–Eleanor, apúrate, se nos hará tarde –Gritaba Tom, en las escaleras.
–Espera, solo falta que me arregle el cabello –Dijo Eleanor.
Se recogió su cabello con una colita y salieron apurados, poniéndose los suéteres en el camino.
Llegaron a la prepa y un maestro los detuvo.
–Chicos, se van a detención –Dijo.
–Maestro, pero yo tengo un examen –Dijo Tom
–Ok, ve a tu salón y tomarás la detención mañana –Dijo el maestro – Y tu, ve por la ficha y te vas a detención –le dijo a Eleanor.
En ese preciso momento, Layla entraba sola a la prepa, ya que Regina había decidido no esperarla.
–Mira, no te vas a ir sola –Le dijo el maestro señalando a Layla – tendrás compañía.
– ¿Mande? –Preguntó Layla - ¿Me iré a Detención?
–Así es, de nuevo –contestó el maestro – con lo que me gusta mandarte a detención.
Layla izo una mueca de desaprobación, para después ir con Eleanor por la ficha y dirigirse al aula de detención.
Entregaron las fichas, Layla siguió a Eleanor y se sentó al lado de ella.
– ¿Cómo estás? – Rompió el silencio incomodo que se había formado entre ellas.
–Bien ¿Y tú? ¿Cómo seguiste?
–Pues, mi enfermedad no empeora, ni mejora – contestó Layla.
–Lo siento – Dijo Eleanor.
Volvieron a quedarse en silencio, Layla comenzó a acomodarse su gorro invernal.
– ¿Cuánto te tardará en crecer el cabello? –Preguntó Eleanor.
–No lo sé –contestó Layla
–Hace un mes que no hablamos.
–Sí –Dijo Layla – se pasó tan rápido –Eleanor sólo asintió sin saber que decir – ¿No has hablado con… Jahir?
–No –contestó Eleanor – me da lo mismo.
– ¿Ya no lo quieres? –Eleanor negó con la cabeza, muy segura de su respuesta – Ya veo.
– ¿Cómo está el? –Preguntó Eleanor mirando a Layla.
–Pues… no sabría responderte –Contestó Layla – reponiéndose – Eleanor fingió una risita – Pero no de su rompimiento –Eleanor giró rápidamente la mirada hacia Layla.
– ¿De qué? –Preguntó.
–Su papá murió.
– ¿Enserio? – Preguntó Eleanor sorprendida – no lo sabía.
–No, yo fui la primera en enterarse. El no quería que lo supieran –dijo Layla – Quería estar solo.
–Ya veo.
–Eleanor ¿De verdad no lo quieres?
–No, entendí que a él la persona quien más le va a importar, eres tú. –Contestó la chica- Y digamos que lo olvidé.
–Ah! ¿No sales con nadie?
–No, quiero pasar tiempo sola.
–Genial.
–Así que, sí tu y Jahir quieren tener una relación, ahora es cuando –Dijo Eleanor, Layla la miró inmediatamente – no desaprovechen su oportunidad.
Layla sonrió tímidamente, sin enseñar los dientes.
–Hoy hablé con Eleanor –comentó Layla.
–Ah! ¿Sí? –Preguntó Jahir desinteresado, sentándose en la orilla del lago - ¿De qué?
–De ti –contestó Layla, para después mirarlo – Le conté lo que sucedió.
– ¿Porqué? A ella no le interesa –Dijo Jahir relajado.
–Al principio se veía desinteresada, pero después comenzó a hacer preguntas.
–No hablemos de ella ¿ok?
–Ok –Dijo Layla recargándose en el hombro de Jahir. Sonrió sin enseñar los dientes.
–Te quiero, pequeña –Dijo Jahir, rodeando el cuello de Layla, con su brazo.
–Yo igual.
Layla y Regina estaban en la casa, solas, sentadas en la sala de estar, tomando chocolate caliente y viendo la televisión. Cuando sonó el timbre de la puerta principal, Regina se puso de pie y abrió la puerta.
–Layla, te buscan –Dijo, para después regresar a sentarse.
– ¿Jahir? –Preguntó Layla.
–No, soy yo, Jorge –Dijo el chico.
Layla se puso un suéter, y salió de mala gana.
– ¿Mande? –Preguntó de mala gana.
– ¿Todavía estás enojada conmigo? –Preguntó Jorge.
–Sí, no debiste besarme por la fuerza.
–Perdóname.
–Te lo había advertido. Parece que no entiendes. Además derramaste el jugo en mi blusa y en vez de disculparte, te reíste.
–Tú hubieras hecho lo mismo.
–Bueno, sí, pero… ¡No trates de ser como yo!
–Yo pensé que así te agradaría.
–Pues no, ¿Sabes qué? Adiós.
–Layla… –El chico apenas iba a hablar, cuando Layla cerró de un portazo.
– ¿Todavía sigues enojada con él? –Preguntó Regina, sin dejar de ver la televisión.
–Sí –contestó Layla, para después beber la bebida caliente y cubrirse con la sabana.
–Bueno, reconozco que es un grosero y que a veces es estresante – Opinó Regina – Pero, no es para tanto.
– ¿No es para tanto? – Preguntó Layla apagando la televisión para tomar la atención de su amiga – ¿Te parece poco cuando le habló groseramente a mi mamá? – Regina negó con la cabeza – Creo que Jorge realmente nunca cambió – Dijo Layla, para después dejar el vaso de chocolate caliente, en el comedor y subir a acostarse en su cama.
ESTÁS LEYENDO
Positive vibe...
Novela JuvenilLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...