-Layla, yo solo quería ver a tu madre –Dijo Ernest – Quería ver como esta.
-¿Y eso le importa? –Preguntó Layla, ya tenía los ojos cristalizados- Señor, si en verdad le importara, hubiera estado con nosotras todo el tiempo.
-Layla, cálmate –Dijo Antonia.
-Mamá, como me pides que me calme –Dijo Layla mirando a su madre.
-Será mejor que me vaya –Dijo Ernest.
-Exactamente, vete. –Dijo Antonia.
-Una pregunta. ¿Cómo consiguió la dirección? –Preguntó Layla.
-Hoy en la mañana, te vi salir de aquí – Dijo Ernest, para después irse.
Layla se metió a su casa, subió corriendo los escalones, tomó un cambio de ropa y se encerró en el baño. Se dio un baño, se metió en su cuarto y se tiró en el pequeño sillón que está cerca de la ventana, para quedarse observando para afuera, como cuando estaba más chica.
-Layla…
-Mamá, quiero estar sola –Interrumpió Layla a su madre.
-Solo quería decirte que… -Comenzó a decir Antonia – Tu padre quiere quedarse a vivir aquí.
-¿Qué? ¿Estás bromeando? –Preguntó Layla alterada.
-No, dijo que si tú querías, el se podía quedar aquí –Dijo Antonia
-Permíteme recordarte, que esta es casa de Paula –Dijo Layla- Además ¿para qué lo quieres? ¿Para qué te siga haciendo daño?
-¿De qué hablas?
-Mamá, no me niegues, que cuando él vivía con nosotras, te maltrataba.
-¿Y tu como sabes eso? –Preguntó Antonia confundida.
-Una noche, invitaste a una amiga a cenar a la casa de Alemania, y yo como siempre, no cené en la mesa. Pero estaba la puerta de mi cuarto abierta, así que pude escuchar todo. Tú le contaste, todas las maneras en las cuales Ernest te maltrató psicológica y físicamente –Dijo Layla.
-Layla, siento que hayas escuchado eso –Dijo Antonia, una lágrima comenzaba a resbalar por su mejilla.
-Mamá ¿Realmente quieres estar de nuevo con Ernest? –Preguntó Layla.
-No.
-¿Entonces?
-Creí que tú sí, y solo actuabas así, para parecer fuerte –Dijo Antonia.
-Mamá, yo no soy fuerte. Pero tampoco soy tonta –Dijo Layla.
-Ok. –Dijo Antonia, para después bajar al primer piso.
“No lo puedo creer” –Pensó Layla.
Layla tomó su celular, conectó los auriculares, colocó cada uno en su oreja y le subió todo el volumen. Se dirigió hacia su cama y se tiró ahí, para quedarse dos horas escuchando música y pensando.
[Nueve de agosto, dos mil once. Siete de la mañana]
-Hola Layla –Dijo Regina acercándose.
-Hey! Chicas ¿Cómo están? –Preguntó Roberto mientras llegaba.
-Bien –Contestó Regina.
Layla no hablaba, todavía pensaba en lo sucedido la noche pasada. Y no se había dado cuenta de la presencia de sus amigos.
-Layla ¿Qué tienes? –Preguntó Roberto.
-¡Layla! –Gritó Regina, al ver que su amiga no reaccionaba.
-Hey! ¿Mande? ¿Cuándo llegaron? –Preguntó Layla.
-Hace unos minutos. –Dijo Regina - ¿Qué te pasa?
-¿Por qué? –Preguntó Layla.
-No lo sé, estas muy distraída-Dijo Roberto.
-Nada, no pasa nada ¿Entramos? –Preguntó Layla, para después entrar a la prepa seguida de sus amigos.
“Iré al bosque –pensaba Layla, mientras el profe de matemática explicaba la clase – necesito despejar mi mente”
[Una diez, de la tarde]
-¡Layla! ¿Vas para tu casa? –Preguntó Regina.
-Sí. Adiós –Dijo Layla, para después salir casi corriendo.
Apenas iba a doblar la esquina, cuando alguien la detuvo.
-¡Layla! ¿A dónde vas? –Preguntó.
-Jahir… a mi casa.
-¿Te llevo? –Preguntó Jahir.
-No, gracias –Dijo Layla. Tomo un autobús, y se bajó antes de llegar a su casa, para dirigirse al bosque.
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Positive vibe...
Teen FictionLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...