Capitulo 74 - Ayuda.

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Caminaron por la acera, hasta llegar a un restaurante, al cual, Layla y Jahir habían ido alguna vez. Este estaba muy concurrido y por suerte, las chicas encontraron una mesa libre. Llamaron a un mesero con un simple movimiento de mano. Este caminaba hacia ellas, cuando un grupo de chicos, que estaba sentado a unas mesas de distancia, lo detuvo y pidieron sus órdenes. Layla revoleó los ojos, para después mirar a esos chicos. Ellos no eran nada más y nada menos que Jahir y sus amigos.

–No le hables –Exigió Layla, al ver que Eleanor quería llamar la atención del mesero.

– ¿Por qué?

–Ellos son Jahir y sus amigos, no quiero que nos vean –Contestó Layla. Eleanor la miró desconcertada, pero después se encogió de hombros y llamó a otro mesero.

– ¿Qué van a pedir? –Preguntó.

–Yo una ensalada de atún. –Contestó Eleanor, a lo que el mesero anotó algo en su libretita.

–Una pizza –Dijo Layla –. Mediana.

Eleanor la miró aterrorizada, para después disimular su sorpresa.

–He estado hablando con Jack sobre lo que pasará después de que tenga tu apellido –Dijo Eleanor después de unos minutos. Layla la miró inmediatamente.

–Si lo que piensas en que de inmediato lo llevaremos a mi casa, estás muy equivocada. No podemos llevárnoslo así como así, tiene que ser poco a poco, ya que él es muy nervioso –Dijo Layla –. Además, es decisión de él, en donde quiera vivir.

–No, él dice que lo entiende, aunque… no sabe lo que quiere.

–Y lo entiendo, no ha de ser fácil –Dijo Layla, dándole un mordisco a un pedazo de la pizza, que apenas acababa de dejar el mesero.

–Bueno, en fin, no te invité a comer para hablar de eso. Si no, para conocerte más, ya que eres prácticamente mi hermana –Dijo Eleanor –. Háblame de ti.

– ¿Qué te parece si mejor me dices lo que piensas de mi?

–Me parece que eres una persona alegre, aunque agresiva y enojona, eres… ¿positiva? –Layla se encogió de hombros –, muy segura de sí misma, amigable y ya no sé que más decir.

–Acertaste en algunas. Ahora va mi turno –Dijo Layla –. Eres seria, nerviosa aunque a veces relajada, enojona, orgullosa, demasiado segura de sí misma, un poco positiva, linda inferiormente como exteriormente, a juzgar por cómo te vistes se puede decir que te gusta el rock, peleas por lo que es tuyo, y ves las cosas desde una perspectiva muy distinta a la mía.

–Me sorprende  –Comentó Eleanor, mientras comía de su ensalada.

–Son cosas que pude ver desde que te conocí, y disculpa mi sinceridad –Dijo Layla.

–De eso no te preocupes, tengo muy bien presente mis defectos y virtudes –Dijo Eleanor –. Disculpa le pregunta, y sé que te parecerá incomodo, pero, ¿Peleaste con Jahir?

–Sí, pero, no quiero hablar de eso.

–Irás a buscarla –Dijo Otto, aquel chico de ojos verdes y cuerpo muy bien trabajado –. Es más, saliendo de aquí, saldrás directo a su casa.

–No lo creo –Dijo Jahir.

– ¡No nos hagas reír! –Exclamó Will.

Jahir rió, para después mirar alrededor. Su mirada se detuvo en dos chicas que reían y que eran muy conocidas para él.  «Pero, ¡Que…!»

–Creo que ya nos vio –comentó Eleanor. Layla no quiso voltear y solo siguió comiendo. Jahir se puso de pie y caminó hacia ellas –. Hola, Jahir. ¿Cómo estás? –Preguntó Eleanor sonriendo incómodamente por la situación. Jahir fingió una sonrisa, para después ver a Layla, esta miraba hacia su pizza.

–Bien… estoy bien –Contestó Jahir, esperando una mirada de la chica –. ¿Y tú?

–Bien, gracias –Se quedaron unos momentos en silencio, cuando Eleanor se puso de pie –. Bien… yo me voy, después nos vemos Layla –salió inmediatamente del restaurante.

– ¿Qué… –Layla se puso de pie y también salió. Jahir la siguió, hasta doblar la esquina, ya que Layla se detuvo –. ¿Qué quieres?

– ¿No eres tu quien me debe una disculpa? –Preguntó Jahir. Layla suspiró, y miró hacia otro lado, evitando su mirada.

–Perdón –Dijo un poco más calmada, para después tomar un autobús e irse.

Jahir espero quince minutos, hasta que llegara el otro autobús con el mismo destino. Este llegó y el chico, sin dudarlo, se subió.

Bajó inmediatamente, y se adentró en el bosque, esperando encontrarse a Layla en el lago, pero no fue así. Se sentó en la orilla con dificultad, ya que le dolían las costillas. « ¿Dónde estás?»

Se sobresaltó a escuchar unas ramas romperse, miró hacia atrás y una figura de una chica, se acercaba desde lo lejos. Entre cerró los ojos, tratando de ver quién era, aunque ya se lo imaginaba. Esa chica se acercó y se sentó al lado de él sin decir nada.

–Sabía que vendrías.

–Yo también, la verdad no me decidía, porque sabía que tú estarías aquí, esperándome –Confesó Layla, sin mirarlo a los ojos.

–Y… ¿Qué pasa?

–Que ayer peleamos –Contestó Layla –. Al menos yo lo recuerdo, porque fue mi culpa.

–No digas eso.

Layla lo miró con cara de pocos amigos y Jahir no tuvo más que aceptar que fue culpa de la chica.

– ¿Qué te pasa idiota? –Preguntó enojado. Por el cuello se alcanzaban a ver sus venas alteradas, gracias al enojo. Empujó a ese hombre, y más personas los comenzaron a rodear –. ¡Te dije que no te metieras conmigo!

Aquel hombre se incorporó, para luego, darle un golpe con el puño a Jorge, en la cara. Su nariz comenzó a sangrar, el se la limpió con un simple rasgueo con su mano derecha, para después comenzar con la pelea. Todos los presos se alborotaron, deseosos de ver más golpes y sangre. El preso cabeza de la pelea, sacó una navaja y dispuesto a encajársela a Jorge, se acercó un poco más. La cara de Jorge cambió por completo y empalideció. Su boca se abrió de sorpresa y fue cayendo poco a poco. En su costado izquierdo se formaba una mancha roja, que sobresalía en la tela color blanco de su camisa.

Los guardias entraron rápidamente, y retiraron a los presos, incluyendo al que hace minutos, disputaba una pelea con Jorge. El chico yacía tirado en el suelo, tocándose la herida y respirando dificultosamente.

–Ayuda –Muy apenas pudo articular estas palabras. Los guardias lo llevaron a la enfermería.

–Quiero conocer a… ¿Catalina?

–Sí, se llama Catalina. ¿Por qué no vamos ahora? –Preguntó.

Salieron del bosque, en silencio, ya que seguían un poco enojados. Al salir tomaron un autobús.

Una chica de baja estatura, cabello largo y de color negro, ojos marrones y sonrisa encantadora, los recibió en la puerta. Al ver a Jahir se lanzó hacia él y le dio un abrazo. Layla solo se quedó observándolos.

–Ella es Layla –Dijo Jahir deshaciendo el abrazo. Catalina miró a la chica y le sonrió –. Ella es Catalina.

–Mucho gusto –Dijo Layla.

–Igualmente.

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