo más adelante, no te preocupes.

Nos empezamos a transformar de espaldas al otro, al terminar nos dimos la vuelta y nos miramos a los ojos. Mi precioso lobo de ojos dispares me miraba con amor, no dudé en darle un lametazo en el hocico y dejarle sorprendido. Me devolvió el lametazo en el cuello, marcando el lugar de su futura marca. Le di un mordisco en la oreja y me aleje corriendo, esperando a que me siguiera y no tardó mucho en seguirme el juego, me persiguió mientras me mordía cariñosamente la oreja. Seguimos jugando durante un par de horas más y después de un rato de descansar nos fuimos a pasear.

"Que no se te olvide nuestro regalo"

Cierto, tengo que buscarlo

Me separé un poco de Adrián para empezar a olfatear cada árbol para poder encontrar mi regalo.

No pienses en marcar tu territorio como los perros pequeña.

No seas bobo, estoy buscando el regalo, tendrá tu olor asique me resultará fácil.

Valla no había pensado en eso, para la próxima tendré que quitarme mi olor.

No lo conseguirá, puedo detectar tu olor donde sea por muy poco que huela.

Eeeh que pequeña pervertida tengo.

¡No quise decirlo así! No me molestes.

Le di un bocado en la oreja por molestarme y él se lanzó contra mí, dejándome debajo de él.

No me tientes con tus mordisquitos pequeña o no podré controlarme.

Tampoco te pedí que te controlaras.

No sé de dónde saqué las fuerzas de decirle eso, pero es lo que realmente sentía. No quisiera que tuviese que retenerse sólo por mí. Después de la guerra de miradas lujuriosas y amorosas, Adrián se quitó de encima de mí.

Tienes que buscar tu regalo, más tarde te enseñaré lo loco que me pones si me descontrolo.

Avergonzada, me puse a buscar el regalo que Adrián me escondió por algún lado del bosque. Pasé por el lago, por la arboleda y por los descampados pero no encontraba nada, empezaba a darme por vencida.

Tardas mucho pequeña, no te lo puse tan difícil. No decías que podías detectar mi olor por poco que sea.

No molestes, si estás tan cerca no lo detecto bien.

Sé que sonaba a escusa, pero estaba demasiado distraída con su olor y con mis fantasías. Al cabo de dos horas más, por fin detecté un leve olor a Adrián. Se encontraba en un árbol cerca de donde nos quedamos a cenar, es cierto que lo dejó fácil. Me acerqué al árbol para poder rebuscarlo. Vi un paquete pequeño bien envuelto, al abrirlo pude ver un libro, uno que jamás había leído. Me transformé y me tiré a los brazos o más bien al pecho de mi precioso lobo.

-Gracias, gracias, gracias. Mil gracias por el libro, no lo he leído nunca y estoy deseando leerlo.

No podía soltar a Adrián, me encantaba el tacto de su pelo y estaba más que agradecida, nadie había tenido el detalle de regalarme un libro nunca y esto me ponía muy feliz.

-Vallamos a la manada, puedes transformarte si quieres.

Como le dije se transformó y cogidos de la mano nos fuimos hacia la manada. Estaba más que feliz, no me esperaba todo esto, es más de lo que me dieron nunca y me encanta. Tener un mate no es tan malo como pensé en un principio. Este es el mejor día de mi vida.

Él, ella y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora