- Janine - una mano toca mi hombro y salto de sorpresa.
- Sí - respondo, algo alterada por el susto.
- ¡He estado llamándote insistentemente! - dice, cruzando los brazos.
- Lo siento, he estado distraída desde esta mañana - me disculpo encogiéndome de hombros - ¿Necesitas algo, Erika? - pregunto con cierta vergüenza.
- Sí - sonríe de manera sarcastica- saldremos esta noche, señorita distraída - comenta con tono jocoso.
- ¿Salir? - la miro arqueando una ceja.
- Sí, señorita, ¿conoces el significado de salir? - ruedo los ojos - bueno, te recojo a las nueve, pásame tu dirección.
- Erika, aún no he dicho que voy a salir - dirijo la vista a la pantalla de la computadora, intentando ignorarla.
- Todos iremos, así que no serás la excepción - se encoge de hombros. Suspiro, resignada.
- Está bien, para que no digan que soy aburrida - le apunto con el dedo en señal de advertencia.
- Así me gusta - niego con la cabeza, sonriendo.
Ella es todo un caso.
- Dame tu dirección - saca su celular y hace algunas anotaciones, luego me mira - ¿Qué esperas?
- Te la paso por WhatsApp - sonrío inocente - en realidad no me sé la calle - ella pone los ojos en blanco.
- Está bien, no te quito más tiempo, guapa. No olvides enviarme la dirección. Nos vemos en la noche - me guiña un ojo y se va, dejándome de nuevo con mis pensamientos.
Suena el teléfono sacandome de ellos.
- Buenas tardes, le saluda Janine Dávila de Britt Company and Exports. ¿En qué puedo ayudarle?
- Qué servicial - dice alguien en la línea, dejándome helada - ¿podría venir a mi oficina, señorita Dávila? - responde con voz grave.
- Sí, señor Britt - digo lentamente, aún sorprendida.
¡Nunca antes me había llamado! ¡Qué vergüenza!
Me levanto, dejo el teléfono en su lugar, arreglo mi ropa y me dirijo a la oficina de mi jefe antes de ir a la del jefe de mi jefe.
Toco la puerta y entro.
- Señor Ramírez, disculpe la interrupción, el señor Britt me ha solicitado en su oficina, Cualquier cosa, me comunica estaré pendiente de los correos - él asiente con la cabeza y continúa en su llamada.
Camino despacio para calmar mis nervios, aunque no sé por qué estoy tan nerviosa.
Saludo a algunos compañeros de trabajo antes de subir al ascensor. Suspiro varias veces hasta llegar a la oficina.
Como siempre, Gabriela está al teléfono y ocupada con unos papeles, dando la impresión de que en cualquier momento podría protagonizar una escena típica de High School Musical. Le hago una seña indicando que entraré y ella asiente.
Toco la puerta un par de veces hasta escuchar un "adelante".
- Señor Britt, dígame - sonrío cordialmente al llegar frente a él.
- Señorita Dávila, quiero que usted evalúe todos los contratos antes de que lleguen a mis manos - me quedo en shock - como lo hizo en aquella reunión - dice dejando su bolígrafo sobre el escritorio.
- No sé qué decir - respondo sin dejar de mirarlo, lo examino discretamente. Su traje azul marino está impecable, al igual que su corbata a juego, su cabello bien peinado y su típica barba de días.
Después de varios días trabajando en esta empresa, me doy cuenta de que mis jefes son realmente atractivos, aunque no lo había notado hasta hoy.
- Piénselo, aunque tendrá que aceptar si quiere seguir trabajando en mi empresa, No quiero que me demanden por tener a una persona con título universitario - hace una pausa breve - en el puesto de una simple secretaria - se encoge de hombros.
- No es tan malo en realidad... - me interrumpe.
- Puede que no sea malo, pero es una persona capacitada y debemos aprovechar sus conocimientos - entrelaza las manos.
- Entiendo - me muevo inquieta en mi lugar- Ya que no me da más opciones... señor Britt, acepto - muerdo mi labio inferior
- Ya que ha aceptado, acompáñeme, señorita Dávila - se levanta de su asiento con una elegancia impecable. Se acerca a mí y, como todo un caballero, me indica que lo siga abriendome paso hacia puerta, donde elegantemente la abre, sigo su caminata de forma automatica pasando delante de Gabriela, quien nos observa con la boca abierta. Aunque no estamos tomados de la mano ni nada por el estilo, el simple hecho de caminar juntos ya genera rumores, esto es peor que la casa real de gran bretaña, Rezo mentalmente para que no hagan especulaciones, sería lo último que necesito en mi vida. Abre una puerta de color marrón, revelando la oficina más impresionante que jamás he visto.
- Es hermosa - susurro en voz alta, sin poder dejar de admirarla.
- Me alegra que le haya gustado - sonríe - no haytiempo para hacer cambios, tiene mucho trabajo desde ahora señorita Dávila - le sonrío de lado mientrasél mete las manos en los bolsillos - acomódese, tiene 48 horas para sentirse agusto, Hablaré con mi secretaria para informar a Velazco sobre su ascenso ypara encontrar una nueva secretaria para Ramírez - asiento sin cuestionar nada.
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Sálvame: El cambio que hace el amor verdadero a alguien con corazon de Hierro
RomanceApril Anderson es una joven dulce, humilde y extrovertida que, a lo largo de los años, ha enfrentado experiencias desgarradoras que ninguna mujer debería soportar. A pesar de los desafíos, su espíritu resiliente y su corazón amable la mantienen en p...