Entraron a la casa e inmediatamente Miguel miró a Regina. Ella hiso como si no hubiera notado que él estaba ahí, pero sus mejillas no la habían ayudado en nada, sonrojándose. Layla y su amiga, subieron las escaleras y acompañadas de Dagna, comenzaron una charla.
Horas más tarde, Miguel se ofreció en acompañar a Regina a su casa.
–Vale, te veo en un rato –Dijo Layla, después, terminó la llamada.
Se apresuró en levantarse de la cama, dejando caer muchos libros que estaban encima de ella. Los levantó rápidamente, agarró un cambio de ropa y en el intento de salir rápidamente al pasillo, chocó contra la pared y calló de golpe. Gimió de dolor, para después ponerse en pie, tomar el cambio que había caído junto a ella, y comenzar a caminar con calma. Se duchaba, un recuerdo repentino sobre su accidente, llegó a su cabeza. «Cayó al lago, sintió el agua fría, el calambre en el pie la orillaba a rendirse. Se hundió, intentaba volver a la superficie, pero el pie dolía. Dejó de insistir y se relajó, para que después, el agua entrara en los pulmones. Una pequeña corriente, la movió un poco y chocó contra una piedra. La corriente cesó.»
Abrió los ojos al instante, el agua caía sobre su cara, cerró inmediatamente la llave y respiró rápidamente. Creía que se ahogaba, pero no era así, era solo el delirio del recuerdo. Terminó de ducharse, se puso unos jeans negros, con una blusa de tirantes roja y unas botas negras.
Bajó apresuradamente al primer piso y tomó un poco de agua, para tratar de tranquilizarse. Tomó unas llaves para la cerradura de la puerta principal y salió a paso decidido, para dirigirse hacia Jahir en el lugar acordado.
Caminaba por la acera, pensaba en lo sucedido en la ducha. Llegó al lugar y se sentó en una de las sillas que había ahí, recargando sus codos en la mesita y su cabeza en ellos.
Jahir llegó y se sentó de modo que quedara en frente de ella. La miró a los ojos fijamente sin decir nada, ya que la chica se encontraba tan sumergida en sus pensamientos, mirando hacia la mesa, que no se había dado cuenta de que Jahir había llegado. Pronto, el chico puso su mano en el hombro de Layla y esta se sobresaltó. Lo miró y sonrió, para que después, los dos chocaran sus labios.
– ¿En qué pensabas? –Preguntó el chico, una vez que despegaron sus labios.
–En nada, solo… pensaba –Él la miró desconcertado y después le indicó al mesero que se acercara para pedir lo que querían comer –. Solo agua.
– ¿Bromeas? –Preguntó Jahir, después sonrió y se dirigió al mesero –Dos hamburguesas, por favor, y dos coca colas.
– ¿y la dieta? –Bromeó el mesero, se retiró y minutos después, regresó con lo que Jahir le había pedido.
–Gracias–Dijeron Jahir y Layla al unisono.
Acabaron de comer, Layla lo hacía solo para que Jahir no se molestara. La verdad, el apetito se le había ido, al caer fuertemente, ahora solo pensaba en aquel recuerdo y el dolor que el golpe le había causado en la espalda.
–Dime, que pensabas. Te veías preocupada –Preguntó Jahir, mientras caminaba junto con Layla por la acera.
–Es solo que recordé parte de mi accidente –Contestó Layla. Le habló sobre el asunto. Además, incluyó en su redacción la historia sobre el accidente y la visita que le había hecho a Valeria al orfanato. Jahir escuchó con atención, boquiabierto por el suceso del accidente.
– ¿Tan rápido? –Preguntó Manuel. La señorita asintió y el sonrió. Abrazó a la pequeña y le indicó que hiciera las maletas. Esa noche, iría a su nueva casa.
Entraron al pequeño departamento. Este estaba ordenado, amplio y cálido. El la guió hacia su nueva habitación y juntos, acomodaron las pertenencias de la pequeña.
–Llámale a Layla, que nos venga a visitar –Dijo Valeria.
– ¡No es mala idea! –Dijo Manuel, para después tomar su celular y salir de la habitación.
Su nuevo celular sonó. Layla contestó y se apartó de Jahir. Él la vio sonreír y saltar de alegría. Repetía muchas veces las palabras “No me la creo”. Después de unos minutos volvió. Miró a Jahir y sonriente, le plantó un beso.
–Me tengo que ir –Dijo.
– ¿A dónde vas? –Preguntó el chico, que sentado en la banca, la miraba.
–A casa de Manuel, Valeria ya está con él –Contestó la chica, para después volver a besarlo y retirarse sin decir más, mandándose mensaje tras mensaje, con Manuel, por el celular mientras sonreía.
«Ha estado muy reservada» Pensó Jahir.
« ¡Que cortante fui! » Pensó Layla. «Seguro ni lo notó.» Caminó como si esos pensamientos nunca hubieran pasado por su mente.
–Recíbela tú –Dijo Manuel, mientras la puerta principal, recibía golpes secos.
Valeria abrió la puerta, y Layla se agachó para abrazarla. Las dos lucían felices. Manuel las observaba desde la sala principal, sonriendo.
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Positive vibe...
Teen FictionLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...