-Layla ¿Qué tienes? –Preguntó Antonia.
-¡Mamá! No recordaba que estas aquí – Dijo Layla.
-¿Por qué no contestas mi pregunta? ¿Qué pasa?
-Volví a ver a Ernest – contestó Layla.
-¿Qué quería? –Preguntó Amanda irritada.
-No lo sé, solo lo ignoré.
-Bien y… ¿Por qué no me dices que pasó con tu abuela ayer en la noche? –Preguntó Antonia-Escuché que le decía a tu amigo, que se alejara de ti.
-Mamá, mi abuela teme que me pase lo mismo que a ti - Contestó Layla – Mi abuela no tiene derecho de influir en mis decisiones, ni mucho menos en mi vida. Además Jahir y yo, solo somos amigos, nunca seremos algo más.
-Layla, recuerda que estamos en su casa – Dijo Antonia.
-Igual, no le da derecho. –Dijo Layla - ¿Por qué no nos vamos de esta casa?
-Tarde o temprano, hija, no te preocupes.
Después de unos minutos, Paula entró al cuarto.
-Layla, te habla el muchachito – Dijo – Creí que le había dicho que se alejara de ti, pero ya veo que no hizo cas…
Layla salió del cuarto, sin importarle que su abuela no hubiera terminado de hablar. Bajó corriendo las escaleras y salió de la casa.
-Jahir ¿Qué haces aquí? –Preguntó Layla.
-Alcancé a ver que tu padre te perseguía, y me quedé en el parque, dudando si venía a ayudarte o no. –Dijo – Y veo que me decidí muy tarde.
-Bueno… pues lo ignoré –Dijo Layla - ¿Me acompañas a casa de Regina?
Llegaron a la casa de su amiga, y Layla tocó el timbre de la puerta principal. Regina abrió la puerta, sus ojos estaban rojos, al igual que su nariz y todo el contorno de ella.
-Hola –Dijo Layla.
-Pasen, estoy… sola –Dijo Regina, haciéndose para un lado, para dejarlos pasar.
Layla y Jahir entraron. La casa era elegante, las paredes eran de un gris claro, los sillones eran de color crema y las sillas del comedor estaban tapizadas de rojo.
-¿Qué hacías? –Preguntó Layla.
-Preparaba mis maletas – contestó Regina.
-¿Te mudarás? –Preguntó Jahir.
-Si, a casa de mi padre.
-Tal parece que tu madre, no cambio de idea –Dijo Layla.
-No –Dijo Regina – Vamos al segundo piso, tengo que salir hoy a casa de mi padre, y no he terminado de preparar las maletas.
Subieron y entraron al cuarto de Regina. Estaba todo destrozado, el vidrio del peinador estaba roto, habían muchas cosas tiradas en el piso, la mayoría estaban rotas y en la cama, habían dos maletas grandes, con ropa.
-¿Qué paso aquí? –Preguntó Layla asustada.
-Digamos que me enojé un poco –Contestó Regina.
-¿Un poco? Mujer ¡Tu si tienes un carácter asombroso! –Dijo Jahir.
-¡Jahir! –susurró Layla y le dio un codazo en las costillas, en señal de que se callara.
-Sinceramente… no espero nada bueno de mi padre – Dijo Regina.
-Bueno, solo piensa que estarás bien, y sigue sonriendo –Dijo Layla.
-Sí, se positiva –Dijo Jahir.
-Ah! Como es tan fácil –Dijo Regina sarcásticamente – Igual, gracias.
-Si te lo propones, seguro será más fácil de lo que piensas – dijo Jahir.
Su celular comenzó a sonar, el contestó y salió del cuarto.
-Regina, mi abuela me comienza a asfixiar –Dijo Layla.
-¿Por qué lo dices? –Dijo Regina cerrando una maleta.
-Me comienza a tratar como trató a mi madre, cuando se enteró de que salía con Ernest –Dijo Layla, mientras recogía las cosas tiradas en el suelo.
-¿Y porque no se van de su casa? –Preguntó Regina.
-Ya se lo propuse a Antonia.
-¿Y qué dijo?
-“Tarde o temprano” –Dijo Layla imitando la voz de Antonia.
Jahir entró al cuarto.
-Chicas, me tengo que ir –Dijo.
-Te acompaño a la puerta –Dijo Regina.
-Adiós Layla –Dijo Jahir
-Adiós, con cuidado –Dijo Layla.
-Sí.
Después de un minuto, Regina volvió a entrar al cuarto, terminó de empacar y ayudó a Layla a recoger. Terminaron en media hora.
-¿Quieres cereal? –Preguntó Regina.
-Sí, tengo mucha hambre, no he comido nada en todo el día –Contestó Layla.
Estaban en el sillón viendo la TV, cuando la mamá de Regina llegó.
-Señora Carmina, buenas noches –Dijo Layla.
-Hola Layla –Dijo la mamá de Regina – Hija ¿Ya preparaste tus maletas?
-Sí –Contestó Regina triste
-Ok. En treinta minutos te llevo a casa de tu padre - Dijo Carmina, para después subir al segundo piso.
-Regina, yo me voy –Dijo Layla, dejando el plato de cereal en el comedor.
-Si quieres, puedes marcarle a tu madre para que venga por ti –Dijo Regina, entregándole un teléfono a Layla – Ya es tarde.
-Gracias.
Marcó algunos números y en unos minutos después, cortó la llamada.
-Y, bien ¿vendrá por ti? –Preguntó Regina.
-Si, en unos minutos llega.
Pasaron quince minutos, cuando comenzó a sonar el timbre de la entrada principal, Regina fue a abrir.
-Layla, es tu madre –Dijo.
-Ok. Bueno… ya me voy… ¡Suerte! –Dijo Layla – Todo va a salir bien. Me mandas un mensaje cuando llegues.
Le dio un fuerte abrazo a su amiga y se fue, en un taxi con su madre.
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Positive vibe...
Teen FictionLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...