CAPITULO 66

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—¡SORPRESA! —gritaron las chicas al entrar al ENORME edificio. El departamento que Mariana había alquilado para la despedida de soltera era impresionante.

Me reí a carcajadas al ver la cantidad de decoraciones con temática de penes y la torta que no era menos extravagante. Las mujeres llevaban diademas con orejas de conejo. Había tantas mujeres en el lugar que ni conocía, seguramente eran invitadas de Raizad.

—¡Estás demente! —le grité al oído de Mariana, debido al bullicio de la fiesta.

—Todo por mi cuñada —gritó con una sonrisa.

—Me agrada la ricachona — me dice Lisbeth.

—Somos dos — hable, chocando nuestros vasos antes de beber de un solo sorbo. Una de las mujeres del lugar se acercó a mí y me entregó una cinta que decía "BRIDE TO BE" ("FUTURA NOVIA"). Otra chica me colocó un mini velo en el cabello. Me saludaron como si nos conociéramos de toda la vida, y el ambiente era tan agradable que jamás había imaginado participar en una locura como esta.

A medida que pasaban las horas, los tragos se acumulaban y eran ya las tres de la mañana. Estábamos todas borrachas, incluida yo. Habíamos bailado, tomado fotos, llenado las memorias de nuestros celulares y bebido hasta intoxicarnos de alcohol. Me senté con Natalia, riéndonos de la nada. Cansada de los tacones, me los quité y caminé descalza hacia el baño, tratando de encontrarlo entre el bullicio.

Mientras estaba en el baño, el griterío continuaba. Hice mis necesidades y me arreglé un poco el maquillaje con toallitas húmedas. Mi cabello estaba hecho un desastre.

Al salir, me quedé estática al ver a cuatro hombres bailando con algunas chicas que parecían más perdidas que la Atlántida.

Mariana estaba disfrutando al máximo, siendo la única consciente en el lugar por su ahora embarazo.

—¿Dónde está la novia? —preguntó uno de los hombres, vestido solo con jeans y botas, mostrando su musculoso cuerpo.

—Ella —señaló Mariana, y el hombre se acercó de manera "provocativa" hacia mí mientras las chicas conscientes comenzaban a gritar. Hice una mueca, incómoda. El hombre agarró mi mano y me arrastró a una de las sillas, me sentó y empezó a bailar conmigo. Todas comenzaron a grabar y a gritar, y yo simplemente me dejé llevar, deleitándome con semejante cuerpazo.

Mariana, aunque estés embarazada, estarás muerta.

No sé cómo terminé en el balcón con una de las vistas más impresionantes de Nueva York. Me levanté como pude, aún con el alcohol en el sistema, tan ebria que podría haberme lanzado como Spider-Man desde la terraza. Entré antes de contraer una hipotermia y no casarme al final, lo cual sería épico.

Ya me imaginaba en los titulares. Caminé hacia la cocina para buscar agua, observando el desastre que había dejado la fiesta. Algunas chicas estaban en el piso durmiendo, otras vomitadas.

Qué asco.

Vertí un poco de agua en un vaso y lo bebí de un solo trago. Mariana apareció frente a mí, todavía soñolienta, y me sonrió. La fulminé con la mirada.

—¿Qué? —preguntó con voz chillona.

—Gracias, ahora sé cómo duermen los animalitos —le respondí, cruzándome de brazos y alzando una ceja.

—¿Dormiste en el balcón? —se carcajeó.

—No es chiste —ruede los ojos— Aún me siento ebria.

—Se nota —asintió—. Ven, es tarde. Tenemos que prepararnos para tu boda —dijo, dando pequeños saltitos.

—Sí, me caso —suspiré—. ¿Tu hermano será bueno para mí?

Sálvame: El cambio que hace el amor verdadero a alguien con corazon de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora