CAPÍTULO 12

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- Gracias, Natalia. La cena estuvo deliciosa - elogio, admirando el buen gusto de Natalia.

- De nada - responde con una superioridad fingida, y nos reímos.

- ¿A dónde iremos ahora? -pregunta Erika.

- Hablé con Daniel y Miguel, Acordamos encontrarnos en una discoteca cerca de aquí - responde Natalia, sin apartar la vista del celular.

- ¡Perfecto! ¿Qué estamos esperando entonces? - digo con una sonrisa, dejando de lado la timidez de April.

- ¡Esa es la actitud! - exclama Gabriela, levantándose de la mesa. Nosotras la seguimos después de dejar el pago sobre la mesa. Natalia desactiva el seguro del auto y subimos a nuestros respectivos asientos, rumbo a nuestro destino incierto.

Después de unos minutos y varias vueltas, llegamos a la discoteca Bembe, un nombre un tanto peculiar. Desde fuera, el ambiente se siente agradable y las luces coloridas complementan la atmósfera.

- Déjenme llamar a Daniel - dice Natalia, haciendo señas para que esperemos. Asentimos.

Me resulta extraño estar en lugares como este. Hace tiempo, la antigua yo era muy fiestera, con un carácter muy vivaz. Ahora, la vida ha cambiado mucho.

- Está en la zona VIP - me saca de mis pensamientos Natalia.

- ¿Estás bien, Janine? - pregunta Gabriela a mi lado.

- Sí, ¿por qué lo preguntas? - sonrío para tranquilizarla.

- Tienes una expresión... Si necesitas algo, solo dímelo -asiente en respuesta.

Entramos al conocido Bembe, esquivando a las personas que pasan a mi lado, la música a todo volumen llena el ambiente mientras la gente mueve sus caderas al ritmo. En medio de esta vibrante atmósfera, dejo atrás todos mis problemas y me concentro en disfrutar al máximo esta noche. Siguiendo el camino de las chicas, llegamos a la zona VIP del lugar. Saludo a algunas personas desconocidas y también a Daniel y algunos compañeros de trabajo. Nos sirven unas cervezas y yo bebo un poco, haciendo gestos de sorpresa por el sabor.

- ¿No te gusta? - pregunta Daniel en mi oído, mientras las chicas se ríen.

- ¿Me creerías si te digo que es la primera vez que pruebo esta bebida alcohólica? - lo miro con duda.

- No te creo - reímos juntos y asiento con la cabeza.

- A bailar se ha dicho – gritó Erika, arrastrando a Natalia y a Miguel hacia la pista de baile. Gabriela, Daniel y yo nos reímos a carcajadas mientras observamos a nuestros compañeros moverse al ritmo de la música, sumergiéndonos en el ambiente animado de la discoteca.

Después de media hora de risas y bebidas, Gabriela decide ir a bailar y sin decir una palabra me extiende la mano. La tomo y me levanto, dejando mi chaqueta de jean con Daniel, quien nos observa con una sonrisa cómplice. Tomo un trago de mi cerveza, que ya lleva más tiempo de lo debido, y salimos del área VIP directo hacia donde están las chicas.

Movemos nuestras caderas al compás de la música, dejando que el alcohol nos haga sentir más ligeros. Bailamos hasta que las canciones terminan y regresamos a nuestros asientos. Me abanico con la mano para refrescarme un poco.

Daniel regresa con algunas cervezas en las manos y me ofrece una. La bebo hasta la última gota.

- Parece que tenías mucha sed – comenta Daniel sorprendido.

- Demasiada – respondo con una sonrisa. Reviso mi celular y veo que ya es la una y media de la madrugada. Lo guardo y continuamos conversando hasta que decidimos salir a bailar nuevamente.

Siento un ligero mareo y decido ir al baño rápidamente, con una urgencia repentina por usarlo. Pido permiso entre las personas que obstruyen mi camino y termino tropezando con alguien.

- Lo siento mucho – digo al levantar la mirada y darme cuenta de que he derramado su bebida.

- Tú tropezaste – responde la persona con voz seria. Al levantar la vista, me encuentro con alguien que nunca imaginé ver aquí, mucho menos en un lugar como este de ambiente relajado.

- ¿Señor Britt? – lo miro sorprendida, con la ceja arqueada.

- Señorita Dávila – me mira con seriedad, lo que me hace tragar saliva nerviosamente.

Sálvame: El cambio que hace el amor verdadero a alguien con corazon de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora