Capitulo 20 - Asustada.

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Roberto se despidió de Regina y esta entró a su casa. Pablo la esperaba sentado en el sillón.

-¿Me puedes decir por qué faltaste a la prepa? –Preguntó.

-¿De que hablas? –Preguntó Regina.

-La trabajadora social marcó al telefono de la casa – Comenzó a decir Pablo – Para preguntar si iba a justificar tu inasistencia.

Regina se quedó callada.

-Dime ¿Por qué faltaste? –Preguntó Pablo.

-Me fui con mis amigos, a un Starbucks –contestó Regina temerosa.

-¿Por qué y con permiso de quien? –Preguntó Pablo.

Regina no contestó, comenzó a asustarse demasiado.

-Regina, contestale a tu padre, o ¿serás igual de grosera como Layla? –Preguntó un hombre, Regina giró la cabeza hacie el lugar de donde venía esa voz. Ernest se encontraba sentado en uno de los sillones –Compadre, las mujeres aprenden a obedecer, si les das su merecido – dijo dirigiéndose a Pablo.

Este comenzó a acercarse a Regina, levantó un brazo, estaba a punto de pegarle y…

-Papá no me pegues, por favor –Dijo Regina, tenía los ojos criztalizados, y su voz salía temblorosa – Te juro que no lo volveré a hacer.

-Sube a tu cuarto – Dijo Pablo – Después hablamos.

Regina obedeció, se encerró en su cuarto. Decidió mandarle un mensaje a Layla, pero se dio cuenta de que su mochila se le había caído al evitar que su papá le pegará, y ahí tenía el celular.

-¡Por Dios! ¿Qué hago? –Se preguntaba, mientras caminaba de un lado a otro, en su cuarto - ¡Los dos son unos imbéciles!

Mientras, Layla le contaba a su madre lo sucedió, ella solo le decía que no lo volviera a hacer.

[Once de la noche]

Regina apenas se quedaba dormida, cuando la puerta de su cuarto se habrió de golpe. Pablo estaba un poco ebrio y se dirigía hacia Regina.

-¿Aprendiste que no estuvo bien lo que hiciste? –Le preguntó

-Si papá –Contestó Regina, sentándose en la cama.

-Que bien, porque no quiero enseñarte lo que esta bien y lo que no, de la forma en la que le enseñé a tu madre –Dijo Pablo – A golpes.

-¡Eres un imbécil! –susurró Regina.

-¿Qué dijiste muchachita insolente?

-Que eres un imbécil, eso fue lo que dije – contestó Regina. Pablo le dio una bofetada que la tiró al suelo.

-¿Sigues pensando lo mismo?

-Sí, nunca, escuchame bien, NUNCA lo dejaré de pensar – Dijo Regina - ¿Disfrutas golpeando a la gente? DIME ¿Qué se siente ser un idiota?

Pablo se quitó el cinto del pantalón y comenzó a pegarle en la espalda.

<<Aguanta Regina – se decía así misma en la mente – el pagará por todo”>>

Se escuchó una risa, Regina volteó a ver a la estrada de su cuarto y ahí estaba Ernest, riendose de ella.

-Esto es para que aprendas, que a mi nunca me vaz a insultar – Dijo Pablo, tomó a Regina del cabello haciendo que su mirada se dirigiera al techo - ¿Entendiste?

-Imbécil –Dijo Regina, giró la cabeza hacia la cara de su padre y le escupió – Me das asco.

Pablo le dio otra bofetada provocándo que el labio inferior, de Regina, comenzara a sangrar.

Ernest y el bajaron al primer piso, se podían escuchar sus burlas. Regina se rozó las llemas de los dedos en la espalda, y gimió de dolor. Comenzó a llorar más y más, hasta que se quedó dormida.

[Martes dieciseis de agosto. Seis de la mañana]

Regina estaba en su cuarto maquillando los moretones que habían provocado las bofetadas de su padre, en sus mejillas. Había puesto muchas capas de maquillaje y los moretones se iban ocultándo cada vez más.

Una hora más tarde, caminaba hacia sus amigos, que ya la esperaban en la puerta de la prepa.

-Hola –Dijo al llegar.

-Hola – contestaron Layla y Roberto al unisono. Jahir solo la miraba extrañamente.

-¿Creíste que podías ocultarlos? – Le preguntó.

-¿Qué? –Preguntó Regina.

-Los moretones, yo no soy tonto – Contestó Jahir – Si me doy cuenta.

-¿De que moretones habla? –Preguntó Layla.

-Mi papá… ayer me golpeó –Dijo Regina – Y… ¿Sabes quien se lo propuso y aparte de eso, se rió mientras Pablo me golpeaba?

-¿Quién? –Preguntó Layla extrañada.

-Ernest –contestó Regina.

-¡Es un idiota! Cuando lo vea…

-¡No Layla! No vas a hacer nada, deja que yo lo solucione sola – Interrumpió Regina.

-¿Los vas a denunciar? –Preguntó Roberto.

-No –contestó Regina.

-¿Por qué? –Preguntó Jahir - ¿Piensas seguir aguantando golpes?

-No pregunten –Dijo Regina, para después meterse a la prepa.

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