Jahir observaba a Eleanor, ella fingía que ponía atención a la clase. Al fin dieron el aviso de salida, Eleanor se puso de pie, para después salir del aula rápidamente. Jahir la siguió.
–Eleanor, tenemos que hablar –Dijo ya afuera de la prepa.
– ¿De qué quieres hablar? –Preguntó la chica mirándolo a los ojos. Y notó que estaban rojos e hinchados.
–De nosotros.
– ¿nosotros? Ya no existe un “nosotros” –Dijo Eleanor, para después dar media vuelta y continuar caminando.
Jahir se quedó unos momentos observando cómo se alejaba, para después correr y seguirla.
– ¿Es enserio? –Preguntó al llegar con ella.
–Sí, ¿Creías que era una broma? –Preguntó Eleanor fingiendo una risita.
–No, pero… creía que esto se solucionaría –Dijo Jahir.
–Pues, no. Adiós –Dijo Eleanor, para después subir al carro de su madre e irse a su casa.
Jahir tomó el autobús, vio que Layla y Regina se encontraban sentadas atrás y decidió sentarse en la parte de enfrente del autobús, solo.
Un mes después.
– ¿No creen que Eleanor últimamente está muy sola? –Preguntó Layla – Y Jahir, hace un mes que ni nos habla.
–Sí, los dos están muy solos –Dijo Regina – Ya ni siquiera los hemos visto juntos.
–Yo he estado acompañándolo al bosque –dijo Layla – siempre va al lago, me siento al lado de él, pero nunca se da cuenta, gracias a que lleva los audífonos puestos, y siempre cierra los ojos en el tiempo que pasa ahí. Siempre llora.
–No lo había notado –Dijo Roberto – Ya que siempre Regina y yo nos vamos en el siguiente autobús.
Iban en el autobús, Jahir se bajó seguido de Layla. El no se dio cuenta, así que se adentró en el bosque. Layla lo seguía sin ocultarse, el chico no la escuchaba, ya que traía puestos los audífonos.
– ¿Quieres detenerte? –Preguntó la chica, casi gritando. El chico se sobresaltó y giró asustado – siempre te sigo, sigues el mismo camino y te pones a llorar. ¿Quieres decirme que tienes?
Jahir negó con un pequeño movimiento de cabeza y siguió con su camino. Una vez que llegó al lago, hiso lo mismo de siempre, se sentó, cerró los ojos y comenzó a llorar.
– ¿Qué pasa? –Preguntó Layla tímidamente y a la vez con miedo.
–Layla, hace un mes que mi papá murió y el mismo día terminé con Eleanor –contestó Jahir sin abrir los ojos – fue cuando llegue a mi casa, después de ir a puerto Vallarta, cuando me enteré lo de mi padre.
Abrió los ojos, para después mirar a Layla.
«Llegué a mi casa, habían paramédicos, mi mamá lloraba y mucha gente curiosa estaba afuera» Jahir comenzó a recordar, al mismo tiempo, le iba contando todo a Layla «Los paramédicos no me dejaban entrar, pero desde afuera, podía observar a mi padre tirado en medio de la sala de estar, mi mamá llorando abrazada de la vecina, en la puerta, y los paramédicos acercándose al cuerpo de mi padre. Mi mamá me vio minutos después de que yo había llegado. Corrió hacia mí y me abrazó fuertemente, ella no quería que yo viera la escena en la que sacan a mi padre y cierran esa bolsa negra en la cual habían metido su cuerpo, pero no lo pudo evitar. Yo había deshecho el abrazo y había corrido hacia mi papá, pero los paramédicos me tomaron fuertemente de mis brazos. No me dejaban acercarme.
– ¿Qué le pasó? –Le pregunté a un paramédico.
–Tuvo un derrame cerebral –me contestó el señor – desgraciadamente llegamos tarde.
– ¿Por qué? –Pregunté, llorando y enojado.
–La llamada se hiso horas más tarde –me contestó el paramédico y se fue.
Me dejaron acercarme a mi padre, corrí y abrase su cuerpo pálido y frío. »
– ¿Recuerdas que ese día en la noche llovió? –Preguntó Jahir, Layla solo asintió.
«Comenzó a llover, y los forenses subieron a mi padre a una camioneta, los paramédicos se fueron y la multitud fue disminuyendo poco a poco. Yo me dirigí hacia mi madre. Y comencé a gritarle.
– ¿Por qué no llamaste a tiempo? – Le pregunté enojado.
–Yo… yo… yo… no estaba –me contestó mi mamá nerviosa.
– ¿Dónde estabas?
–Fui a trabajar en tiempo extra –contestó mi mamá. Al verla llorar desconsoladamente, entendí que ella no tenía la culpa, que yo no tenía que gritarle, y que ella no lo había matado.
Al siguiente día, desperté y no quería aceptar lo que pasaba. Fui a la recamara donde dormían mis papás, mi mamá ya se había ido a preparar el funeral, me dirigí hacia la cama, abracé la almohada de mi papá y dije: “Adiós papá, me voy a la prepa, que tengas un buen día”
Cuando llegue a la prepa, me comporté como si nada, como si el único problema que tenía era con Eleanor. Cuando llegue a mi casa, al ver la almohada ahí, como la deje, entendí que mi papá realmente se había ido, para nunca regresar, que tenía que seguir adelante, pero el dolor no me dejaba. Realmente necesitaba la compañía de Eleanor, pero no le dije lo que sucedía para que no sintiera lastima por mí.
Sentía que debía de afrontar todo ese dolor solo. Mi mamá llegó por mí y nos fuimos al funeral. Fue lo más duro para mí, porque no estaba él, no estabas tú… no estaba Eleanor. Solo estaba yo, con mi madre, mi única compañía.
Cuando llegamos del funeral, le pregunté a mi madre…
– ¿Qué causó el derrame?
–Un golpe, se cayó y su cabeza chocó fuertemente con el piso. –Me contestó mi madre secándose las lágrimas.»
–Desde ese día, no he sido el mismo, y no creo volverlo a ser –Dijo Jahir al terminar la historia – siempre he venido al lago, siempre sentí compañía, creí que era mi padre, pero ahora veo que siempre fuiste tú y que nunca estuve solo.
Los dos lloraban, Layla no sabía que decir, así que solo lo abrazó.
–Tienes la compañía de tu padre –Dijo Layla después de unos minutos de silencio. Jahir giró la mirada hacia ella rápidamente – El estará siempre contigo.
Jahir dirigió la mirada hacia el lago, para después cerrar los ojos y ponerse los auriculares. Layla entendió que tenía que guardar silencio y se quedó acompañándolo el resto de la tarde, como todo los días.
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Positive vibe...
Novela JuvenilLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...