Capitulo 2 - Recordar

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  • Dedicado a Anaaid' Monarrez
                                    

-Llévame con ella – Dijo Layla.

-¿Segura? –Preguntó Antonia.

-Sí, mamá, estoy segura, yo también quiero conocerla – Dijo Layla calmadamente – Además, tu y ella tienen que hablar.

-Yo no quiero hablar con ella.

-¿Por qué? ¿Te das cuenta que eres tu quien no quiere solucionar las cosas?

-Las cosas no tienen solución – Dijo Antonia.

-Mamá, mi abuela tenía razón en no querer que tu estuvieras con mi padre. El te abandonó dejándote a cargo de mí, eso no habla muy bien de él – dijo Layla – y ¿Por qué en la carta decía que tu hermana “regresaría a México”? ¿Y también que tus papás “regresaron” a México?

-Porque, yo no soy Alemana, soy mexicana.

-¿Por qué nunca me lo habías dicho? –Preguntó Layla.

-¿Para qué? Eso forma parte de mi pasado.

-¿Qué más cosas me has ocultado? –Preguntó Layla irritada.

-Nada eso es todo.

-¿Mi papá es también mexicano?

-No, el si es alemán, el fue el de la idea de que nos viniéramos a Alemania. Mi mamá nos siguió, llegamos a Berlín, pero después escapamos, para terminar aquí –Dijo Antonia.

-Ok. ¿Cuándo saldremos hacia México? –Preguntó Layla.

-Si tú quieres, este mismísimo fin de semana. En el sobre de la carta está la dirección de mi madre.

-Ok. ¿Comprarás los pasajes de avión?

-Sí. Ahora mismo.

Layla no dijo más y salió del cuarto de su madre. Ahora empezaba a comprender, porque desde pequeña le habían enseñado el idioma español. Se recostó en su cama y empezó a mirar el techo.

“Ahora entiendo todo” –pensaba.

Se quedó dormida mientras repasaba todas las palabras que le había dicho a su madre.

[Viernes veintiocho de diciembre, dos mil siete. Nueve de la noche]

Antonia se encontraba en su cuarto, haciendo maletas. Estaba nerviosa. Al siguiente día tomarían el avión que las llevaría con su madre. Eso era algo nuevo en su vida. Ya que estaba acostumbrada a despertarse, llevar a Layla al colegio, dirigirse hacia su trabajo. Era el único lugar en el que estaba acompañada. En el que no se sentía sola. Ya que en su trabajo tenía muchos amigos. Después de trabajar todo el día, se dirigía a su casa, para preparar la cena. Encontrarse sola en el comedor, ya que Layla siempre tomaba su comida y se iba a encerrar a su cuarto. Recogía los platos, se daba un baño y dormirse. Para que al siguiente día se encontrara con la copia del día anterior.

Por su parte Layla, había terminado de empacar sus cosas. A excepción de una caja de cartón grande que guardaba bajo su cama. Se tiró en el piso, la sacó y quitó la tapa forrada de negro, en la que había un papel que decía “Recuerdos”.

En la cima de las cosas que habían en esa caja, había un cartel enrollado. Layla lo tomó y lo expandió. En el cartel decía: “Layla, estamos contigo” se lo habían hecho sus amigas de cuarto año, en las épocas más complicadas que llevaba la enfermedad de Layla, la leucemia.

Adentro de la caja, había muchas fotos de Layla sonriendo junto a sus amigos. Había una pulsera morada que tenía “Forever together” esa pulsera era un regalo de su mejor amiga Dagna. Entre muchas cosas, estaba un diario. Layla lo abrió y fue directamente hasta la última hoja.

“No sé qué está pasando. Me alejé completamente de mis amigos. Eran lo único que tenía, después de descubrir a la verdad sobre mi padre, he perdido a mi madre. Ahora estoy sola. Solo hoy me alteré y comencé a gritar fuertemente y mis amigos solo retrocedían. Ellos no tenían la culpa de mi enfermedad, pero estaba harta de que en la escuela me discriminaran porque a veces no tengo cabello. Ellos son los únicos que no me discriminan, ellos realmente me quieren.

Un chico de sexto año, me tomó del brazo fuertemente y me empezó a decir cosas feas, sobre mi cabello. Ya que comenzó a crecer y lo llevo como el de un hombre. ¿Qué problema hay en eso? Luce bien.

No, ya no quiero escribir más. No quiero terminar llorando”

Layla cerró el diario y una lágrima resbalaba por su mejilla. “Los perdí”-pensó-“Mi vida comenzó a ser solitaria desde ese día” Guardó las cosas que había sacado de la caja, y puso la tapa. Colocó la caja arriba de la mesita, que se encontraba al lado de la cama. Se recostó en la cama y se quedó dormida.

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