– ¿Tienes un botiquín de emergencias? –Preguntó Layla.
–Sí, en el baño hay uno –Layla se puso de pie y se dirigió hacia donde el chico había indicado, para después volver con el botiquín en las manos.
–Quédate quieto –Ordenó Layla. Remojó un algodón en alcohol y lo puso delicadamente en una herida que Jahir tenía en la frente. Este se sobresaltó, pero después comenzó a aguantar el dolor. –Ya es todo –Dijo después de unos minutos –. ¿Por qué me tomaste por la fuerza cuando estábamos en el departamento de Manuel?
–Porque no tenías nada que estar haciendo ahí.
–Pues tú querías que me fuera –Dijo Layla –. ¿O ya te olvidaste como me contestaste cuando salí de aquella casa?
–Porque me hablaste como si yo hubiera sido el único culpable de lo que pasó.
–Te recuerdo que tú fuiste quien llegó agresivo –Repuso Layla.
– ¿Por qué? ¿Acaso te has preguntado por qué? –Preguntó Jahir incrédulo –. ¿No oíste lo que dije? Jorge golpeó a Catalina, eso es suficiente para que me haya hecho enojar.
–Lo siento, pero no lo puedo llegar a entender, porque no sé lo que es Catalina para ti.
–Catalina es como la hermana que nunca tuve –Dijo Jahir –. Y si eres lo suficientemente insensible para no entenderlo, creo que esta plática nunca llegará a su fin –Layla lo miró sin saber que decir –. Dormiré en el cuarto de mi madre.
Layla se metió debajo de las sabanas y cerró los ojos, tratando de olvidar lo estúpida que había sido con Jahir. Sin embargo, no lo logró, porque repasaba una y cada una de las palabras que le había dicho.
Por su parte, Jahir había quedado exhausto después de la pelea, que quedó dormido al instante.
Al día siguiente…
La luz que entraba por la ventana, impedía que Layla pudiera abrir los ojos. La cabeza le dolía intensamente, y ni hablar de la herida que tenía en la frente. Jahir entró a la habitación, cerró las ventanas, para después volver a salir, sin mirar a la chica. Ella revoleó los ojos y se incorporó en la cama. Jahir pasaba a cada rato por el pasillo, para después entrar al cuarto de su madre y algunas veces, en su propio cuarto. Layla se puso de pie y doblando las sabanas, las acomodó muy bien en la cama.
Salió de la habitación y fue directamente al cuarto de baño, tomó su ropa que todavía estaba mojada y salió para después bajar al primer piso.
–No tienes que ponerte tu ropa, puedes irte con el pijama –Dijo Jahir seriamente.
La puerta principal estaba abierta, dejando ver unas calles mojadas, gracias a la tormenta de la noche.
–Prefiero no deberte nada –Dijo Layla.
–Tómalo como un agradecimiento de que me hayas curado las heridas.
– ¿Un pijama de agradecimiento?
–Bueno, pues vete con tu ropa mojada si eso es lo que quieres.
Layla entrecerró los ojos, para después tomar su celular, el cual había tirado en uno de los sillones, la noche pasada.
–Ok, me voy.
– ¿No quieres que te lleve?
–No, suficientes molestias te he dado –Dijo Layla, para después salir de aquella casa, caminar por la acera y tomar un taxi para dirigirse a su casa.
Como era de esperarse, la casa estaba sola. Layla para comprobarlo, llegó gritando con un “Hola, ¿Alguien aquí?” Al ver que nadie contestaba, subió rápidamente a su recamara, tomó un cambio de ropa y se duchó.
Jahir se dirigió hacia el comedor, cuando vio en la mesa, un papel. Lo desdobló y se encontró con una nota de su madre. Decía:
“Jahir, como estabas tan enojado y decidido en quedarte aquí en México, pues decidí que yo ya no podía hacer nada.
Te dejo la casa, no la venderé, así como también te dejo un poco dinero, para que puedas sobrevivir mientras encuentras un trabajo estable. De todos modos, no dudes en mandarme una carta si necesitas algo, sabes que soy tu madre y no te dejaría nada más con la casa, si no te ayudaría en lo que pudiera. A la vuelta del papel, te dejo la dirección, en la que estaré viviendo allá en Inglaterra, por si un día te dignas en visitarme.
Estaré esperando una carta o tu visita.
-Helena”
Jahir volteó el papel y efectivamente, la dirección estaba anotada delicadamente, para que se pudiera entender lo que decía. Dejó el papel en el comedor y fue a sentarse en uno de los sillones de la sala de estar, para después encender la televisión.
Unos golpes secos sonaron en la puerta de entrada. Layla se paró al instante, dejando caer una pila de libros que estaban al lado de ella. Los recogió al instante y bajó al primer piso, para después, abrir la puerta. Eleanor estaba completamente mojada, ya que la lluvia había comenzado a caer. Layla la hiso pasar.
– ¿A qué viene tu visita? –Preguntó.
–Quería ver como estabas, después de los golpes que te llevaste ayer en la noche y de que Jahir haya salido molesto a buscarte, me quedé preocupada por ti –Contestó Eleanor –. Por cierto, detuvieron a Jorge, está en la delegación.
– ¿Y eso?
–Ayer, los vecinos de aquella casa, llamaron a la policía por la pelea, todos dijimos que Jorge la había comenzado y que a Jahir se lo habían llevado al hospital, y así fue como lo detuvieron cuarenta y ocho horas –Contestó Eleanor. Layla rió.
– ¿Quieres algo de tomar? –Preguntó Layla.
–Más bien, yo vine a sacarte de aquí y llevarte a comer –Dijo Eleanor –Vamos.

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Positive vibe...
أدب المراهقينLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...