—Hola, querida, mucho tiempo sin verte —habla Alejandra, dándole un par de besos en la mejilla a Raizad como si fueran amigas de toda la vida. Tadeo, por otro lado, se da la mano con Andriel, mientras Mariana presenta a sus primos y tíos con una sonrisa de oreja a oreja. Yo, junto a Azael, trato de no parecer sospechosa, preparándome mentalmente mientras Mariana nos guía tomados de la mano para acercarnos. La maldigo mentalmente millones de veces. Los acompañantes de Miranda palidecen al verme, trago saliva, confundida por la actitud de todos.
—Hola, buenas noches, feliz año nuevo —hablo como toda una señorita educada, extendiendo la mano hacia Sebastián, que está pálido como un papel.
—Ho... hola —susurra con miedo, le doy una sonrisa cuando responde a mi saludo.
—Buenas noches a todos —saludo en general, dando la mano a cada miembro de la familia Esparza, que me mira incómoda e incomodados.
—April, ¿eres tú...? —habla Tadeo con temor.
—¿April?... ah, por su puesto, su nuera fallecida —hablo como si nada, incluso sorprendiéndome a mí misma.
Giro la mirada, un error, conectándome con la mirada de Víctor, que se queda estático en su sitio.
—De esto hablaba —dice Alexis, lanzándome una mirada de disculpa, sabiendo lo que había pasado antes —Familia, ella es Janine Anderson, la prometida de mi cuñado Azael —señala.
—Imposible —dice Alejandra después de unos segundos—. Eres idéntica...
—¿Quién es idéntica? —interviene la voz de Alaska, girándose hacia donde todos miran, algo que me había estado preguntando por qué no estaba en el lugar.
—¡April! —exclama, elevando su tono de voz, asustada.
—Hola —digo un tanto incómoda. Azael agarra mi cintura como si fuera de su propiedad, siento que mis piernas podrían fallar en cualquier momento, es demasiado para un día.
—Eres idéntica... sí —dice Víctor, dejándome sin aire, caminando hacia mí— Sé que tú no eres mi esposa, Ella detestaba ese color de cabello —me sonríe de lado, observando mis movimientos— Odiaba maquillarse demasiado, era una mujer sencilla, bella, no necesitaba mucho arreglo, a si que disculpa a mi familia, esto es nuevo para nosotros —continúa, tomando de la mano a Alaska y acercándose a nosotros— Y felicidades por su compromiso —añade, con su semblante serio, como si intentara leer dentro de mí.
¡Diosito lindo!
no soy la misma de antes, Víctor.
Hiciste que me cierre como una caja fuerte con múltiples paredes de hierro.
—Me alegro por eso —le sonrío melancólica, sabiendo que es mentira.
Preguntan: ¿Qué sentiste?
Respondo: no se si en realidad se dio cuenta o está siguiéndome el juego, pero dejando de lado me siento rara.
Él extiende su mano, Azael la estrecha. Yo dudo unos minutos, con miedo de volver a sentir su piel sobre la mía después de tanto tiempo.
Vomitaré en este momento, pero debía hacerlo, aunque llore o patalee.
—Bueno, no empecemos este nuevo año con cosas tristes —habla Alaska. Trato de no fruncir el ceño.
¿Qué pito toca esta mujer aquí... ¡Hipócrita! ¡quita maridos! ¡por ti me maltrataron escoria de la vida!
—Tienes mucha razón, Alaska. Año nuevo, nuevas cosas. Esperemos que este año sea la boda de mi hijo y la tuya, querida niña amiga Andriel —dice Tadeo.
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Sálvame: El cambio que hace el amor verdadero a alguien con corazon de Hierro
RomanceApril Anderson es una joven dulce, humilde y extrovertida que, a lo largo de los años, ha enfrentado experiencias desgarradoras que ninguna mujer debería soportar. A pesar de los desafíos, su espíritu resiliente y su corazón amable la mantienen en p...