Unas horas después…
Estaban en las habitaciones que habían alquilado en el hotel. Layla hablaba con Jahir y Dagna.
– ¿Haz revisado tu salud? –Preguntó Jahir.
–No –Contestó Layla –. ¿Crees que después de todo lo que ha pasado, me pongo a pensar en eso?
–Deberías, no quieres que Antonia al salir te vea más enferma que nunca –Dijo Dagna.
–Bueno, pues vamos con ese tal doctor Logan Norrinson, estoy seguro de que el revisará tu salud –Dijo Jahir.
Layla asintió y sin decir más salieron del hotel, para que después de media hora estuvieran llegando al hospital.
Caminaba nerviosa, tenía mucho que no revisaba su salud, así que esperaba lo peor. Jahir la tenía tomada de la mano, y Dagna solo seguía su paso.
Se dirigieron hacia la recepcionista. Esta los guío hacia el área en la que Norrinson trabajaba. Al pararse en frente de él, este se sorprendió.
– ¿Liberaron a Antonia? –Preguntó.
–No, más bien, vengo a revisar mi salud. Usted llevaba a cargo mi tratamiento cuando era pequeña, así que usted es la persona adecuada –Dijo Layla.
–Ok, sugeriría que te sacáramos sangre.
–Está bien, usted ordena.
Y efectivamente, llenaron dos pequeños tubos de sangre de la chica. Ella estaba tan acostumbrada, así que lo único que la preocupaba, eran los resultados.
–Mañana mismo te tengo los resultados, ahora quiero que descanses.
– ¿Cree que haya empeorado?
–Te voy a ser sincero. No has seguido el tratamiento, así que es lo más probable. Pero te veo más fuerte, así que no sabría decirte.
–Ok. Muchas gracias.
–De nada. No dudes en darme noticias de Antonia.
–Hace poco la visité. Dice que el Abogado no se rendirá.
–Excelente.
Salieron del hospital y caminaban por la acera sin rumbo.
– ¿A dónde vamos? –Preguntó Jahir.
–Propongo ir a un lugar, está abandonado. Cuando era niña, siempre iba ahí sola, después del colegio –Dijo Layla.
– ¿No nos meteremos en problemas? –Preguntó Dagna.
–No.
Caminaron hacia el parque de la colonia, en el que Dagna y Layla se habían vuelto a ver después de muchos años. Cruzaron la calle y se hallaron enfrente de la cafetería que Layla observaba el mismo día. Ella brinco la pequeña franja de tablas, seguida de sus amigos. Se metió en la pequeña cafetería.
Esta estaba, efectivamente, abandonada. Estaba muy sucia. Tenía pequeñas mesitas, y una barra que al lado tenía muchas sillas acomodadas en hilera. Había telarañas y polvo por todos lados. Layla sacudió una de las sillas que estaba al lado de la barra y se sentó.
– ¿Qué haremos aquí? –Preguntó Jahir.
–Digamos que es un lugar en el que podemos hablar de lo que queramos, es como el bosque –Contestó Layla.
Un día después…
–Nos llevaremos a Layla a México –Dijo Paula.
–Yo no me iré de aquí hasta que Antonia este libre –Dijo Francisco.
–Me parece perfecto. Pero como Layla no está con su mamá, la patria potestad nos pertenece a nosotros.
–En efecto, y es nuestra responsabilidad de que continué con el tratamiento.
– ¿A México? –Preguntó Layla entrando en la habitación.
–Sí, Layla. Comprenderás que tú no tienes nada que hacer aquí –Dijo Paula.
–Sí, tengo que estar aquí, tengo que estar visitando a mi madre –Dijo Layla –. Además el doctor Logan Norrinson continuará mi tratamiento, en eso no hay problema –aclaró –. Paula, por favor, quedémonos aquí.
–Pero Dagna tiene que continuar estudiando –dijo Francisco.
–Por mí no hay problema, entiendo todo lo que está pasando –Dijo Dagna que había entrado después de Layla.
–Mira Paula, iré al hospital a recoger mis resultados, cuando venga me das tu decisión –Dijo Layla.
–Pero…
–Adiós.
Layla, Jahir y Dagna salieron de inmediato hacia el hospital. Layla se acomodaba la peluca, cuando Jahir la miró sorprendido.
–No me había dado cuenta de que usabas peluca –comentó.
–Ah! Ernest me la dio –Dijo Layla.
– ¿Estás usando algo que te dio Ernest?
–Al menos de algo sirvió ¿no?
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Positive vibe...
Teen FictionLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...