Capítulo 100

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Max

Esto de ir de compras sólo con chicas es algo nuevo, no creí que podría pasar de todo. Ross no para de regañar a Keith, Keith no para de hacer travesuras con Kuro y yo sólo no puedo parar de reír.

-Ross no seas tan molesta.

-Keith la molesta eres tú. Estás haciendo que Max se avergüence en su primera salida con chicas.

-¿Eso es verdad?- me miró con ojitos de cachorro.

-No, me lo estoy pasando genial. Creo que es la mejor salida que he tenido nunca.

Creo que no debería haber dicho eso, ahora todas me miran con compasión.

-Chicas, esas miradas.

-Perdón Max.

K: Prometo que habrá más salidas como estas.

-Gracias Kuro.

No parábamos de ir de tienda en tienda, la mayoría de cosas eran para Ross y Keith. Al entrar a la última tienda me llamó la atención un vestido negro precioso con un escote bastante amplio.

-¿Vas a comprarte ese trapo provocador?

-No seas mojigata Ross, haces bien Max date un caprichito.

Sinceramente la opinión del resto no me importa mucho, pero quiero ver cómo se lo toma Adrián. Qué pensará él al verme.

K: Seguro que le dejas con la boca abierta.

-Gracias Kuro.

Definitivamente me lo compraré. No puedo parar de imaginar posibles resultados a mi provocación. Admito que tengo un poco de miedo y nervios, soy novata en esto de tener una relación.

-Hey guapa, qué me dices si te invito a algo, por supuesto tus amigas también pueden venir.

-Wow, no sabía que los neandertales hablaran.

-¡Max! No seas grosera.

-Oh vamos Ross no le contradigas a Max.

K: Si quieres me encargo yo de esto.

-Hey, hey, controla a tu perro. Sólo quería invitarte a algo.

-Bueno ya has oído a la jefa, largo.

Me di la vuelta para irme, no sin antes hacer una travesura.

-Kuro.

K: Dime.

-No puedes comer sobras y lo sabes, pero puedes jugar con tu juguetito.

K: Entendido.

Kuro se fue a gruñir a su nuevo juguetito mientras que Ross y Keith se acercaban a mí, Ross regañándome y Keith riéndose.

-Vamos no es para tanto Ross, sólo es un sustito. Vayámonos a casa, quiero ver cómo está la manada. Kuro, a casa.

K: Enseguida.

Todas nos íbamos a casa contentas y con nuestras compras hechas. Al pasar por un escaparate, pude ver el peluche que desde pequeña quise, por el cual mis padres no están conmigo.

-¿Quieres ese peluche?

-¿Eh? Ah, no, no es eso. Olvídalo y vámonos.

Por muy bonito que sea el peluche, no puedo cogerlo, tendría demasiados sentimientos contradictorios. Al darme cuenta dónde estábamos, no encontraba a Kuro por ningún lado.

-Chicas ¿y Kuro?

-Ah, ha ido a comprar una cosa. Le escribí una nota y le di el dinero tranquila.

-Ni que fuera la recadera.

-Era lo que ella quería.

-Me siento mal al no darme cuenta de que quería algo.

-Mira, por ahí viene.

Efectivamente Kuro se acercaba a nosotras con dos bolsas en la boca. Es una imagen bastante linda.

-¿Lista Kuro?

K: Sí, siento tardar, tenía que comprar unas cosas para regalar.

-Que atenta, la próxima avísame y te lo compraré.

K: No es necesario, con una nota y dinero todo el mundo me hace caso.

Nos fuimos a casa con bastantes bolsas, deberíamos haber traído a algún chico para que cargara las bolsas.

Él, ella y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora